La boda de Alejandro y Inmaculada en Tomelloso, Ciudad Real
De noche Verano Azul 2 profesionales
El 15/08/2014 546 0 0
A&I
15 Ago, 2014
El día de nuestra boda
La verdad es que no sé muy bien cómo empezar esta pequeña crónica, así que lo haré desmitificando un tópico sobre el día de la boda: los nervios.
Por lo menos en nuestro caso, el mismo día de la boda fue el que más tranquilos estuvimos y tiene su explicación: si lo pensáis bien, ese día ya poco podéis hacer más que estar guapos y puntuales en la iglesia. Es verdad, nervios mil los días de antes, cuadrando invitados, hablando con el salón, con los de las flores, las invitaciones, los detalles, etc. Son muchas cosas que piensas que escapan a tu control y todo el tiempo te parece poco, pues tienes la sensación de no llegar y de que todo va a estar a medias (cosa que no es así, creedme, se llega a todo y logras cerrar todo).
Sin embargo, el mismo día de la boda una paz nos invadió. Ya estaba todo hecho, ya no dependía de nosotros que no lloviese, o que el salón organizara bien el servicio, etc. Era el momento de relajarse y disfrutar de nuestro día, de nuestra ceremonia, de nuestra familia y amigos. ¡Y así fue!
Seguir leyendo »Gracias a Dios, todo salió a pedir de boca: la iglesia, las flores, las fotos, el convite, etc. Todos disfrutaron, todos rieron, todos bailamos. En fin, un día que se quedará en nuestro corazón para toda la vida.
Así que ya sabéis; nervios los justos y necesarios, que ese día pasa demasiado rápido y antes de que te des cuenta estás despidiendo a los últimos rezagados de la barra libre. Aprovechad cada minuto, pues son únicos.
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