La boda de Alejandro y Fayna en Las Palmas De Gran Canaria, Las Palmas
Al aire libre Verano Verde 17 profesionales
A&F
09 Sep, 2017El día de nuestra boda
La verdad que la boda nos salió de ensueño... Incluso mejor de lo que esperábamos, no porque fuéramos pesimistas al respecto ni mucho menos, pero es que lo pasamos genial y vimos a todo el mundo disfrutar muchísimo. No paraban de decirnos que era una boda preciosa, que super emotiva y a la vez divertida, ¡y los comentarios nos llegaron mucho!
Dado que los dos vivimos en Londres y también estuvimos viviendo en Nueva York por un corto periodo de tiempo, vino mucha gente de fuera así que el jueves antes de la boda decidimos hacer una prewedding para los invitados que venían de fuera (unos 25-30 invitados de los 170). Los llevamos a navegar al sur y luego los invitamos a una paella, la tarta era temática de Gran Canaria, preciosa, nos la hizo una amiga. Finalmente vimos la puesta de sol con cócteles en el paseo de Meloneras. Un día perfecto en el que pasamos un buen rato con la gente que vino de lejos a estar con nosotros y le ensenamos un poquito de nuestra bonita isla.
El viernes (día antes de la boda) almorzamos con nuestros padres y luego mientras novio (¡bueno ahora marido!) se fue a tomar algo con sus testigos, yo y mi madre nos dimos un masaje que él nos regaló en el hotel de la celebración (la maravillosa Hacienda del Buen Suceso) y cenamos ligero en su restaurante para irnos a la cama temprano. Antes de irme a dormir me leí las cartas que dos de mis mejores amigas y testigos en mi boda me escribieron para leerme esa noche, incluyendo una amiga que nos hizo una tarta preciosa para congelar y comérnosla en nuestro primer aniversario (¡tradición americana por lo visto!). Ambas me daban consejos para disfrutar de nuestra boda y despertarme con un ya está, ahora disfrutar y a divertirse. Todos mis amigos se involucraron muchísimo en nuestro día y la verdad que gracias a ellos fue tan emotivo y divertido. Tenemos mucha suerte de contar con tales amigos que son familia y nuestra familia que son amigos, ¡somos muy afortunados!
Seguir leyendo »El día comenzó muy bien, la verdad que descansé bastante bien y desayuné fuerte con mi madre y nos fuimos a duchar para estar listas para el maquillador y el peluquero que vendrían al hotel a arreglarnos a ambas. Mi padre llegó temprano porque quería estar conmigo también, cuando me vio aún no estaba ni lista. Tanto el maquillador de Sisley de las Palmas como la maravillosa peluquera de Biondi nos dejaron guapísimas, éramos nosotras, no estábamos disfrazadas, pero con buenísima cara, radiantes, ¡felices! ¡Nos encantó a las dos muchísimo como nos dejaron!
Mi vestido era de Pronovias (modelo Emery modificado: me quedé con la preciosa espalda de pedrería que tenía, pero le cambié el escote a V en lugar de al cuello y elegí un crep diferente como tejido, también natural). Mis pendientes eran de Old Spitafield Market, un mercadillo de Londres que adoro, estilo vintage, muy yo, de circonitas y plata, colgaban un poco. Como algo azul, llevé una pulserita sencilla de Tiffany con una aquamarina que mi madre me regaló para ese día. Por supuesto llevaba también mi anillo de pedida, que mi novio encargó a hacer igual que el modelo Lucida de Tiffany que vimos en NY 6 años atrás: una solitaria de oro blanco con un brillante de 0.5 de corte princesa preciosa y que encajaría perfectamente con las alianzas que diseñamos juntos de oro blanco también con 5 brillantes de 0.2 de corte princesa para que encajen.
Como inciso y porque a su vez explica sobre el estilo de la boda, mi marido me pidió matrimonio en unas vacaciones en Bali hace 3 años y me cogió totalmente desprevenida, y encima recordaba el anillo de mis sueños y lo mandó a hacer porque en Canarias no había Tiffany. En cuanto a la ropa interior, fue regalo de mis mejores amigas, tanto las braguitas blancas con brillantitos azules formando la palabra “Bride” (novia en inglés) como el body de encaje blanco para la noche de bodas eran de Victoria’s Secret. La bata y el camisón me los regalaron también mis amigas en una de mis despedidas de soltera, de Moon River. Otro inciso, tuve 4 despedidas de soltera espectaculares ya que mis amigas son lo más y tengo varios grupos de ellas desperdigados por el mundo: la primera fue en Londres con mis mejores amigas británicas (streep club included), la segunda fue en Canarias y me disfrazaron de burro volando (las que viven allí), la tercera en Paris y bajo la temática de Sexo en NY por mis amigas expatriadas pasando por Moulane Rouge y disfrazada de Carrie Bradshaw todo el camino a la Torre Eiffel, y la cuarta en Barcelona con mis amigas de vela (que incluyó de todo, competición entre Flamingos & Unicornios a lo “Humor Amarillo”, espectáculo de magia con cena, bailes, y me disfrazaron de cupcake como a la novia más dulce por toda la ciudad). Lo que digo es que, si ves las despedidas, te puedes imaginar lo colaboradoras que fueron mis amigas y damas de honor (o testigos como las llamamos en España) y lo importante que pudo ser su papel en nuestra boda.
