La boda de Alvaro y Tatiana en Alpedrete, Madrid

Las fotos de exteriores las sacamos en un campo yendo a la finca, la verdad que lo pasamos genial, fue muy divertido.

Entramos a la finca bailando una canción de Rihanna, y todos los invitados se pusieron a bailar, durante la cena mis amigas no paraban de gritar de levantarse, cogerme, cantar, no paraban animaron un montón la cena.

Después tiré el ramo, entregamos también unos ramos a nuestras madres, sus hermanas, mi abuela y unos amigos muy especiales.

El baile nupcial, bueno, ya íbamos un poco perjudicados, y ver el video es bastante gracioso, mi marido no soltó el puro y yo no solté la copa.

Un poco más tarde mi marido se subió al escenario a cantar y tocar con unos amigos (es músico) y después me subí yo con él a cantar también, fue un momento genial, todo el mundo estaba flipando. Después de eso se animó muchísimo la gente, después ya no paramos de bailar hasta las 9 de la mañana. Se quedó muchísima gente hasta el final, pensábamos que la gente se iría más pronto, así que fue genial porque me imagino que la gente se lo estaba pasando bien.

A la emoción y la ilusión que ya tiene el día de tu boda se añadía que todo lo hicimos nosotros, seating plan, los conos del arroz, arroz teñido, decoración de cestas, la decoración de la finca, el candy bar, las invitaciones, los recordatorios, el árbol de los deseos, los alfileres, la finca es una finca propia así que nos pegamos durante todo el año palizas a limpiarla, pintar, etc. Las alpargatas las decoramos nosotros, todo el atrezzo del photocall también lo hicimos nosotros, los pai pai también, un montón de cosas. Entonces cuando ves ese día el fruto de lo que llevas preparando un año y medio es realmente satisfactorio y emocionante.

Es una experiencia que tendría que vivir todo el mundo una vez en la vida, por mucho que te cuenten nunca podrás entender todas las emociones que sientes en tan pocas horas, es realmente fantástico.