La boda de Paula y Oscar en Terrassa, Barcelona

Una vez ya éramos marido y mujer, fuimos a comer al restaurante Mas Vestit en Badalona. Durante la preparación de la boda, visitamos alrededor de 30 restaurantes y la verdad es que el que no tenía una cosa tenía otra que nos hacía seguir buscando. Mas Vestit lo encontramos de casualidad, bueno en realidad lo encontró mi suegra por internet, nos llamó y nos dijo que le había gustado y que por qué no íbamos a verlo. Nos dijo que era como una casa señorial en Badalona muy bonita, y la verdad es que dijimos de ir a verla, aunque yo no las tenía todas conmigo, ya que Badalona precisamente no la veo una ciudad de casas señoriales. La sorpresa vino a la llegada al restaurante, efectivamente era una casa señorial y la verdad que super bonita. Tiene unos jardines preciosos y un entorno muy bonito, a 5 minutos de Barcelona y alejado del bullicio. La dueña, una mujer encantadora que nos ha ayudado en todo y a la que agradecemos su participación para que todo saliera perfecto. Nos enseñó las estancias, salón, sala de baile, zona de aperitivo, jardín... Y tras esa visita, ya sabíamos que habíamos encontrado restaurante.

El banquete salió perfecto, lleno de sorpresas para los invitados y para nosotros, lleno de momentos inolvidables junto a los que más queremos, lleno de emociones, y sobretodo, lleno de alegría y felicidad. Una felicidad que se podía respirar en el ambiente.

Sobre las 7 y algo de la tarde, tras finalizar el evento en el restaurante y despedirnos de los invitados y de todos los que nos acompañaron en nuestro día, nos dirigimos al hotel El Montanya, situado cerca del Montseny, como regalo de boda de nuestros cuñados. Es un hotel precioso y encantador en medio de la montaña con una habitación espectacular de unos 40-50 metros cuadrados, con un salón, habitación doble y 2 baños, uno con ducha doble y otro con bañera hidromasaje y vistas a la montaña desde la misma bañera.

Además, la habitación contaba con una terraza con unas vistas del montseny preciosas, ideal para hacer una cena romántica, ya que nos subieron la cena y una botella de cava a la habitación. Al día siguiente pudimos disfrutar de una sesión de 90 minutos de spa, con diferentes piscinas termales, saunas, duchas relajantes, piscina climatizada… Y una vez relajados, la comida bufet del hotel en el restaurante. Fue espectacular, con una infinidad de platos a escoger y en tal cantidad como tu estómago te lo permitiera. En fin, solo puedo decir que, para mí, como he dicho al principio, fue uno de los mejores días de mi vida y que lo repetiría una y mil veces. La novia iba preciosa, la organización salió perfecta y el recuerdo maravilloso. Gracias a todos aquellos que con su colaboración o participación hicieron que fuera posible ese día y sobre todo gracias a mi mujer por hacerlo todo tan fácil.