La boda de Roberto y Sonia en Alacant/alicante, Alicante

Tengo que deciros que, aunque no parezca normal, no estaba nerviosa, estaba más pendiente de que mi familia estuviera peinada, maquillada y preparada para el día de mi boda que otra cosa, la verdad. A las 12.00 tenía cita en la peluquería junto con mi madre y mi hermana. A mí me tocaba la última y conforme iban acabando ellas, empezaban las maquilladoras, que las tenía esperando en casa hasta que llegara yo. Me recogió mi hermano de la peluquería para que no me viera mucha gente que fuera asistir a nuestra boda y todo fuera una sorpresa. Me hicieron un recogido moño informal de lado, pero para el banquete tenía una sorpresa y era soltármelo y dejármelo recogido en un lado junto al tocado que llevé en todo momento junto a mi velo.

Todo fue muy, muy rápido (ahora entiendo a las chicas que ya se han casado digan "disfruta mucho, mucho de tú día que cuando menos te lo esperes ya ha acabado"). A las 16.00h estuvieron mis fotógrafos y vídeo en casa para comenzar a vestirme. Justo cuando ya tenía el vestido puesto, a falta de ir abrochando, recuerdo que me llamó el restaurante para decirme que no podíamos celebrar nuestra cena al aire libre porque estaba lloviendo (solo estaban cayendo 4 gotas de verdad, me dio tanta impotencia… todo el año planificando y contratamos este restaurante solamente por la terraza). Pero al final mi hermano, "mi angelito", me vio tan baja de moral que él ya tenía una sorpresa preparada y llamó corriendo para que esto tampoco se chafara.

Solo recuerdo estar en mi habitación y ver gente y gente (ya que tenía mucha gente que venía de Murcia). Teníamos un autobús contratado para que dejaran a los invitados a la iglesia, pero debido a la cercanía de mi casa con la iglesia decidieron subir a casa y ocultarme la mayor sorpresa que me iba a encontrar en este día. Mi hermano me había regalado un coche de novios, pero no un coche normal, sino un carruaje de caballos de princesa con dos preciosos caballos negros con el pelo suelto y decorado con unas flores preciosas. Fue una verdadera sorpresa. Nada más verlo lloré y abracé a mi hermano. Toda la gente que me estaba esperando quedó en un segundo plano en cuanto vi a mi hermano.

Tenía a 3 nenas para llevarnos las arras y los anillos y a mi sobrino de 3 meses. Nos montamos todos en el coche de caballos junto a mi papi (el padrino) y nos fuimos camino de la iglesia. Coincidió con el medio año de moros y cristianos de mi ciudad, a nuestra llegada todo el mundo aplaudía y gritaba: “¡Viva la novia y el padrino!”. Las nenas y el pequeñajo disfrutaron de lo lindo con el paseo.

A la entrada de la iglesia nosotros, los novios, teníamos una sorpresa para nuestros invitados. Nada más y nada menos que un coro rociero compuesto por 21 personas. Imagínate la entrada de la madrina con ahora mi marido y nuestra entrada, padre e hija súper emocionados con la canción del Divo. Yo no me pude contener y otra vez a llorar cuando llegué al altar... Lo que tenía que ser una ceremonia de 40 minutos se convirtió en una de 1 hora y 15 minutos. No fue aburrida, pero nuestros invitados le pedían más canciones al coro. A la salida de la iglesia compré 4 cañones de confeti junto a unas bolsitas que habíamos hecho mi madre y yo para el arroz con tela de saco y una puntilla blanca muy monas. ¡Imaginaos lo siguiente!

Nos esperaba nuestro coche de caballos para ir enseguida con otro coche con el que había llegado mi marido para hacernos las fotos a la Ereta. No pudimos hacernos más de 10 fotos, ya que enseguida tuvimos que irnos camino de coger el coche de caballos para llegar al restaurante en él. La entrada, como podéis ver en las fotografías fue un cuento de princesas. El cóctel se celebró en la terraza, ya que quedó una noche fantástica porque gracias a Dios que no llegó a más. Mis invitados les rogaron que sacaran las mesas antes de que llegáramos nosotros, pero ya no quisieron.

