Llevamos dos semanas felizmente casados. Y aunque nuestra boda no fue la soñada, tuvimos una boda de ensueño. Fue un día inolvidable en familia. Una ceremonia preciosa llena de emoción.
Pasamos de ser 280 invitados, a ser 11 ( los familiares más cercanos), de ser en mi pueblo ( una localidad de Navarra de 950 habitantes), a ser en la bella San Sebastián. La razón fue evitar juntar a muchas personas en esta situación. Llegar hasta esta decisión no fue un camino fácil, sobre todo para mí que lo lleve muy mal. Casarme, era la ilusión de mi vida y aceptar esta situación me costó. Pero hoy estamos felices. Ha sido un descanso psicológicamente.
El tiempo para mí es muy importante. Por desgracia en mi vida, hay muchos acontecimientos tristes que llegaron de repente, sin avisar... de ahí que valore tanto el haber podido celebrar este día con la gente que más queremos y que más nos quieren. Cuando se pueda, celebraremos nuestra boda soñada. Pero en nuestro caso el amor ha podido con el virus. Ojalá nuestra experiencia ayude a muchas parejas que os encontráis en la misma situación.