La boda de Beatriz y Miguel en Mont-roig Del Camp, Tarragona
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B&M
25 May, 2013El día de nuestra boda
EL LUGAR
Hace poco que me mudé a Tarragona pues mi mujer es catalana y tiene el trabajo aquí pero cuando decidimos casarnos ella quiso celebrarlo en mi tierra, Valencia. El Salón Campos nos pareció una buena opción de modo que nos pusimos en contacto con ellos, hicimos las pruebas de menú, etc. El hecho de tener el salón lejos nos complicó un poco las cosas pero pusimos empeño en comunicarnos a menudo para aclarar todas nuestras dudas.
LOS PREPARATIVOS
Nuestra ceremonia fue íntima (69 invitados) y, en esta línea, desde el principio decidimos que no queríamos cosas despersonalizadas y ajenas. Como a mi mujer le hacía bastante ilusión y tiene buena mano con las manualidades, ella misma se lió a hacer las invitaciones, los detalles de boda y todo lo que pudiese surgir (el libro de firmas, por ejemplo).
LA MAÑANA DE LA BODA
El día de la boda lo teníamos todo listo, por los pelos, pues hasta la misma mañana mi mujer estuvo ultimando detalles y, algún invitado, confirmó su asistencia la noche de antes (en el salón nos dijeron que siempre suelen pasar cosas así), con lo que se tuvo que hacer algún detalle más.
Seguir leyendo »Debo decir que nos habíamos casado antes y que la ceremonia era un paripé sin valor legal pero que para nosotros tuvo toda la carga emotiva y el valor sentimental pues estábamos rodeados de las personas que más nos importaban.
LAS FOTOS
Yo entré a la terraza con la música que había escogido y esperé un rato hasta que llegó mi mujer. Los nervios no te dejan disfrutar de todo, de modo que agradezco que tres amigos lo estuviesen grabando todo (porque decidimos que no queríamos a un grupo de desconocidos metiendo el objetivo por en medio cada dos por tres) y otros dos se encargasen de hacernos un buen reportaje. ¿Pensáis que eso influyó en el resultado? Seguramente. No obstante, mi mujer quería montar el book ella misma (y los profesionales con los que contactamos entregaban el trabajo montado). Como teníamos dos amigos aficionados a la fotografía que aceptaron encantados hacernos las fotos tuvimos exactamente lo que queríamos.
LA CEREMONIA
Cuando por fin nos reunimos frente al altar nos sentamos delante de un buen amigo de mi mujer que ofició la ceremonia. Entre medias hubo lecturas. Lo cierto es que la ceremonia la prepararon en absoluto secreto porque querían darnos una sorpresa de modo que, a parte de los dos a los que invitamos a leer nosotros, había otros dos que se coordinaron con nuestro oficiante a escondidas. Y la verdad es que quedó muy bonito y sí que nos sorprendieron.
Todo el mundo se lanzó en estampida a felicitarnos y luego salieron del salón para esperarnos con el arroz. Volvimos a entrar en el jardín y brindamos con vino espumoso. Luego hubo un picoteo en el que, normalmente, se aprovecha para que los novios se escapen a hacerse las fotos pero nosotros queríamos que oscureciese un poco para encender las luces del jardín.
EL BANQUETE
Después de que un amigo nos hiciese las fotos entramos en el salón con nuestra música. Cada plato entró también acompañado de la música que habíamos elegido. Después del segundo plato y algo contentillo por los vinos, me lancé a pedirles si me dejaban sacar el postre para mi esposa (pues soy camarero y me hacía gracia ver su cara).
LOS DETALLES
El momento de los detalles fue algo estresante pues decidimos entregarlos después de la tarta entre mi mujer, yo y un par de amigos y, claro, ¡íbamos acelerados! Mi mujer pensó que si los dábamos nosotros de uno en uno podría ver si les gustaba el detalle. Pues la loca hizo 65 libretas diferentes para los 65 invitados adultos (cada noche haciendo libretas, mi casa parecía un taller ilegal) pero la pobre no podía estar en todas partes, de modo que no le salió muy bien la jugada. Dos semanas después fuimos a la boda de unos amigos y, nada más sentarnos en la sala de banquetes, ya teníamos los detalles puestos (estrés que se quitaron de encima, chicos listos).
EL BAILE
Recuerdo que los dos comentamos que hasta que no pasó el baile no nos sentimos liberados. Y es que no nos limitamos a bailar un vals. A mi mujer le encanta bailar pero yo soy algo patoso. Ella quería hacer una coreografía algo modernilla pero no hubo manera. Pensamos que mejor un vals pero a los dos minutos de empezar a movernos vi que me había aprendido el paso (bien por mí) pero que aquello era muy repetitivo. Así que mi mujer me propuso bailar otro baile más movido, algo de bailes de salón. De manera que ella montó una coreografía con "Sex bomb" de Tom Jones y la machacamos hasta que salió (a mi falta de coordinación se suma que tengo muy mala memoria, con lo cual fue una odisea). Y el día de la boda el baile nos quedó genial. Mis conocidos alucinaban porque nunca me habían visto bailar algo sin dar saltitos. ¡Esto sí que nos quedó muy bien!
EL RELAX
Y luego ya vino el despiporre. Barra libre y disco móvil durante dos horas. Decidimos que no queríamos orquesta porque preferíamos que sonasen canciones actuales y no las típicas de verbena. Cosa que también iba bien para el bolsillo.
Y así fue nuestra boda. Tuvo sus puntos fuertes y sus momentos de nervios y estrés pero fue un día bonito que recordaremos siempre, sobre todo después de ver los vídeos y las fotos.
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