La boda de Álvaro y Noelia en Miranda De Ebro, Burgos
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04 Sep, 2021El día de nuestra boda
¡Fue un día mágico e inolvidable! Nos hizo un día precioso: soleado, de buena temperatura, ni una gota de la lluvia que al principio daban. Teníamos una idea muy clara de cómo queríamos que fuera nuestro día, y habíamos planificado y organizado los detalles, pero ni en nuestros mejores sueños hubiera salido tan maravillosamente bien. Siempre hemos sido un poco de dejarnos llevar, y dejamos un pequeño margen a la improvisación, y la verdad es que fue todo un acierto porque pudimos incluir algún pequeño detalle de última hora.
Nuestra boda fue muy pequeña, entre el Covid y que queríamos que fuera íntima, ese día estuvimos con los más allegados y, sin duda, fue otro acierto. Otro gran detalle que hizo el día aún más especial es que un mes después de prometernos me quedé embarazada y en el día anterior a la boda nos dijeron el sexo… ¡Fue todo un puntazo desvelarlo en nuestra boda! Un recuerdo precioso para compartir con nuestra pequeña en unos años.
La ceremonia fue civil, pudimos celebrarla en un edificio precioso de nuestra ciudad, la capilla del conservatorio de música. Pese a que fue muy cortita fue muy emotiva, ya que mi hermano (nuestro testigo) nos leyó un precioso texto que nos emocionó a todos. A la salida, nuestra familia y amigos nos recibieron con una lluvia de arroz, pétalos y confeti inmensa antes de revelar el sexo de nuestro bebé y empezar con las fotos. Después de pasar un rato muy ameno entre risas y flashes, nos fuimos a tomar un pequeño refrigerio antes del banquete y ahí fue cuando la magia del día, que empezó con nuestra entrada en el conservatorio, brilló en todo su esplendor. Todos los invitados alucinaron y nos transmitieron su asombro y su alegría por cómo habíamos preparado todo; desde la elección del sitio, que pudiera parecer un simple restaurante, pero estaba decorado con mimo (pero sin ser ostentoso) para la ocasión, pasando por la ambientación y los detalles, que empezaron nada más atravesaban la entrada al restaurante.
Seguir leyendo »Tanto mi marido como yo somos dos enamorados del mundo Disney, desde las películas hasta los parques temáticos, por ello organizamos la boda como si de un viaje al universo Disney se tratase, las dos mesas (sí, separamos a los invitados en familia y amigos, puesto que solo éramos 34) estaban catalogadas como un destino, ¡y los invitados tenían que buscarse en la pantalla de la puerta de embarque!
En la puerta del salón nuestros dos azafatos (los testigos) les hacían entrega de su kit de supervivencia, y una vez entraban cada invitado tenía su asiento marcado con un personaje de Disney especialmente buscado y adjudicado acorde a sus características o lo que representaba para nosotros (¡debo añadir que a todo el mundo le encantó su personaje y se sintió identificado!). Tras sentarse al ritmo de canciones Disney, mi ahora marido y yo entramos al salón con un temazo remember (Flying free), que anunciaba que la fiesta no había hecho más que empezar.
La verdad es que no comimos mucho porque no paramos de levantarnos a dar regalos y sorprender a nuestros invitados en todo el banquete, pero todo el mundo coincidió en que estaba todo riquísimo (otro gran acierto, ¡el menú!). Yo soy una persona muy detallista y tenía claro que quería hacer de este día algo muy muy especial para mis invitados (como no éramos muchos, logramos que quedase todo muy cercano y especial); y la verdad es que hicimos emocionarse hasta la médula a todo el mundo, tanto por el detalle general (tazas con mensaje personalizado) como con los detalles especiales: a mi testigo, que fue mi hermano, le regalamos un pack con una jarra de cerveza de cristal, dos cervezas y un imán abridor grabados con un mensaje y la fecha de la boda; a la testigo de mi marido, que fue su mejor amiga, le regalamos una botella y una copa de vino también grabadas. Ambos regalos iban en sus respectivas cajas de madera grabadas con nuestros nombres y la fecha. Tanto a mis padres como a mis suegros les regalamos una rosa eterna con una dedicatoria que les hizo llorar. A mi mejor amiga le regalamos un collar de plata con la inicial de nuestra futura hija, ya que para mí ella es como una hermana. Tuvimos también un detalle especial con dos amigas comunes muy importantes para nosotros; a una de ellas le regalamos una foto que tenemos con ella muy especial, enmarcada con una dedicatoria y un regalo para su hijo, que aunque no vino a la boda le queremos muchísimo y nos hacía ilusión que tuviera su detalle. A nuestra otra amiga le regalamos mi ramo de novia, ya que estaba hecho con sus flores favoritas y tenía un significado especial para ella.
Después del gran banquete, repleto de sorpresas y canciones, llegó el momento de la tarta; una espectacular y nada típica tarta de dos pisos hecha de Kinder Bueno y Ferrero Rocher, coronada con un topper con nuestros nombres. ¡Puedo asegurar que todo el mundo repitió!
Tras la tarta, dimos comienzo al baile, empezando con un gran popurrí de canciones de verbena que hizo que todos los invitados se vinieran arriba, y cuando ya nadie se lo esperaba; empezó a sonar nuestra canción, la canción de La Bella y la Bestia, y sin haber practicado un solo día, mi marido y yo empezamos a dar vueltas por la pista de baile. Yo no sabía si reír o llorar de la emoción por lo bonita, mágica y especial que estaba siendo nuestra boda. Cuando acabó la canción, retomamos la verbena, bailamos, nos hicimos fotos, nos dejaron dedicatorias en el libro de firmas, arrasaron con la barra libre (que yo no pude ni oler al estar embarazada), y tres horas después nos empezamos a despedir de los invitados más mayores y los jóvenes nos fuimos al cóctel con recena que teníamos preparado.
Si has llegado hasta aquí, espero que te haya gustado el relato de nuestra boda. He acabado con los ojos acuosos y la sonrisa pintada en la cara recordando cada momento, 25 días después aún me parece un sueño. Fue 1000 veces mejor que la boda que soñé, y os puedo asegurar que nunca olvidaré ni un segundo de ese día, desde la cara de mi marido cuando nos miramos por primera vez ese día en el altar, hasta cuando llegamos a la cama 15 horas después. Espero que os haya inspirado, y que la magia que sentí la sintáis todas y cada una de vosotras en vuestro gran día. ¡Feliz vida!
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