La boda de Agus y Raquel en Cala Tarida, Islas Baleares

Llegó el momento de vestirnos, Agus no había visto mi vestido todavía y le encantó. Mientras Adela nos iba haciendo fotos, nosotros íbamos jugando, hablando, ayudándonos a vestirnos y a definir los últimos detalles de nuestro look. Ya vestidos y preparados para continuar nuestro gran día, hicimos algunas fotos más en la villa y en el jardín de olivos cercano. Para nosotros era vital tener las fotos hechas antes de llegar a la ceremonia, porque una vez allí no queríamos dejar a nuestros invitados solos, teníamos muchísimas ganas de estar con ellos y empezar la celebración.

El chofer fue nuestro amigo Andy que nos llevó con su Range Rover, este nos había preparado una botella de cava para el camino. Debo confesar que hasta ese momento ninguno de los dos había sentido nervios, pero en el camino nos empezaron las mariposillas a revolotear en el estómago. Ya estábamos llegando!

A la entrada, empezó a sonar la versión de cuerda de la canción Yellow de Coldplay, el grupo con el que empezó nuestra historia de amor a principios del 2005. Todos nuestros amigos y familiares estaban de pie a los lados del pasillo mirándonos con una cara de felicidad increíble, mientras tanto Evie y Asia, 2 niñas hermosas hijas de amigos, tiraban pétalos de flores a nuestros pies. Para mi ese momento fue impactante, se me hizo en el estómago un nudo de emociones difícil de reprimir, incluso ahora, mientras escribo estas líneas, no puedo evitar que me caigan lagrimillas de felicidad.

La ceremonia fue hermosa, en una terraza suspendida en un acantilado con el intenso mar azul de fondo y una puesta de sol maravillosa que nos hacía de telón. Le doy gracias al sol por el regalo tan maravilloso que nos hizo, ya que toda la semana había estado lloviendo y el 4 de octubre brilló intensamente para nosotros. Le habíamos pedido a nuestro amigo Ivo que fuera nuestro maestro de ceremonia. Este escribió unas palabras llenas de emoción, él casi no podía ni hablar y todos los demás nos aguantábamos las lágrimas como podíamos. Agus y yo leímos los votos que habíamos escrito. Recomiendo 100% hacerlo, ya que la ceremonia es más tuya, más personal y sobre todo más intensa. Puede parecer difícil al principio, pero si realmente piensas en todo lo que te hace feliz de la persona con la que te vas a casar, las ideas surgen rápidamente.

A partir de ese momento, fotos y más fotos con nuestros seres queridos mientas servían un jamón exquisito y el sol empezaba a despedirse dejándonos una bellísima vista. Empezando la cena anocheció, la temperatura era perfecta y yo estaba abrumada de tanta felicidad que no podía casi ni comer. Estaba tan feliz observando a todos nuestros amigos conversar, reírse y disfrutar, de veras fue una velada mágica. Como ya comenté que nuestro estilo no es lo clásico, nos saltamos los convencionalismos de los ramos de las madres, ligas, corte de pastel, lanzamiento de ramo y nos fuimos directamente al baile. He de decir que no bailamos el vals de rigor de inauguración del baile ya que era un tema que nos fastidiaba un poco y habíamos decidido que no lo haríamos. Lo que yo no sabía es que Agus me tenía guardada una sorpresita! En un momento durante la cena y entre plato y plato empezó a sonar una canción que solíamos bailar en casa haciendo el tonto, él apareció de repente, me llevó al centro y ese fue nuestro gran baile. Fue genial, sin presiones y nos divertimos muchísimo!

El resto de la fiesta lo pasamos increíble, tuvimos 4 dj’s, todos amigos íntimos nuestros, que pincharon toda la música que nos gusta. Pero como todo gran día, el nuestro también llegó a su fin! Debo decir, que la resaca de felicidad de ese día inolvidable todavía perdura y que animo a todas las parejas que están organizando su día que lo disfruten al máximo en cada momento y les deseo que sean muy muy felices. PD: no nos hemos podido ir de viaje de novios porque gastamos todo en la boda, igualmente valió la pena!