Una vez arreglada, nos fuimos chófer, fotógrafo, mi padre y yo de camino a la iglesia, donde según me cuenta mi novio había ya estado llorando como una magdalena de la emoción, ¡es un romántico! Ahí ya sentí todos los nervios, incluso el fotógrafo me ayudó a calmarme en la puerta antes de pasar el umbral con mi padre, vi a mis preciosos pajes (3 niños y 3 niñas, todos hijos de nuestros mejores amigos). Estaban guapísimos, los niños con sus pajaritas y tirantes y las niñas con sus coronas de flores preservadas, ¡hasta los zapatos iban a juego! ¡Qué cosas más bonitas! ¡Mis amigas ayudaron muchísimo en esto! Y una de las mamás, una gran amiga mía nos escribió un logo con nuestras iniciales y un ancla (logo que diseñaron para las invitaciones nuestras wedding planner The Federicas, y que luego se utilizó en toda la papelería de la boda) en dos conchas naturales preciosas. En esas conchas fueron los anillos y las arras, el primer niño llevaba un cartel con “Aquí llega la novia” los demás llevaban cestas con flores.
La ceremonia fue muy emotiva. Teníamos un piano y un violín que tocaron varias versiones de canciones modernas adaptadas y también el Ave María. Yo entré con Yellow y ambos salimos con Viva la Vida, ambas de Coldplay (una de nuestras bandas favoritas). Nuestro cura, Antonio, es un encanto y jovencito, lo cual hizo la ceremonia muy amena. Fue muy emotiva porque mi abuelo del alma (que estaba ilusionadísimo con la boda) falleció tres semanas antes de la misma y le dedicamos unas palabras en la lectura de las peticiones. Mi abuelita, fue solo a la misa y estaba preciosa, en primera fila en su sillita de ruedas sonriendo. No dejaba de mirar para atrás para sonreírle… Todos saben que mis abuelos son unos segundos padres para mí… Mi marido Alejandro estaba también muy emocionado, porque sabía que el año de la boda había sido duro para mí en lo familiar. Y estaba nervioso de cómo estaría... Y la verdad que estaba muy emocionada, ¡pero estaba muy feliz! Me estaba casando con el hombre de mi vida, estaban todos los que nos quieren y queremos ahí, porque a mi abuelo lo sentía, estaba allí también con nosotros todo el día, ¡hasta sentí que bailamos juntos en la boda! Además de todo, tuvimos dos discursos, que los decidimos hacer en la iglesia porque el cura nos dio permiso y pensamos que la gente está más atenta en esa fase de la boda, y que ya que nos emocionamos nos emocionamos aquí todos y luego el cóctel, la cena y el baile están para divertirse.
La salida fue muy emotiva, nos tiraron pétalos y confeti plateado. Hubo mil quinientos millones de abrazos. Dios mío, nunca he visto tanta cola para darnos un beso. Muchas fotos y algunas muy especiales, con los testigos (8 cada uno, mujeres y hombres, nuestros mejores amigos, ¡y firmaron todos!), los guapísimos pajes, los padrinos, los padres y con mi abuela. ¡Que quedaron espectaculares! Qué maravilla de fotógrafos son Don y Helen… Decisión igual de acertada que nuestras wedding planners The Federicas. Los últimos nos ayudaron a diseñar nuestro día con un gusto exquisito, ¡los primeros lo plasmaron de forma espectacular! ¡Vaya pedazo de profesionales!
En cuanto a la temática de la boda, los dos somos unos viajeros, nos encanta explorar el mundo, ¡juntos mejor! Así que la palabra “wanderlust” (que significa deseos de conocer el mundo y viajar por él) inspiró muchísimo la decoración vintage y rústica de la boda hacia ese mensaje: catalejos, brújulas, mapas, maletas con sellos vintages, todo del mercadillo de Candem Town de Londres. Si os fijáis, también hay instrumentos de navegación, y es que nuestra boda tenía un toque marinero, pues Alejandro y yo nos conocimos en ese ambiente, ambos somos apasionados por el deporte de la vela, éramos regatistas, competimos a nivel internacional y ahora es la profesión de mi marido, que es entrenador de la clase Laser del equipo olímpico español y del Real Club Náutico de Gran Canario. Este toque marinero ya se reflejó en las maravillosas invitaciones que realizaron las Federicas. Sin sobre, con una anilla y un cabo, nuestro sello de F (ancla) A en dorado, con toques rosas, ¡preciosa! En la boda, estuvo en los nombres de las mesas, en la que cada una era un puerto y todos los puertos tienen una historia. esto es, los nombres de las mesas eran nombres de puertos canarios.
