La boda de Roberto y Mª José en Tomares, Sevilla

Llegó el momento de partir hacia la iglesia donde me estaba esperando tanta gente y entre ellas mi novio, el que en decimas de segundos sería mi marido, esa persona que lleva junto a mí 14 años, lleno de nervios allí se encontraba con ansias de que me situara a su lado. Una ceremonia diferente a las demás con unas palabras de una de mis hermanas dedicadas para los dos y con ese grupo de artistas cantándonos las canciones más bonitas que pueden existir.

Por fin salimos de la iglesia como marido y mujer a la espera de toda esa gente impaciente por lanzarnos esos pétalos de rosas, confeti de corazones y arroz tintado que con tanto cariño habíamos preparado personalmente.

Ya está, ya había pasado una de las partes de nuestro día y ahora empezaba lo mejor, a disfrutar de nuestro comienzo como marido y mujer. Nos fuimos a hacernos reportaje fotográfico a una de las muchas maravillas que tenemos en Sevilla, la Plaza de España y el Parque Maria Luisa. Acabados nos dirigimos a nuestra celebración.

Celebración la cual nunca imaginé que saldría tan pero que tan bien, no faltó ni un perejil, el catering atento a todo, dj profesional hasta la médula y como no cabe mencionar esos cámaras y fotógrafo pendientes de cada momento para dejarlo inmortalizado en el recuerdo.

Muchos acontecimientos viviríamos esa noche, desde un corte de tarta impresionante rodeados de toda la gente cantando la canción que elegimos para dicho momento "Quiero casarme contigo" (Carlos Vives), como entrega de ramos a nuestros padres en agradecimiento a todo lo que han hecho por nosotros en estos años de nuestras vidas y finalizando por el momento con la sorpresa a mi cuñado con un cumpleaños feliz de parchís acompañado de tarta llevada por los recién casados.

Entregamos detalles invitado por invitado como símbolo de gracias por haber estado en este día tan especial para nosotros.

Y llegó la hora del “bailoteo”, no sin antes abrir la pista con el baile nupcial con la canción "El Arte de Vivir" (Antonio Jose), agarrados y acaramelados finalizamos para así dar permiso a todo el mundo a que movieran el esqueleto pero no sin antes dar la última sorpresa de la noche, alarma y novios a las sillas para disfrutar del baile que nos tenían montado mis hermanas, prima, cuñada, amiga y sobrinos pequeños, aunque más que teníamos montado, hicimos creer al novio que yo no sabía nada y sorpresa bailaron el primer baile de un remix ellos solos y cuando terminó salí yo, la novia, y él se quedó sentado anonadado por la situación, ahora, eso sí, disfrutó al máximo de nuestro baile (lo recomiendo para toda aquella novia que se atreva y que el novio no quiera hacerlo, esa fue mi situación y no me quería quedar con la espinita de no hacer nada).

Listo, todo el mundo a bailar hasta que el cuerpo aguante y a ponerse guapos en el fotomatón.

Este ha sido el resumen de una boda la cual nunca imaginamos que saliera como salió, todo el mundo super contento y nosotros más por ver disfrutar a la gente.

Saludos.