La boda de Pepe y Patry en Sevilla, Sevilla
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P&P
22 Oct, 2016El día de nuestra boda
El día comenzó muy temprano, como para cualquier novia nerviosa. Daba vueltas por la habitación del hotel esperando que llegara el maquillador y peluquero. Como no, mi madre también se había despertado antes de que sonara el despertador e intentamos tomar algo para desayunar pese a tener el estómago encogido. Fuera llovía, como bien sabía desde hace una semana en la que me especialicé en climatología.
Por fin, empieza a sonar la puerta y comienza el desfile de peluquero, fotógrafo, videógrafa y familiares. No paraba de mirar el reloj pensando lo rápido que pasaba el tiempo. Tuve la suerte de contar con maravillosos profesionales, aunque los nervios solo me decían que me diera prisa en vez de posar. Casi salgo del hotel antes que los invitados.
Por otra parte el novio y su familia se preparaban en su casa, sufriendo cortes de luz por la tormenta, con los consiguientes sustos para la madrina y la hermana del novio. Aun así consiguieron llegar a su hora para ir recibiendo a los invitados en la Hacienda Azahares. Estaba planeada una ceremonia civil en los preciosos jardines del Salón Azahar, pero desafortunadamente la lluvia nos hizo recurrir al plan B: ceremonia en el interior del salón, perfectamente decorado.
Seguir leyendo »Mientras el novio recibía a más de 200 invitados, yo iba en el coche mirando el reloj a cada momento. Llegando a la hacienda iba sintiendo cada vez más emoción. Al llegar, el servicio tuvo que ayudarme a salir con un techo de paraguas y allí, esperar hasta que el padrino aparcara el coche mientras el novio me llamaba al móvil para asegurarse de que estaba llegando.
Ya listos para marchar, comenzó a sonar All you need is love de The Beatles entre risas de los invitados. El novio y su madre desfilaron en primer lugar seguidos de la madre de la novia y el padre de novio y finalmente yo con mi padre. Es uno de los momentos más emotivos, tú del brazo de tu padrino viendo a ambos lados del pasillo a familiares y amigos sonreírte mientras al fondo está el hombre de tus sueños, más guapo que nunca, esperándote.
La ceremonia fue perfecta, hablaron nuestros amigos y hermanos, de forma sincera y original, nada de discursos prediseñados, haciendo soltar risas y lágrimas. Finalmente hablamos los novios e hicimos la entrega de anillos con la concejala, dando el sí quiero con la música Aint no mountain high enough y mientras estallaban los confeti.
Acto seguido y en el mismo lugar comenzó el cóctel. Aprovechamos para hacer algunas fotos de novios en el comedor, pero no podíamos salir a los exteriores, así que volvimos pronto a saludar y estar con nuestros invitados. Cada vez que intentábamos comer o beber había que salir en alguna foto así que no probamos mucho. Por suerte, al sentarnos luego en la mesa presidencial teníamos platos del cóctel enteros para nosotros. Durante el cóctel sonaban bandas sonoras, ya que habíamos ambientado la ceremonia en el cine, afición que compartimos mi ahora marido y yo. ¡Hasta las invitaciones fueron entradas de cine!
La entrada al salón fue con la marcha de la alianza rebelde de Star Wars y con dos espadas laser coronándonos ante el aplauso de todos los invitados. La comida riquísima, aunque yo no podía dar más de dos bocados a cada plato. Las mesas tenían nombre de películas y habíamos puesto carteles y Oscars en cada una. La tarta tenía unos muñecos caracterizados como nosotros pero con antifaz de Batman. La cortamos con la espada del Señor de los Anillos a ritmo de Juego de Tronos.
Los regalitos para los invitados consistieron en chapas-imán para frigorífico con abrebotellas detrás, con frases de películas diferentes. Gustaron mucho a los invitados. Como se tarda mucho en repartirlos fuimos abriendo la barra libre para que los invitados pudieran ir levantándose. Con las copas ya en la mano proyectamos dos vídeos, cada uno elaborado por uno de los novios y dedicado al otro. Yo había hecho un montaje con videos de todo nuestro noviazgo y el novio había utilizado vídeos de nuestra infancia (ayudado por sus padres y suegros). Preciosos. Para abrir el baile utilizamos el vals de la Bella Durmiente. Habíamos preparado el baile con nuestro profesor de salsa así que tras cumplir con el típico vals con los padrinos, comenzó a sonar una salsa que acabó con varios de los invitados (de nuestro grupo de baile) entrando a bailar una rueda cubana sorpresa. Los invitados disfrutaron muchísimo, y nosotros más.
Tras pasar a la barra libre qué más decir: música, baile, risas y hasta un fotomatón con fondos y máscaras de nuestras películas favoritas. Cuando tocó irse, los autobuses pararon en un pub de la ciudad para que los que todavía tenían fuerzas pudieran tomarse la última.
Una boda personalizada y divertida, justo como lo había imaginado. No es que todo saliera a la perfección (eso nunca pasa), pero es el día en el que te casas con la persona que quieres y en el que se unen todos tus familiares y amigos, nada puede con eso.
Un consejo, la lluvia nunca arruina un día tan especial como éste, así que no le deis la más mínima importancia. Como dijo el novio en su discurso un nudo mojado es más difícil de desatar. ¡Un saludo!
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