Hola chic@s! Ya estamos de vuelta de la luna de miel y quería contaros mi experiencia (aviso se avecina tochaco). Hemos pasado una semana de crucero por el Mediterráneo en el barco msc sea biew (no sé si alguien de por aquí ha viajado con ellos), al principio todo genial, el barco espectacular y precioso, pero la primera sorpresa nos la llevamos cuando nos dimos cuenta de que 95% del personal del barco no tenía ni idea de español, nos hemos pasado la semana hablando por señas o como podíamos ya que ni mi marido ni yo hablamos otros idiomas, el tema de la comida es otra cosa que nos decepcionó, un bufet muy pobre y las cenas, dependiendo del día eran mejores o peores, el barco se movía horrores (aún siento el balanceo y eso que desembarcamos hace 7 horas).
Pero la guinda del pastel se la llevó la excursión a Roma, (aunque todas la excursiones que hemos hecho han sido súper estresantes, pero esta ha sido especial y ahora veréis porqué) tengo que decir que yo ando con muletas, sabía que iba a ser una excursión dura en el sentido de que hay que andar mucho pero quise hacerla igualmente pero no me imaginé lo que iba a pasar, a mitad de la excursión se puso a llover muchísimo así que la guía decidió llamarnos un taxi a mi marido y a mí supuestamente para que no nos mojásemos (pero creo sinceramente que era para no entorpecer el ritmo del grupo) cogemos el taxi, vuelvo a decir que fue decisión de la guía, y nos lleva a donde "supuestamente" le dijo la guía total que pasa cerca de una hora y por allí no aparece el grupo, hartos de esperar llamamos a un número de emergencia que nos dan al principio de la excursión (tuvimos que llamar 4 veces para que nos atendieran) y cuando por fin conseguimos contactar con la guía nos dice que lleva una hora esperándonos donde le había dicho al taxista y que el bus se va para el puerto en 10 minutos, empezamos a correr sin saber ni hacia donde ir totalmente desesperados, yo me caí y no me rompí el codo de milagro, al final los encontramos y aún quedaba por visitar el Vaticano pero ya preferimos quedarnos en el bus. Lo único bueno de ese día (y en general de todo el viaje) ha sido el espectáculo del teatro del barco con unas versiones preciosas de las canciones de la película el gran showman.
Mi marido dice que ha sido el peor viaje que ha hecho y que no volverá a hacer un crucero, y yo estoy súper triste porque se suponía que tenía que ser un viaje único y especial, además no puedo evitar sentirme culpable puesto que lo de hacer un crucero fue idea mía.
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