La boda de Xavi y Giorgi en Sallent, Barcelona
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X&G
28 Ago, 2020El día de nuestra boda
El día de nuestra boda nos despertamos juntos, y fuimos a hacer unos últimos recados. Ya en Mas de la Sala terminamos de decorar, montar la mesa dulce a nuestro gusto, y ensayar con el DJ la ceremonia. A las 12 del mediodía llegó la maquilladora, y ya nos separamos durante 6 largas horas. No se sabía seguro dónde sería la ceremonia, si al aire libre o a cubierto, ya que había avisos de tormenta. Xavi se quedó ultimando preparativos, y aún le dio tiempo a un último chapuzón de soltero en la piscina de la carpa. Yo, en cambio, estuve en la habitación mientras me peinaban y maquillaban, y miraba por la ventana viendo cómo entraba un rayito de sol, que me daba esperanzas de hacer la boda tal y como la habíamos planeado y soñado.
Llegaron los fotógrafos de Jenviva, y empezaron conmigo. Me hicieron fotos con el vestido y con mis familiares. Y llegó la hora de la ceremonia. El tiempo nos acompañó, y pudimos hacerla en el Pou del Glaç, el jardín junto a la piscina. Ya con todos los invitados esperando, Joan fue a buscar a Xavi, y yo me quedé en la habitación con mi padre, aprovechando esos últimos segundos para practicar el baile de la boda. Volvió Joan en unos minutos, me dijo que Xavi ya me estaba esperando, y me preguntó si estaba lista. Me moría de los nervios, pero dije: allá vamos.
Seguir leyendo »Sonaba mi música de entrada y, con tantos nervios, tenía miedo de caerme con los tacones y el césped. El sol me cegaba, no podía creerlo, la tormenta esperaría por nosotros. Llegué a la alfombra roja y, en un suspiro, al lado de Xavi. Empezaba la ceremonia.
No queríamos que hubiera un maestro de ceremonias, así que programamos un discurso hablado por Siri, e hicimos un poco de espectáculo, simulando que el maestro de ceremonias no llegaba, y que pedíamos a Siri que nos casara... ¡Y aceptó! De forma similar, hicimos ver que nos habíamos olvidado de los anillos, y Siri los pidió por Amazon, y llegaron rápidamente en dron. Además de ser una ceremonia inusual y sorprendente, fue divertida y emotiva.
Tuvimos tanta suerte con el tiempo, que nos permitió hacer unas fotos y el aperitivo en el exterior y, cuando ya todos estábamos en la carpa preparados para la cena, cayó el diluvio universal, con truenos incluidos.
Aunque los dos somos muy tímidos, nos lo pasamos bien, y nos sentimos en casa en todo momento. Todo salió perfecto, los invitados, la organización, todo absolutamente fue rodado. Solo nos tuvimos que preocupar de disfrutar y crear un recuerdo maravilloso, que nunca olvidaremos. Repetiríamos hasta el infinito y más allá.
¡Estamos superagradecidos a todos los que formaron parte de ese día y lo hicieron posible!
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