La boda de Aaron y Alina en Loiu, Vizcaya

El día de nuestra boda

Para empezar, debo decir que nunca imaginaba lo que tendríamos que pasar para casarnos, no sé si todo el mundo se ilusiona con la boda, pero yo la viví así. Y pasé de la emoción la ilusión y la alegría, a la decepción la tristeza y la pérdida de la esperanza en cuestión de días.

Vivimos la boda en medio de la pandemia mundial del Coronavirus, lo que iba a ser una boda de 60 personas se quedó en 10. En vez de en un precioso hotel con vistas al mar, en el jardín de casa y yo sin mi familia. Celebramos la ceremonia en el salón de casa, los invitados se conectaron por zoom y lo vivieron cada uno desde su casa, todos arreglados y guapos como si fuera una boda normal.

Mi mejor amiga se encargó de vestirme y arreglarme, y en casa solo estuvimos nosotros dos, el oficiante y los testigos. Después de eso nos marchamos a hacer unas fotos mientras la familia de mi marido organizaba una fiesta sorpresa, para poder, aunque fuera, tener un pequeño banquete. Pusieron una carpa, flores, velas y contrataron un catering. Y, sinceramente, para las expectativas que tenía de ese día, debo decir que me siento feliz, tuvimos una boda pequeña en un momento difícil y aun así seguimos adelante con ilusión.