La boda de Candido y Aida en Málaga, Málaga

Don Alfonso ofició una ceremonia preciosa que a mí se me pasó volando (aunque a los espectadores algo menos). Y llega el momento clave: los anillos. Miras a tu pareja a los ojos y ya sabes que estáis casados, ¡que bonito! Todo pasa muy rápido, salimos de la iglesia y lluvia de arroz y pétalos. Algunos tiros con amor y otros con un poquito de mala leche… Y besos, besos, muchos besos, y felicitaciones y buenos deseos. ¡Qué alegría tener a tanta gente que te quiere!

José Bernal nos lleva a un sitio sorpresa a hacer fotos (como siempre todo misterioso, como a él le gusta). Nos lleva al Morlaco y nos hacemos algunas fotos en sus magníficos pinares, y, algunas fotos más tarde nos dirigimos al sitio del banquete, el Limonar 40. Allí nos esperan algunos entremeses (todas las pirañitas habían acabado con la mayoría) y tintito y cerveza fresca, que el dos de junio ya aprieta el calor. Ya más relajados comenzamos la charla con los invitados, los besos a nuestras abuelitas y la diversión.

Nos habíamos decantado por una comida en el jardín y la verdad que fue un acierto, todo estaba muy bien preparado y organizado y el comer en el jardín con las vistas del palacete, era idílico. Todo el menú estuvo buenísimo y muy bien servido. Charlas con nuestros padres, todo ya mucho más distendido.

Y después de comer, comienza el reparto de alfileres. Fue muy gracioso explicarle a mis amigos no españoles en qué consiste esta tradición y convencer a las solteras de que no podían ponerle capuchón al alfiler... ¡que si no se cae no te casas!

Y llega el momento menos esperado por nosotros: el baile. Como buena pareja de patos que somos, hacemos lo que podemos a ritmo de "Nos dieron las 10" de Sabina, pero allí estuvimos, creo que más o menos salvamos los muebles, o por lo menos eso nos pareció por los gritos de la gente. Cuando terminamos... ¡empieza la fiesta! Baile, copas, cachondeo... ¡todo fue genial! Dando mil botes (que es mi mejor estilo de baile) al ritmo de la música. Y fuera del palacete una terracita de lo más agradable con copitas, helado y charla hasta altas horas. Muy contenta por lo bien que todo salía gracias al buen hacer de los profesionales que me ayudaron, Lola Andrade, José Bernal, Limonar 40...

A la 1:30 con el cuerpo y los pies rotos de tantos saltos y emociones nos fuimos a casa, con la sensación de que este gran día siempre estará en nuestros corazones por toda la emoción, ilusión, cariño y diversión que tuvimos, y esperamos que todos los asistentes disfrutaran tanto como nosotros.