Se que es un poco largo pero hablando con un proveedor hoy me dio esta informacion y creo que es bastante util y de mucha ayuda.. alla va:
Sobre exclusivas en bodas, o lo que es lo mismo, obligar a los novios a contratar un proveedor que no quieren o en su defecto sacarle unos euros de mas por no hacer nada; pues que sepáis que podéis negaros ya que es totalmente ilegal.
Antonio de la Rosa
WhiteFotografía
Con la colaboración de la asesoría jurídica de la AFIMA
¿Consentirías que el sacerdote eligiera el vestido de novia que tienes que llevar? ¿Aceptarías que el restaurante te impusiera el menú? Esto conceptos que nos parecen una barbaridad en otros campos, no son tenidos en cuenta con la fotografía y nos imponen una empresa de servicios fotográficos.
Antes de seguir, quiero aclarar unos conceptos que pueden ser de interés.
Una boda no es un acto público, sino privado. Se acude con invitación.
Tanto la iglesia como el restaurante están reservando un espacio para una celebración privada, lo cual lo convierte en un espacio privado durante el periodo de tiempo por el que están contratados.
Los derechos de imagen son propiedad del individuo (artículo 18 de la Constitución Española) y le corresponde a él decidir quién le fotografía.
A un fotógrafo PROFESIONAL, no se le puede impedir el acceso a la iglesia ni al restaurante si ha sido contratado por los celebrantes. No así, a los fotógrafos no profesionales o a los que, aún siéndolo, no hayan sido contratados por la pareja.
Del artículo nº 2 de la instrucción nº 8 de Mayo de 2003 del Arzobispado de Madrid, se deduce que no se pueden imponer los servicios fotográficos del fotógrafo habitual de la Iglesia. Este artículo establece que el Responsable del Templo puede conceder autorización para realizar fotografías o filmaciones a otro fotógrafo, a petición de quiénes celebran los sacramentos, acreditando que el fotógrafo que vaya a trabajar tiene la formación litúrgica suficiente. Se entiende, por tanto, que podrá realizar el reportaje cualquier fotógrafo elegido por los contrayentes siempre que este sea profesional y por tanto respete la ceremonia.
La iglesia no puede oponerse a celebrar la ceremonia por la no contratación de los servicios fotográficos ofertados por la empresa adjudicada por la iglesia. Tampoco pueden oponerse los fotógrafos habituales de la Iglesia; en este sentido el Juzgado de Instrucción nº 6 de Getafe ha dictado sentencia, este año 2004, condenando al fotógrafo habitual de El Cerro de los Ángeles a pagar a los novios la cantidad de 6000.- euros; dicha sentencia es firme y ya se ha ejecutado.
El restaurante no puede oponerse a celebrar el convite por la misma razón anterior, de hecho hay sentencias que establecen que es ilícita la obstrucción a la entrada de un profesional elegido por quiénes celebran y pagan la reunión.
Las cláusulas de contratación de los servicios de imagen de elección por parte del restaurante son abusivas, por prestar un servicio accesorio que no se ha solicitado y no respetan la Ley General de defensa de los consumidores y usuarios, al imponer servicios que no se han solicitado, ni la bilateralidad de un contrato que exige el Código Civil, siendo nulas por abusivas.
Algo tan simple como un la adquisición de un electrodoméstico, ¿consentirías que estuviera regulado por la contratación de un seguro de vida? ¿Comprarías un vehículo que te impusiera tu ayuntamiento? ¿Consentirías la contratación de un servicio de limpieza en tu domicilio que te impusiera el presidente de tu comunidad? Desgraciadamente, por desconocimiento, por comodidad o por dejarlo estar, esto es lo que se hace con la fotografía social y en concreto, en la de bodas. A nadie le apetece enturbiar la preparación de un momento con tanta emotividad o que la celebración se pueda deslucir con una discusión subida de tono en ese día.
Antes de contratar un servicio, ver el producto. Pero no un producto de la empresa, sino del fotógrafo que va hacer el reportaje. Pedir presupuesto y decidir si es lo que se ajusta a las necesidades y deseos.
Que se firme un contrato con la empresa de imagen que se quiera, que se envíe un burofax con certificado de contenido a la iglesia y al restaurante advirtiendo que se han contratado los servicios de un profesional de la fotografía, para dejar constancia de que las personas que van a realizar el reportaje son profesionales de la fotografía y de que estáis actuando según la legalidad optando libremente por vuestra elección. Normalmente, esto es suficiente para que todas las oposiciones por parte de la iglesia y del restaurante cesen. Si a pesar de todo no cejan en su empeño abusivo, negociar algún tipo de acuerdo en favor de un decoro en la celebración. Si a pesar de esto no se produce el acuerdo, mi consejo es disfrutar de la ceremonia y del día, que los fotógrafos de vuestra elección hagan el trabajo que les dejen y después, al día siguiente o a la vuelta de la luna de miel, se tomen las acciones legales correspondientes.
Como ya he comentado antes, la iglesia puede negarse a que el fotógrafo de vuestra elección realice el reportaje, alegando motivos sobre el respeto a la liturgia. Bien, esto se soluciona con una entrevista con el párroco por parte del fotógrafo en el que le ponga en antecedentes sobre qué momentos no está permitido hacer fotos y las condiciones en las que trabajar. Con un poco de sentido común, incluso una llamada de teléfono sería suficiente para acordar estos términos.
Si tenéis algún tipo de problema, contactar con la empresa que hayáis elegido para la realización del trabajo y con asociaciones fotográficas que conocen el tema en profundidad, así como con asociaciones de consumidores. No olvidemos que se trata de un servicio contratado que está regulado por una ley de consumo y que somos consumidores, como lo seríamos de cualquier otro tipo de producto o servicio habitual en nuestras vidas. Los fotógrafos profesionales que hayáis elegido, incluso vosotros mismos, podéis poneros en contacto con la asociación de fotógrafos: AFIMA en el teléfono 91 559 91 38, donde os podrán informar.
Ante todo se impone el sentido común y no deslucir una celebración tan significativa para las parejas y sus familias. Se trata de disfrutar del día.