La decoración de las mesas, redondas con sillas plateadas, con mantelería blanca y cubertería de plata, estaba centrada en un árbol que ocupada el centro de mesa donde había un cartel con el nombre de la mesa y estaba rodeado de velas y jarrones pequeños con flores, precioso. El menú y el cartel del nombre de la mesa seguían toda esta línea dorada, verde y rosa con nuestro logo. Además, en cada puesto había una plantita canaria con un cartelito que decía “let love grow” (¡deja al amor crecer!).
En la zona cóctel había muchas velas, mesas altas decoradas con verde, los nombres de las mesas en tela muy rústico y precioso, un sillón rosa y un saxofonista tocando sobre base moderna. Los entrantes nos encantaban (pulpo, langostinos, mesa de quesos canarios y del mundo con frutos secos, uvas y tomate canario, cortador de jamón, rollitos, etc.), la verdad es que el chef canario Jose Rojano en la Hacienda, ¡no hay palabras! ¡Y por el vino nos felicitó todo el mundo!
En cuanto a nuestra entrada al cóctel (¡en el que no estuvimos mucho para escaparnos por las plataneras con los fotógrafos y sacarnos fotos!), fue por unas escaleras de madera desde las que nos veían todos los invitados con dos globos rositas gigantes sujetados por unas tiras de hojas preciosas, los lanzamos tras darnos un beso y estuvimos allí saludando un poco. La canción que cogimos fue “Somewhere over the rainbow” que la tocó el saxofonista con base, ¡nos encanta!
La entrada a la cena fue parecida, pero con un brindis con todos los invitados a mitad de las escaleras, tengo que decir qué importantes son las canciones que escoges para estos momentos, afectan un muchísimo, ¡y la verdad que pienso que acertamos! ¡Bruno Mars es muy adecuado para estos momentos!
Aparte de la decoración de las mesas, cabe destacar el del resto del ambiente en general. Cenamos bajo guirnaldas de luces al aire libre, con toda la vegetación iluminada y la piscina decorada con hojas también, ¡además de rodeada de velas! Pusimos una mesa de dulces, espectacular (de vista y de sabor) que nos hizo The S Bakery decorada con verde y había un centro con la tarta nupcial (nude, de chocolate con frutos rojos), velas y flores, donde estaban regalos a entregar a los invitados: ¡los siguientes! (3 parejas de novios legos hechas con las fotos de las parejas a regalar), el libro de la celestina para la mejor amiga de mi novio (¡que nos presentó!) y el ramo, de flores preservadas para mi mejor amiga, flores que nunca se mueren, ¡como nuestra amistad! A ver si duran para que se case un día con ellas. ¡Todos los detalles encantaron! ¡La comida buenísima! Nos felicitaron todo el rato, ¡el Chef Rojano es un seguro!
En cuanto a la zona de baile, que diseñaron las Federicas junto con el Grupo Ruido (iluminación y sonido), estaba cerca del photocall (cascadas de luces al lado de la esquina wanderlust, con su mueble con catalejos, maletas vintages, brújulas y un caballete con un mapa del mundo vintage para que firmaran los invitados en dorado o plateado). En esa zona también se pusieron las cholas (zapatillas de playa) australianas que teníamos para las invitadas en dorado y plateado también.
El primer baile lo hicimos rodeados de nuestros amigos y familiares con bengalas mientras Frank Sinatra sonaba cantando “Strangers in the night”, sacamos a bailar a los padrinos también. Luego estalló el dj con Despacito (que a los guiris también les encanta) y mientras tanto el maravilloso dúo cubano Aseres se colocaba a lo alto de las escaleras que iban a la piscina (que sirvieron de escenario) para alegrar la noche, su actuación, ¡espectacular! Los extranjeros no entendían nada, pero los adoraban. ¡Y es que hacen mucho show también además de cantar! Geniales. Luego nos quedamos bailando toda la noche con el dj de Grupo Ruido Aaron, que supo satisfacer con arte los requisitos de todos los gustos (palabra clave que daba era banana) y bailamos hasta las 5 de la mañana. Cuando nos tiraron a la piscina, ¡con traje y todo! Los que nos quedamos a dormir en la Hacienda (que es a su vez un hotel espectacular con habitaciones increíbles), que fuimos básicamente la familia más cercana y los amigos más cercanos, acabamos comiendo los restos de la mesa de dulces y hablando…
Al día siguiente, hicimos un brunch todos juntos y nos fuimos a la piscina con unicornios y flamencos. ¡Postboda! Pero no hasta muy tarde que por la noche salía nuestro vuelo con rumbo a India (una semana) y a Maldivas (otra semana). La luna de miel… Increíble, igual que la boda. Cuando repaso el día solo me doy cuenta de lo afortunada que soy, de lo bien que salió todo, de lo que se involucró la gente que nos quiere (familia y amigos), nuestros maravillosos proveedores y, sobre todo, ¡de lo afortunada que soy por haberme casado con el hombre de mi vida!
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