Nos esperaba otra sorpresa de mi hermano en el cóctel. Los del restaurante nos dijeron que no lo habían hecho nunca en un cóctel. Nos hizo un video con fotografías de los novios desde que éramos pequeños, como nos conocimos, etc. Ale, otra vez me hizo llorar. Mi hermano es el pequeño de la casa y yo la mayor y se hizo cargo de todo esto, imaginaros como me sentí.

Celebramos la cena dentro en unos salones que tenían y dimos muchos regalitos y sorpresas: Dos ramos, uno a mi suegra, que se lo entregó mi marido (y que no se esperaba y la pobre se puso a llorar) y otro a mi mami, que también lloró. Además, tenía uno muy especial y era para mi súper abuela, la única que me queda, y, como no, es mi segunda mami, con la canción: “I do it for you”. Luego los regalitos de los hermanos (dos álbumes de fotografías desde que eran pequeñitos hasta ahora) con la canción “Always” de Bon Jovi y en el sorbete la entrega del ramo de la novia (a mi hermana) con la canción Aerosmith Armagedon.

Además, contratamos con nuestros fotógrafos y vídeo un Same Edit Day, ya que como os dije, venía mucha gente de Murcia y Orihuela y queríamos que vieran ese mismo día (en el banquete) el vídeo de la preboda, como nos vestimos cada uno en la casa de sus padres, como era la llegada a la iglesia y hasta como entramos en el restaurante. Os lo aconsejo al 100%, es muy impactante ver las caras que ponen porque hay momentos que ellos se lo han perdido y no se creen que es un vídeo del mismo día hasta que no te ven a la entrada de la iglesia y la salida.

Para los amigos más íntimos, como me iba a olvidar de ellos, le pedí a mi floristería que me hiciera una réplica de mi ramo en pequeño para una amiga íntima que tengo desde hace más de 15 años y a 3 amigos más les regalamos un fin de semana con un spa a cualquier hotel de España. Todo esto lo di con la canción “El mejor momento” de Pablo López. Imaginaos como lloró sobre todo mi amiga.

Llegó la hora de salir a disfrutar de esa maravillosa terraza ibicenca que habíamos creado con un photocoll con dos fuentes de chocolate (sorpresa de los novios para nuestros invitados) con castillos hinchables para los niños y con mesa de libro de firmas decorada por mí. En fin…

Y llegó la sorpresa de las ligas. Con la canción “Pretty Woman”, empezó la canción y yo, como protagonista de un musical, cogí dos sillas y las fui arrastrando hasta el centro de la pista de baile y mientras mi marido iba buscando a las chicas solteras o a punto de casarse que habíamos pensado para ir quitándome una a una las ligas que llevaba y se las iba poniendo a cada chica. La gente no se lo esperaba y algunas de ellas lloraban de la emoción.

Por fin llegó el deseado baile de los novios. Habíamos estado enseñando 3 días, pero solo una hora de cada uno de ellos, no penséis que estuvimos los tres días a piñón. ¡Qué va! Todo fue en la misma semana de la boda, la misma semana que estuvimos ultimando los detalles de mujer y hombre, ya que los decoramos nosotros, etiquetamos y decoramos las cestas. En fin, un jaleo. Que me voy del tema del baile. Hicimos un remember de 6 canciones diferentes (como teníamos tiempo, pues 6, nada más y nada menos) que eran: “Solo Tú” de Carlos Rivera, la famosa canción del príncipe de Bel Air “Jump On It”, “Vivir la vida” de Marc Anthony y la canción de Michael Jacson y Juster Timerlake “Love Never Felt So good” y acabando con “Solo Tú” de nuevo.

La gente no paraba de reír y de aplaudir, se lo pasaron bomba, la verdad, y nosotros también. Bueno y al final, cuando ya todo el mundo se fue, sin corte y perezoso nos fuimos al hotel a pasar la noche de bodas. Imaginaos quien conducía… Pues sí, la novia con el traje de novia y todo. La gente no se lo creía cuando lo dijimos al día siguiente…

Espero que este escrito os haya ayudado. Fue un día muy, muy emocionante y no lo olvidaré en mi vida.