La boda de Rafa y Judit en Parla, Madrid

Cuando llegamos mis sobris ya estaban preparadas y estaban guapísimas, parecían dos princesitas y yo estaba muy orgullosa de ellas, mi hermano y mi cuñada estaban histéricos. ¡Con deciros que era yo quien tuve que tranquilizar a todos! Yo, la novia, tranquilizando a los demás… Estaba tan relajada que fui capaz de maquillar a mi cuñada, tan tranquila que allí estaba con mi música cantando y maquillándola como si fuera una nochebuena…

En seguida llegó el fotógrafo, Emilio, que es un solete y te hace sentir muy cómoda delante de la cámara. Y allí estaba esperando que mi mejor amiga dejara mi habitación libre para entrar a ponerme la bata, las medias, etc. Para poder empezar a hacer las fotos para irnos; porque se me ha olvidado un ligero detalle, pero Aida es la cosa más desastre… ¡pero que voy a decir yo si soy igual!

En cuanto me cambie empezamos las fotos y para relajar un poco más el asunto abrimos una botella de champan, era el champán que hubo en mi despedida, que me encantó y Aida y una compi de curro se encargaron de conseguir y regalarme esa tan rica botella.

Y nada terminamos de hacer las fotos, primero las mías preparándome y todo eso y luego con mi familia; la más importante es la que me hizo Emilio cuando mi padre me daba el ramo, el me lo regalaba porque era algo especial, mi madre falleció el año pasado y ese ramo iba a su tumba (todavía sigue intacto) por ello mi padre me lo quería regalar para que fuera algo entre los 3.

En seguida vino mi suegro a buscarme con el coche, porque era el chófer, y llegamos a la casa de la cultura donde nos casamos. Yo estaba nerviosa porque no quería llegar tarde (ya sé que dicen que las novias tienen que llegar tarde, pero a mí me pone de muy mal genio tener que esperar) y solo llegue con 5 minutos de retraso con respecto a la hora en la que empezaba; pero para que correr tanto si la boda iba a empezar con retraso porque la boda anterior iba con retraso así que allí estaba en la calle y mi futuro marido dentro desesperándose por entrar.

Cuando dieron luz verde fue luego todo muy deprisa, cuando me quise dar cuenta estaba bajando las escaleras del brazo de mi padre y mi sobrina delante con los anillos.

La ceremonia fue muy emotiva, el concejal que nos casó un amor y aparte hablaron mi cuñado, los 2 mejores amigos de rafa, mi hermano y Aida. La ceremonia fue una constante de lágrimas, ¡lloró hasta el apuntador!

Cuando ya a cabo la ceremonia salimos y hubo la lluvia de arroz y pétalos, me encantó y ya besos y abrazos...

Después nos fuimos con Emilio para hacernos unas cuantas fotos de los dos y ya para el cóctel.

Cuando entramos ya como marido y mujer en salón entramos con la marcha imperial de stars wars, como no, mi marido es un poco friki ¡y yo le sigo! Y luego ya discurrió la comida todo bien, hasta que mis amigas me hicieron uno de los mejores regalos, me regalaron un álbum con las fotos de la despedida y como no, ¡a llorar otra vez!

El corte de la tarta sonaba happy y entraron con la tarde y ahí estaban mis muñecos de han solo y leía que le había regalo a mi marido (que él no sabía nada), le encantaron y luego ya a abrir el baile.

El primer baile que hicimos como marido y mujer fue “Todo cambio” de Camila y fue perfecto, no habíamos ensayado nada, es más, era la primera vez que bailamos tan juntos y salió perfecto. Luego sonó bailemos un vals de José Velez. Es una canción que tiene mucho significado para mi padre y para mí y la bailamos juntos y Rafa con su madre, y luego ya todos se animaron y salieron a bailar.

En la discoteca puse un fotomatón y una mesa de chuches y todo el mundo encantado tanto con una cosa como con otra.

¡Salió todo redondo como yo quería! hasta que me dio un corte de digestión, pero lo bueno que fue ya al final, lo malo que no pude continua la fiesta por ahí que esa era nuestra intención pero quitando eso lo demás perfecto.

Aunque como todo el mundo dice y hasta que no te ves ahí no te das cuenta, las que estéis preparando la boda hacerlo con mucho amor, divertíos mucho y que no sea motivo de discusión porque cuando te das cuenta ¡ya ha pasado todo! puff ya estás casada.