La boda de Conchi y Carlos en Barcelona, Barcelona

No comenté nada a nadie y a las 12 llegó la hora de ir a la peluquería de mi amiga a peinarme y maquillarme. Mi familia después de sus sesiones de pelu y maquillaje se reunieron allí conmigo y empezaron las fotos y las entrevistas para el vídeo. ¡A partir de ese momento fue una locura! La gente entrando y saliendo, mis hermanas histéricas, mi madre histérica, yo histérica. Sube mi amiga con su novio diabético a punto de darle un yuyu por una gran bajada de azúcar. ¡TODOS HISTÉRICOS!

Una vez llega el padrino echo a todos fuera de casa, ¡era tarde! ¿Qué hacía media boda en mi casa? Me leyó un precioso poema y junto con mi padre esperamos que fueran las cinco. Tic tac, tic tac... ¡LAS CINCO! Así que bajamos de mi casa con una super calma que a mí me estaba poniendo taquicárdica y vamos a la iglesia. Mi cabeza no paraba de pensar si mi marido se iba a presentar o si en mitad de la misa iba a decirme que no podía casarse. Nos acercamos a la iglesia y voy viendo a la gente fuera de la iglesia. ¿QUÉ HACEN TODOS FUERA? Ya está, el novio no se presenta. Habíamos quedado con el cura que a las 5 en punto entraba toda la gente y todo seguido mi marido a esperar en el altar a la novia, ¡y ya eran las 5.15! Justo llegamos y ¡PUM! me cruzo con él. No hago más que decir:”¡Mierda, mierda! Ver a la novia antes da mala suerte! Esta es mi sentencia de muerte.

Entra y justo cuando escucho que empieza mi canción, “Turning Page” entran mis damas de honor, el sobrino de mi marido con los anillos y yo con mi séquito de niñas. No me acuerdo mucho del momento, solo que la gente me decía guapa y me sonreía. La misa duró más de hora y media pero fue divertidísima. Hubo equívocos de canciones, el momento beso pasó a la historia por ser el más impredecible y el más austero de la historia ya que no sabemos si el cura se equivocó o si es su forma de hacer la misa, pero nos hizo besarnos antes de los anillos. Nos quedamos… ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿de qué manera?, ¿qué ha pasado ahora?

Salimos de la iglesia y después de kilos de arroz, pétalos de rosas y billetes de 100 y 500 euros nos vamos para el restaurante. Ya se pasaron los nervios, a partir de ahí ya fue la bomba. A pesar del frío de invierno que hizo la gente estaba pletórica y el cachondeo fue en aumento.

La boda fue super especial e íntima (42 personas) porque solo quisimos invitar a nuestra gente de verdad, las que tenemos la suerte de tenerlas compartiendo nuestras vidas y de ahí a que todo lo que fue ocurriendo fuera tan especial y tan emotivo.

El comentario general al día siguiente fue que había sido la boda más especial y bonita a la que habían acudido y nos daban las gracias por haberse sentido así. Lo único malo que pasa tan rápido y los nervios pasan una mala pasada, pero pese a todo, para nosotros fue el día más bonito de nuestras vidas. El año que viene queremos repetir :)

Espero que os haya gustado mi crónica.