La boda de Cisco y Marta en La Garriga, Barcelona

Yo ya en el jardín saludando a los invitados que van llegando ahora ya si con nervios, ya que no doy abasto para saludar a todos como me gustaría. El día sigue como amaneció, soleado, sin ninguna nube en el cielo y ahora con una temperatura agradable. Mi madre ya está apunto, suena “La vida es bella” y salimos de la masía hacía el jardín donde tiene lugar la ceremonia y todos los amigos y familiares nos esperan con devoción. Minutos más tarde, del brazo de su padre entra la novia, la más esperada por todos. Los amigos y familiares ponen color a la ceremonia con canciones y textos emocionantes. Nos intercambiamos los anillos y por fin el momento más deseado: ¡casados!

La fiesta continúa con un delicioso, moderno y elegante aperitivo en el jardín a la vez que los invitados van pasando de forma espontánea por el photocall de polaroid que hemos preparado. Con mucha ilusión e imaginación van enganchando las fotos en el álbum que es, sin duda, uno de los mejores recuerdos que nos llevamos.

Sentados en el comedor seguimos disfrutando de la fiesta y de una gastronomía exquisita. Muchas sorpresas para todos: las que organizamos nosotros y las que los amigos han preparado para hacer una sobremesa muy entretenida.

Abrimos el baile con una canción lenta seguido de salsa y zumba con la que animamos a todos a mover el cuerpo.

Nos hubiese gustado estar en esta nube horas y horas, días y días rodeados de gente a la que queremos muchísimo, pero todo tiene su fin y como dice uno de los tópicos de las bodas, el día pasó volando.

Es bien cierto que se necesita tiempo para digerir todo el intenso día de emociones que se vive en el día de tu boda.