La boda de Carmen y Francisco en Sevilla, Sevilla

Con mis padres quise tener un pequeño detalle. A mi madre le regalé un ramo de rosas y una foto en la que salimos mi abuelo y yo en mi bautizo donde él me tiene cogida en brazos. Una amiga la tuvo que retocar porque era antigua y tenía muy mala calidad, pero al final quedó muy bonita y pude sacarla en grande. A mi padre le regalé una foto en la que salimos los dos en la playa tirados en la arena en donde tenía yo un añito y una cartera, eso acompañado de una rosa roja.

Pero surgió el primer imprevisto del día. Yo ya estaba vestida y arreglada cuando salió mi padre de la habitación nerviosito porque no le abrochaba el pantalón, y es que resulta que yo me equivoqué de traje. El traje de mi padre lo tenía yo en mi casa y días antes de la boda lo llevé a casa de mis padres, de donde yo salí. El caso es que en vez de coger el traje de mi padre cogí un traje que tiene mi marido muy parecido al de él. ¡A mí por poco me da algo! Mi hermano se fue corriendo a mi casa a coger el traje. Yo dando vueltas, más nerviosa que nunca. Mi hermano, que es el que iba a llevar al novio a la iglesia, pero es que no teníamos a nadie más que se pudiera llegar hasta mi casa. El novio se tuvo que ir a la iglesia en taxi, que lo dejó una calle antes de la iglesia y llegó andando.

Al final a las 12:05 estábamos montados en el coche, un hurtan precioso en beige. Teníamos previsto llegar a las 12:20 que más o menos es lo que se tarda en llegar de mi casa a la iglesia. Pues cuando estamos llegando, nos encontramos una concentración de motos. Llevó un rato conseguir pasar. Cuando por fin dejaron de pasar las motos, empezamos a avanzar muy lento porque había tráfico, se había colapsado todo y las motos estaban delante. Cuando estábamos a dos calles de la iglesia, la policía nos cortó el paso y nos desvió. ¡No nos dejaban pasar! Estuvimos callejeando con el coche a ver por donde podíamos llegar. Al final llegué 40 minutos tarde y con la cara desencajada. Yo creí que no llegaba nunca.

Cuando llegué, estaban allí mis dos damitas y mis dos mejores amigas damas de honor también muy guapas, que me decían: “venga, no te preocupes que ya estás aquí”, además de decirme lo guapa que estaba. Me relajé en cuanto pisé la iglesia. Y ya vi a mi gente y a la familia de mi marido y a mi marido al fondo, medio enfadado, al pobre le hice esperar una eternidad. La ceremonia en principio era con misa pero no pudo ser. Fue muy corta dadas las circunstancias. Mi madre dijo unas palabras en la ceremonia, una tía de mi marido leyó una lectura, nos casó el cura y dio la comunión y, para cerrar la ceremonia, recordó a mis dos abuelos que no pudieron estar en la ceremonia ya que los dos han fallecido. Nos hicimos las fotos en la iglesia y nos fuimos fuera, donde nos esperaban los tunos, que fue regalo de mis amigos. ¡No sabíamos nada y fue súper bonito y emotivo! Cantaron 4 ó 5 canciones, nos hicieron bailar en la puerta de la iglesia la canción de Clavelito y me dedicaron una canción con mi nombre, Carmen, que me encantó. Y entre canción y canción de la tuna, llovieron pétalos de rosas y arroz.

Cuando terminó todo, nos fuimos a los Alcazares a hacernos las fotos, nos lo pasamos muy bien, fue muy divertido. Pero haciéndonos las fotos surgió otro imprevisto. Llamaron a mi marido al móvil, era mi madre y es que eran las 14:15 de la tarde y el autobús que subía a los invitados a la hacienda no había aparecido y los invitados tenían que estar en la hacienda a las 14:30. Le dije como se llamaba la empresa y lo solucionaron rápido. Yo desde luego no gané para sustos esa mañana.

Después de hacernos las fotos, nos fuimos a Hacienda Azahares donde celebramos la boda. Allí estaban todos esperándonos, el primero que estaba allí esperando era un primito mío que vino corriendo a abrazarme. Y ya a partir de ahí a empezar a saludar a gente. En el aperitivo hubo de todo, aperitivos fríos, pescadito frito, choricitos, revueltos, coctel de marisco, un buffet de queso... Y ya después pasamos al salón acompañados de la canción de “Hasta mi final” de Il Divo y brindamos con manzanilla. Ya nos sentamos en la mesa. Yo llevé a la hacienda el día antes unas rosas blancas y cada una llevaba un mensaje para que se las colocara en el plato a las madres de ambos, las hermanas de mi marido y sus dos tías, dos amigas mías y mis dos abuelas.

