La boda de Aythami y Idaira en La Esperanza, Santa Cruz de Tenerife

El día de nuestra boda

Empezó todo en casa de mi madre. La verdad es que estaba tranquila, la mañana fue divertida en el transcurso de la preparación, tener a mis hijos jugando alrededor y ver como mi hija estaba de los nervios, mis padres organizando todo, y, como no, la fotógrafa plasmando todos esos momentos, mientras yo disfrutaba relajada de mi maquillaje y mi peinado hecho todo por mi prima. Llega el momento de vestirnos, gracias a mi madre que vistió a los niños yo pude vestirme con muchísima tranquilidad. Mientras, hablaba con él por teléfono, porque lo echaba de menos, él ya estaba completamente listo y esperándome en la iglesia. Ahí empezaron las prisas por salir, mi padre preparando el coche, yo terminando con los últimos detalles, y mi madre haciéndose cargo de los niños. Llegamos a la iglesia y estaba él esperándome, ¡guapísimo! Me sentí en las nubes después de soñar con ese día, ya estaba en ese día. Pasó volando, pero ya era mi marido. Después, vino la fiesta. La comida fue un éxito, y llegó el momento del baile. No se lo esperaba, y cogí el micrófono y le canté una canción. El pobre tragaba nudos, no sabía dónde meterse, y yo con muchos nervios de que le encantara. Más tarde, nuestro baile, y ya. A la locura del día, disfrutamos todos como niños, teníamos de todo, música que a todos le gustaba, piscina para el calor, mojitos… Fue un día increíble, lo repetiría una y otra vez. Realmente, volvería a ese día y lo paraba para que no pasara.