La boda de Álvaro y Andie en Villanueva De La Cañada, Madrid
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Á&A
08 Ago, 2015El día de nuestra boda
El día de nuestra boda fue ¡increíble! ¡Épico! ¡Inmejorable! Lo disfrutamos muchísimo. Tanto que nos gustaría poder revivirlo una y otra vez.
Todo empezó cuando llegué a la Finca de Villanueva y me encontré con un montón de gente del Catering Cortés de Moraga montando la decoración. ¡Habían transformado la finca! Estaba todo lleno de cuidados detalles en cada rincón. Una mesa para recibir a las invitadas con abanicos para combatir el calor y salva tacones para no hundirse en el césped. Limonada con menta fresca mientras esperaban a que comenzara la ceremonia. El Cigar Bar que había pedido para contar cómo había comenzado nuestra historia (él me pidió un cigarrillo y ¡zas! surgió el amor). Los detalles de boda, vinos para ellos y bailarinas para ellas,...
Mientras tanto, Diinfarto Asesores de Imágen se encargaba de maquillarme y peinarme. Y yo, serena, tranquila y feliz. ¡Hasta que llegó toda la familia! ¡La mía! ¡La de él! "¿Cómo abrocho esto?" "¡Aquí tienes el ramo!" "¿¡Dónde está tu padre!?". Estaban todos tan alborotados y contentos que, de un segundo a otro, me encontré con los nervios y temblores del gran día.
Seguir leyendo »Gracias a mi mejor amiga y dama de honor, Sandra, conseguí echar a todos de la habitación y serenarme. Pero el reloj ya daba las 20:30 y me empezaron a sudar las manos. Había llegado el momento. Ahí estaba yo, de blanco, a punto de dar el "sí, quiero".
Salí de la habitación y me agarré fuerte al brazo de mi padre. Esa noche, mi padre tuvo los ojos llorosos todo el tiempo. La emoción y la felicidad a flor de piel.
Caminamos por la alfombra mirando asombrados a todos los invitados. ¡Uno más guapo que el otro! ¡Y había venido Ana! ¡Qué sorpresa tan bonita! Y de fondo cantaba Ale Barella, mi profe, mi coach, "Is this love", "Can´t help falling in love", "Love never felt so good", "I belong to you" y "Moves like Jagger".
Y ahí estaba él, de azul, como el príncipe que me habían enseñado a buscar toda la vida, pero mejor. De carne y hueso. Con sus miles de cualidades y algún que otro pequeño defecto. Perfecto. No era parecido a lo que me había imaginado, porque ni en mi imaginación había sido todo tan bonito.
Para la ceremonia necesité trescientos cincuenta y dos Kleenex. Los conté. Hablaron Sandra, mi hermano, la hermana de él y su mejor amigo. Un discurso más emotivo que el otro. Consejos. Risas. Recuerdos.
Y luego besos. Muchos besos. Entre mariposas de papel de arroz.
Natalia Ibarra se encargó de hacer fotos preciosas. Y Enis del vídeo. Ya éramos marido y mujer. ¡Subidón! ¡Hasta dimos saltos de alegría!
Después de las fotos de los recién estrenados Sr. & Sra., arrojé el ramo y, entre empujones y codazos, se lo quedó la soltera más apañada. Durante el cóctel empezaron las sorpresas: la primera, la mía a mi nuevo marido. Como soy cantante, le dediqué la canción "All Of Me" de John Legend. Y él, después de la cena, me regaló la ilusión de tener cerca a los amigos que no pudieron venir (por estar lejos, por no poder,...) en un vídeo que compiló.
La cena estuvo genial. Desde nuestra mesa podíamos ver a todos los invitados riendo, haciéndose amigos los unos de los otros, brindando. "¡Viva los novios!". Mientras tanto, pude probar el primer bocado y la tarta de The Dream Cake. Sé que todo estaba buenísimo. Me lo dijeron. Pero a mí no me supo a nada. Los nervios te quitan el hambre y las papilas gustativas, parece ser.
El vals fue un divertido fracaso porque teníamos una pomposa coreografía ensayada que no se pudo casi hacer porque no dejábamos de pisar mi vestido de novia. ¡Pero qué más da! ¡Fue tan divertido! Luego dejamos a todos con la boca abierta con un Tango que bailamos: "Y reías como loca", de Carlos Gardel.
¡Todos a bailar! Pelucas. Pañuelos de piratas. Gafas divertidas. Mi madre disfrazada. Letreros de "¡Se nos ha ido de las manos!" y "Mañana empiezo la dieta, ¡lo juro!". Quedaba una sorpresa más: un flashmob de la novia y las chicas dándolo todo con "Bailando" de Enrique Iglesias. (Ese baile lo repetí tras la quinta margarita Frozen en una discoteca del Palladium Royal Suites en Riviera Maya, México, la última noche de mi luna de miel).
Como bien me recomendó un amigo, esa noche no me dejé ningún sentimiento fuera. Lo viví intensamente. Lloré de felicidad y de tristeza. Sonreí. Reí con todas mis fuerzas. Me emocioné. Y daría lo que fuera por repetirlo. Lo único que lamento es que se pasara tan rápido. Sin duda, el mejor día de mi vida. De momento, claro.
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