Ya en la mesa nos comimos los entrantes, jamón, caña de lomo y gambas. Después vino el primer plato, bacalao, en medio el sorbete de cava al limón, y de segundo solomillo. Al segundo plato no llegué yo, tenía el estómago cerrado y es que no podía comer así que me puse a pasar por las mesas a ver cómo estaba la gente. Después del solomillo pusieron helado y ya nos llamaron para cortar la tarta. Para el corte de tarta elegimos una canción de Carlos Rivera. En el brindis, mi marido dijo unas palabras de afecto para los familiares de ambos y amigos, todo improvisado, pero fueron muy bonitas. Cuando terminamos repartieron el postre, era una tartaleta de leche merengada y encima tenía yema tostada. Y ya empezamos mi marido y yo a repartir los regalitos. Mi marido iba repartiendo bolígrafos y mi padre los puros, y yo junto con mis dos amigas unos espejitos y los alfileres.

Cuando terminamos, mi marido terminó mucho antes que yo, no sé cómo lo hizo, me quité el velo y me recogí el vestido. Y ya empezó el baile de los novios. Escogimos dos canciones, la primera “Bésame” de Gloria Stefan y la segunda “Para celebrar”, ésta última es salsa. Llevábamos un año entero apuntados a clase de salsa porque yo siempre he querido aprender a bailarla y además me hacía mucha ilusión bailar salsa en la boda. La mayoría de los invitados no tenía ni idea de que habíamos tomado clases. Así que nuestro profesor de baile nos mezcló las dos canciones y empezamos a bailar lento con la primera canción y después cambiamos y empezamos a bailar salsa, la gente se quedó sorprendida. Y tras bailar con mi marido bailé "Un vals para una novia" con mi padre, fue súper emotivo y acabó mucha gente llorando.

Y ya entonces bailoteo y más bailoteo. La gente se divirtió mucho con el photocall que pusimos; compramos gorros, boas, collares hawaianos, gafas grandes y la gente se hartó de hacerse fotos. También pusimos un árbol de los deseos y los invitados se entretuvieron en escribirnos sus mejores deseos hacia nosotros, la mayoría nos pedían que tuviéramos niños. Y también la gente se divirtió mucho con unas chapas que pusimos con frases graciosas. Mi padre vino corriendo hacia mí para que viera la chapa que él llevaba puesta, decía "Llegué tarde a la iglesia", ¡anda que no! ¡Un poco más y no llegamos! En la barra libre pusimos pastelitos y una mesa con chucherías y frutos secos para que la gente no bebiera sin comer nada.

A la hora y algo de barra libre, hice entrega de ligas y nadie sabía nada de lo que iba a pasar, solo el Dj y yo. Sentamos al novio en una silla y el dj empezó a nombrar a amigas mías y a las hermanas de mi marido (yo le pasé una lista con los nombres) e iban poniéndose alrededor de él y empezó a sonar la canción “Walking on sunshine”, una canción súper animada, y mis amigas tenían que ir hacia mi marido bailando una a una y él colocándoles una liga, menos a mis dos amigas, que las dos ligas las llevaba yo puestas, así que nos acercamos las tres bailando a mi marido, él me quitó las ligas y se las puso a mis amigas, fue súper divertido, nos reímos un montón.

En medio de la barra libre mis amigas contrataron un grupo de flamenco y nos hartamos de bailar sevillanas y rumbitas. Estuvo muy bien y cuando terminaron, a seguir con el baile. El Dj estuvo muy bien, puso muy buena música, animaba muchísimo, nos hizo bailes, nos lo pasamos pipa. Acabamos montados en el escenario, ¡hasta mis padres estaban allí arriba!

Ya un poco más tarde hubo una recena de montaditos y choricitos y al poco tiempo ya se acabó todo, yo estaba molida, me dolía todo y estaba súper cansada, mis amigas y mis hermanos no dejaban de insistirnos en que nos fuéramos de discoteca después. Ahora me arrepiento de no haber ido y de no haber paseado más todavía por ahí vestida de novia. Por mi marido, hubiera seguido la fiesta, ¡que estaba muy contento! Pero ya nos fuimos al hotel a descansar.

Al final todo salió muy bien, nosotros nos lo pasamos pipa y la gente también. Empezó el día bastante torcido, pero se volvió a encarrilar rápido. Yo volvería a casarme una y otra vez, disfruté muchísimo de ese día, disfruté de mi marido y de mi gente.

De viaje de novios nos hemos ido de crucero por el Mediterráneo, así que ya estamos de vuelta, deseando ver las fotos y el vídeo y por supuesto deseando vivir nuestra vida de casados. ¡Qué ahora viene lo mejor!