Sin duda, el Hotel Castellar es de esos lugares que no te hacen pensártelo más de dos veces. Un lugar con gusto y refinado donde tus invitados, además de disfrutar de la boda, pueden hospedarse allí, para nosotros eso fue un de los hándicaps. Por otro lado, la posibilidad de tener varios ambientes donde llevar a cabo el convite, el cóctel o el baile haría más ameno el transcurso de la boda, así no todo se realizaría en una misma sala. Otro punto es su amplio menú. Un menú que constaba de diferentes platos originales. Nosotros elegimos una lasaña de setas (estábamos en temporada de setas, algo que es muy típico en la zona), nos pareció arriesgado, pero sin duda todo un acierto, al igual que sorprender con un solomillo Wellington, y así podríamos seguir enumerando. Porque nos casamos en el Hotel Castellar, pero si pudiéramos lo haríamos de nuevo. Eso sí, con el mismo equipo que nos hizo todo tan accesible y fácil. Así que, gracias a Montse por hacernos tan felices.

Todo muy bien Planificado, asesoramiento perfecto, conocedores de todos los detalles dada su experiencia, me transmitieron muy tranquilidad y control. El catering extraordinario y el hotel, la decoración, la habitaciones, la atención de Montse sin ella todo esto no hubiera sido posible. Me volvería a casar. Muchas gracias por hacer de este día 3 de agosto 2019 un día inolvidable.

Impresionante en todos los sentidos. No podemos estar más satisfechos de haber celebrado allí nuestra boda. Un sueño cumplido. Un mes después, los invitados no paran de recordarnos lo bien que lo pasaron, lo bien que les trataron y lo bien que había salido todo. El lugar en sí es precioso, las fotos hablan por sí solas y aún así, cuando llegas todavía tiene la capacidad de dejarte boquiabierto. Cuidado hasta el último detalle, desde las habitaciones hasta el lobby, pasando por la zona de la piscina y zonas exteriores en general. Un oasis que los dueños abren solo tu boda, haciéndote sentir huéspedes de su propia casa. La amabilidad hecha hotel. La restauración es magnífica, no solo el menú de boda cuya calidad es suprema, también hablamos del desayuno, de la barbacoa (de esa carne mechada se acuerda todavía más de un invitado) y de la cena de tapas. Todo exquisito. Especial mención a Montse Amado, la persona en la que puedes confiar y sentirte absolutamente tranquila pues lo tiene todo bajo control. Te ayuda en todo lo que puede y más, y además jamás le falta una sonrisa. Todos los empleados son absolutamente profesionales, saben dirigirse a los invitados con una atención constante y correctísima. No nos olvidamos de hacer una mención a Esther que, además de ser una profesional como la copa de un pino, sus mojitos están deliciosos. Y a la gobernanta, que jamás le falta la sonrisa a pesar de algún sustillo que le dimos. La profesionalidad de todos los empleados es magnífica, solo superada por su cercanía y enorme calidad humana. Os habéis portado con nosotros como si fuéramos de vuestra familia.
Gracias de corazón. Rocío y Pablo.

Desde el principio supe que el Hotel Castellar era el sitio idóneo para celebrar nuestra boda. No sólo por ser un lugar superelegante y bonito en el que cuidan el más mínimo detalle, sino también por el servicio que ofrecen desde el primer momento con la profesionalidad guiada de la mano de Montse, que con su cercanía nos ha ayudado durante todo el proceso. Y qué decir de la comida, ¡hecha allí, por supuesto! Y el trato de su metre, Esther, que con su atención podrás hasta disfrutar de la comida durante el banquete. En conjunto, una fórmula perfecta para disfrutar de nuestro gran día tranquilos y sabiendo que todo está organizado y planificado con antelación.

Sin duda la boda de mis sueños! ¡El lugar es precioso! Las habitaciones son preciosas y para las fotos espectacular. Nos atendió Montse que con más cariño no lo pudo hacer y se implicó en todo, hasta los más mínimos detalles. En cuanto a la comida, fue excelente. Nuestros invitados quedaron encantados. Solo puedo agradecer el trato y la calidad de este sitio. No lo cambiaría.

Es profundamente complicado renunciar a todos esos tópicos y comentarios bobos que hablan de sueños cumplidos sobre el día de tu boda. Pero la realidad, como siempre, supera a la imaginación. Nuestro día, como el de todos [supongo], fue una jornada nervios, estrés, incertidumbres y, como siempre, algún que otro inconveniente inevitable. La única certeza que teníamos clara era nuestra confianza en el Hotel Castellar para preparar un día perfecto, como así fue: ¡Gracias!

