Can Marlès

Me casé el 13 de octubre 2018. Mi primera impresión fue buena, nos atendió la hermana de la encargada, una chica muy maja muy sonriente muy “hippie” y nos sentimos cómodos. Nuestro primer error, a todo nos decía que vale, quería un lugar donde arreglarme y nos lo pusieron sin problemas, excepto que estaba bastante sucio, espejo, suelo, sofá... nos ponían la decoración, luego nos la quitaron y nos descontaron 0,80€ por centro de mesa y 120 por todo lo demás, de risa, nos dieron números de decoradora que evidentemente eran mucho más costosas. A 7 meses de la boda desapareció la comunicación, no contestaban los mensajes o nos daba largas diciendo que estaba en el extranjero, luego supe que era mentira. Al final cogió las riendas la encargada. Parecía más seria, hasta que llegó el día de la boda y el resultado me pareció tan poco profesional y este fue el resultado: cero colaboración con la decoración (solo recogieron); -1h y pico menos de barra libre pagada, por retraso de ellos, que luego atribuyeron a que repartimos unos chupitos, botella traída por nosotros y un café que me tomé antes de subir al salón a cenar; platos fríos y equivocados; personal superjoven, no más de 20 años se notaba la poca experiencia; yo (la novia) me tenía que levantar a buscar mi bebida; en el aperitivo nos dejaron hasta que apenas se veía, era de tarde noche y está en la montaña; cuando llegó el autocar la gente no sabía dónde tenía que dirigirse; había familiares de los músicos comiendo en nuestro aperitivo; la barra libre solo tenía bebidas de las calidades más bajas, larios, negrita, ballantines, passport y nada más. Ni cañas. No lo recomendaría, me llevé una mala experiencia, aunque les di un voto de confianza, aún viendo que tenía varias malas criticas y fue una gran equivocación. Buscábamos algo económico y lo parece, pero no es así ya que el menú no te incluye absolutamente nada. Espero que esto sirva para que no caigan en el mismo error, futuros novios.

Cuando escogimos Can Marlès como el lugar donde sería nuestra boda, estábamos muy entusiasmados. El lugar era bonito, se adaptaba a nuestras necesidades y en un primer momento parecía un servicio de buena calidad a un precio razonable (razonable hasta que añades todos los extras, como por ejemplo las bebidas o barra libre). Los problemas empezaron cuando una vez contratados sus servicios (entrega de paga y señal) la comunicación dejó de ser fluida. La supuesta wedding planner (M.) tardaba cada vez más días en contestarnos simples mensajes de whatsapp, nos daba muchas largas cada vez y no nos resolvía las dudas. Hasta el punto en que dos meses antes de nuestra boda que fue en octubre de 2018, enterarnos por terceras personas de que Marta había dejado de trabajar en Can Marlès. ¡Dos meses antes de nuestra boda! Entre pitos y flautas, por mala gestión de este lugar, se nos quitó el servició de decoración floral, que en primera instancia estaba incluido en el precio del pack que pagamos. Lo que implicó que finalmente hayamos sido nosotros los que nos hayamos encargado de la decoración y las flores. Por esto se nos descontó un porcentaje irrisorio, como pueden ser 0,50€ u 0,80€ por cada centro de mesa. A raíz del abandono de nuestra primera organizadora, se quedó su hermana a cargo, A. Que no habíamos visto en la vida. El día de la boda, Can Marlès tuvo una gestión nefasta de los tiempos. Llegando a cancelarnos más de una hora de la barra libre. Se fueron retrasando en todo, desde el principio y hasta el baile. Y lo peor es que A. nos culpa a nosotros, los novios novatos, de su mala gestión del tiempo. Entre otras cosas puedo decir que el personal estaba compuesto por jóvenes estudiantes que hacen de camareros en estos eventos y por A. En el banquete nos encontramos con que se equivocaban con la entrega de los platos de la gente, que tampoco tenían cañitas o vasos de chupito, comida un poco fría, e incluso con panecillos duros. Sin duda lo que más nos fastidia es que se nos haya recortado más de una hora de fiesta. Recordemos que 10 días antes de la boda nosotros ya habíamos pagado todo el banquete, con ton todos los invitados, incluso el de los que fallaron a última hora. Aún no nos han devuelto ni un céntimo a pesar de haberlo hablado y reclamado. Es triste pero han empañado gran parte del recuerdo de nuestra boda, y eso no se paga ni con lo que nos deben.

Pues debo de trasmitir el caliu que recibimos por parte de la organizadora Marta. Desde el primer momento captó nuestra filosofía de boda y todo salió genial. La gente encantada, por el paraje, y la comida tan casera que había. ¡Gracias!