La boda de Quin y Gema en Navia, Asturias
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12 Sep, 2015El día de nuestra boda
Me encantaría poder revivir ese día una y otra vez el resto de mi vida. La verdad es que fue perfecto y eso que pintaba mal… Empiezo por el principio.
El día amaneció negro, negrisímo y lloviendo bastante, cosa que era fatal ya que en gran parte uno de los sitios para la elección del lugar del banquete había sido por los exteriores, además de que teníamos muchas cosas preparadas para ser fuera, así que mal. Pero yo estaba tranquila, mirando cada 10 segundos las nueve páginas web del tiempo que tenía abiertas, pero tranquila. Una de ellas, la más alentadora, decía que a las 11 pararía de llover, así que decidí confiar en ella ciegamente. Conforme pasaban las horas, me cansaba de recibir WhatsApps de ánimos con frases como "novia lluviosa, novia dichosa" y demás, pero yo seguía confiando en la web y, tranquilamente, seguía dejándome mimar en nuestra casa por maquilladora y peluquero. A las 10:30 seguía igual de negro todo y ahí ya entró en escena el que en breve sería mi marido, que por primera vez me dijo que dudaba mucho que el día levantase, que pintaba muy mal. Yo, sentada delante de un gran ventanal, no quitaba la vista de un charco justo delante de mí y, efectivamente, tal y como yo y esa web decíamos, a las 11 dejaron de caer gotitas en ese charco. Y no solo eso, sino que, además, para las 12:50, cuando yo salí de casa, el suelo estaba seco e incluso a las 14:00, hora en que salíamos de la iglesia, hacía hasta sol para las fotos de pareja. Pero eso viene luego...
Seguir leyendo »El caso es que toda la mañana estuve muy, muy tranquila para sorpresa de todos los que me acompañaban en casa. Mi momento de más nervios fue justo antes de salir de casa, esos segundos, minutos u horas, no lo sé, en los que dices "bueno, pues allá vamos". Desde ese instante y hasta que salimos de la iglesia, la verdad es que no me acuerdo muy bien. No oí la música que con tanto cariño tocó un amigo durante la ceremonia, no vi las flores que había elegido para la iglesia, ni a los niños de las arras que tantas ganas tenía de ver, ni sé a quién ni cuántos besos repartí al salir, pero si recuerdo sentirme totalmente feliz.
De ahí nos fuimos a hacer las fotos de pareja, no sin antes tener un pequeño incidente. El coche en el que yo llegué a la iglesia y luego nos fuimos los novios era un Seat 1500. Para mí fue una sorpresa, ya que yo había estado mirando de conseguirlo porque a mi marido (aún no me he acostumbrado del todo a esa palabra) le encanta ese coche pero no lo había encontrado, así que se suponía que el coche sería otro, de ese tipo, pero otro. El dueño del coche es un amigo de mis padres que tiene un taller y de un tiempo a esta parte se ha metido en la restauración de coches para bodas. Cuando salí de casa y vi el 1500 flipe! Nadie me había dicho que al final lo había conseguido, así que fue un sorpresón. Lo único que se ve que lo consiguió un poco tarde y no le dio tiempo a tenerlo perfecto, perfecto. Aparentemente sí, pero la marcha atrás... ¡no entraba! y de la iglesia teníamos que salir marcha atrás, así que después de varios intentos fallidos, les tocó empujar a los invitados. Estoy deseando ver esas fotos, ya que el fotógrafo venía con nosotros e hizo fotos desde dentro a la gente empujando fuera. Nosotros no podíamos dejar de reír. La verdad es que fue divertido y dio para unas cuantas bromas durante todo el día.
Y llegamos al lugar elegido por el fotógrafo para las fotos de pareja. A este momento le tenía un poco de respeto, ya que me ponen muy tensa las cámaras. Siempre fui más de estar detrás que delante, pero al final lo disfruté muchísimo. Con el fotógrafo me sentí muy cómoda y además fue genial poder estar a solas con mi ya marido y poder comentar tranquilamente las primeras impresiones del día.
Sin perder mucho tiempo, nos fuimos al restaurante donde unos amigos de Valencia, donde yo viví 8 años, nos recibieron, como no, con una tremenda traca. El tiempo, desde este momento hasta el baile, voló, pero literalmente. No sé cuánto tiempo estuvimos nosotros fuera en el cóctel pero diría que un par de minutos como mucho. Ni sé cuánto tardamos en comer, pero diría que otro par de minutos. Cuando me quise dar cuenta, el grupo ya había empezado a tocar.
Para el baile decidimos que no queríamos un dj ni una orquesta convencional. Teníamos súper claro que queríamos un grupo de rock. Durante los preparativos fue una de las cosas que más nos costó localizar pero al final los encontramos y la verdad es que fue genial. Pudieron tocar fuera tal y como estaba previsto y nosotros y los invitados bailamos bajo una guirnalda de luces que habíamos colocado entre los árboles y al fondo unas letras de madera también con luz con nuestras iniciales. La verdad es que, como me pasó durante la ceremonia, no tengo recuerdos claros de cosas concretas pero, una vez más, recuerdo pasármelo genial en todo momento, sobre todo de ver a todo el mundo disfrutando, bailando, comiendo, bebiendo, charlando... En fin, un día perfecto.
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