Tuvimos la enorme suerte de dar con la persona más especial que hemos conocido en todo este viaje. Organizar una boda es un relámpago, en especial por los cambios de opinión y mil vueltas que se le dan a los preparativos. Encontramos, afortundamante, a la persona indicada para ello: Montse Amado. Montse fue la responsable que nos atendió desde el primer momento hasta el último, y al margen de implicarse hasta el más mínimo y ridículo detalle como si le fuese la vida en ello, tiene una virtud, a nivel profesional, que en la actualidad es complicado de encontrar: convierte lo notable en excelente. Pero si algo me gustaría destacar de ella es su forma de hacer las cosas; es muy sencillo y a la vez difícil, simplemente realiza su trabajo como lo que es: una buena persona, a la que le duelen las cosas como propias, que no escatima en tiempo y siente una pasión única por su trabajo. No hay reloj o fines de semana con una pareja cuando una boda que pasa por sus manos. Se moja, moja los pies en el barro si es necesario y aporta una cantidad maravillosa de ideas a las que siempre hay que hacerles caso. Montse es eso: una buena persona a la que le gusta su trabajo, y esa fórmula sólo puede dar un resultado positivo. Junto a Tomás Rodríguez forman un tándem único, de gran profesionalidad, que convertirán, siempre, cualquier aspecto durante una boda de un 9,75 en un 10.

Disfurtamos de un cálido y agradable trato durante todo el proceso de preparativos, cercano al año de duración, con reuniones periódicas en las que fuimos avanzando detalles para el gran día. Una exquisita prueba del menú (algunas semanas antes de la boda) fue el pistoletazo de salida para una maratón que gracias a la labor de los profesionales del Hotel Castellar, disfrutamos, siempre, cuesta abajo.

Llegado el gran día (tras recibir todas las facilidades del mundo en la semana previa para los preparativos y decoración), sólo nos cabe dar las gracias, como hemos titulado este artículo, porque pese a todo lo estresante que puede llegar a ser una boda, el extraordinario equipo del Hotel Castellar permitió que una vez llegásemos a sus instalaciones perdiésemos la noción del tiempo y tuviéramos que ocuparnos de nada más. Simplemente, disfrutar de un día inolvidable junto a familia y amigos.

Fantástica entrada para invitados con un cuidadísimo protocolo de bienvenida. Suculento y ameno cóctel junto a la piscina y un espectacular salón (y no porque fuese mi boda), presentado con sumo cuidado, detalle y elegancia que permitieron dar el salto de nivel y calidad que buscábamos para nuestros invitados. El patio anexo (de jardín y árboles) fue la esencia de nuestra boda con un maravilloso paisaje e imágenes para la nostalgia (que repasaremos una y otra vez) con esas bombillas en forma de araña, mientra caía el sol y la tarde con buena música y mejor comida, ayudados por el equipo de David Senda (colaborador habitual del Hotel, muy recomendable tanto en música como en aperitivos para la barra libre).

Sin extenderme mucho más, valorar con la más alta puntuación y estima la bondad y cercanía del personal desde el primer día al último. Ellos fueron los responsables de rescatar una abstracta idea de nuestra cabeza, darle forma, hacerla posible y convertirla en un día para el recuerdo de todas las personas que más nos importan. Por ello, los gracias siempre se nos quedarán cortos.

Manuel Gil y Rocío Calvo.

P.D. Fíjense si nos gustó, que optamos por disfrutar al día siguiente de la guinda del Hotel Castellar, una extraordinaria barbacoa y día de piscina junto a nuestra familia y amigos más íntimos. Si mañana volviese a casarme, repetiría cada paso. ¡Espero que permanezcan al pie del cañón dentro de 25 años!

No hay palabras para definir cómo fue ese día, y gracias al gran equipo de Hotel Castellar, que desde el principio entendieron nuestras necesidades y lo que queríamos. Y, sobretodo, a su wedding planner, Montse, la conexión con ella fue desde el principio y gran parte de cómo salió la boda fue gracias a ella. Recomendable al 100%.

¡No he podido elegir sitio mejor para celebrar mi boda! Me realizaron una boda de cuento, todo el mundo quedó muy satisfecho tanto con el trato como con el hotel. El equipo es maravilloso.

Un sitio excelente para celebrar una boda. Hemos pasado genial en la nuestra. Todo fue genial. El trato excelente y agradable. Agradezco al equipo del Hotel (Montse, Tomás, Esther y todos los demás). A Rocío de pastelería "El Rinconcito Dulce", DJ David, etc.