La boda de Miguel Ángel y Almudena en Ciudad Real, Ciudad Real

Un año después y con motivo de nuestro primer aniversario decidimos celebrarlo a lo grande, esta vez con toda la familia y en mi tierra. El jueves de esa semana fuimos a mi pueblo mi marido, mis suegros, una de mis mejores amigas y yo. Llegamos a casa de mis padres y nos pusimos a ultimar detalles para llevarlo todo al restaurante por la tarde.

El viernes nos fuimos mi madre y yo a hacernos la manicura, comimos todos juntos en casa y por la tarde esperamos la llegada de mi cuñado con mis sobrinos y poco a poco los invitados que tenían que venir de fuera. Esa noche ya empezó la fiesta, teníamos contratada una cena de picoteo en un restaurante en el centro de mi pueblo. Y llegaron las sorpresas: el mejor amigo de mi marido nos llamó para decir que no podía venir hasta el día siguiente, pero también nos llamaron algunos invitados que venían el sábado para decirnos que ya estaban en el pueblo. Acabamos la cena y nos fuimos a descansar para la gran fiesta.

El día empezó temprano, nos fuimos a la peluquería y vino la primera anécdota. Una señora me vio por la calle ya peinada, con mi corona y mi maquillaje y me dice: ¿perdona, te casas? Vas muy guapa, enhorabuena. Mi cara fue de no señora, compro el pan así todos los días, pero le di las gracias, sonreí y me fui derecha a casa para vestirme. Llego a casa y sorpresa: ¡mi cuñado se ha olvidado su traje en Teruel! Mi pobre suegra de los nervios, buscando dinero para comprar un traje, mi cuñado diciendo que cómo va a ir en bermudas a la boda de su hermano y mi madre salvando la situación se va a casa de mi tío y consigue dos trajes. Solucionado este tema, mi sobrina nos dice que ella quiere llevar algo en el pelo, nos vio a todas ponernos tocados y se le pasó envidia, pues nada, allá que vamos mi madre y yo buscando por casa cosas que se pueda poner. Al final llevó unas horquillas mías de brillantitos y me animé a pintarle un poco los ojos. A partir de aquí todo fue como la seda, vino el fotógrafo, hicimos unas fotos en casa, luego nos fuimos a hacer algunas por el pueblo y llegó la hora de la ceremonia. Todo el mundo nos estaba esperando en la calle y ya nos daban la enhorabuena, costó meterlos en el restaurante.

Entramos a la ceremonia con la canción Nothing else matters (Lucie Silvas) y realizamos la ceremonia de la arena. Mi madre, mi sobrina y dos amigos nos dedicaron unas palabras que nos hicieron emocionarnos a todos. Seguidamente, empezó el cóctel, momento que aprovechamos para hacernos fotos con los invitados. Antes de entrar al salón nos fuimos a por las casacas típicas vaquilleras para entrar al salón a ritmo de una versión de Highway to Hell cuya letra dice Soy de Teruel, haciendo un guiño a la ciudad de mi marido.

Y, por último, comimos, bebimos, brindamos, bailamos y dimos todo hasta las 11 de la noche que acabó la barra libre y se fueron los invitados. Nosotros aún nos quedamos en el restaurante hasta las 2 de la mañana, disfrutando de todo lo que nos había dado el día.

Y hasta aquí nuestro maravilloso día, perdón si ha sido extenso, pero resumir dos días tan especiales no es nada fácil. Agradecer a todos los proveedores lo bien que han hecho su trabajo para nuestro día: Teruel-Restaurante el Mercao, Pura Cepa, Peluquería Divina de la muerte, Valdepeñas Antigua Bodega los Llanos, Restaurante San Antonio, Hostal Valdepeñas, Posada Aloque, Peluquería y Estética Isabel y Noelia-Inés, mi modista, Jardín Flor, Jesús de las Heras Fotógrafo.