La boda de Patricia y Jorge en Prado (Lalin), Pontevedra

Llegó el momento esperado, bajada del novio y la madrina con música de fondo. Aplausos, saludos, risas y por mi parte, muchos nervios. Despues, la radiante novia hace su aparición, escoltada por dos sobrinos pequeños con unos graciosas atuendos acorde con el color del traje de la novia. Toda la decoración rústica crea un ambiente rural que nos encanta. La ceremonia pasa súper amena gracias a Juan, el cura amigo del dueño del Pazo que hace que todo sea más facil y divertido.

Entrega de anillos, arras, lecturas y unos votos creados por nosotros que hacen que los nervios y la sensibilidad esté a flor de piel. También una lectura muy emotiva de una amiga de la novia que hizo reír a todo el mundo. Por último los novios agradecidos micrófono en mano piden a todos que disfruten el día.

El lanzamiento de arroz fue un caos: cada uno lanzaba desde su posición, acompañados por una charanga que hizo las delicias de todo el mundo; primero tocando con gaitas y después tocando como una charanga. ¡¡Increíbles!!

La sesión de fotos fue toda dentro del Pazo, con unos escenarios preciosos y con el consiguiente ahorro de tiempo para novios e invitados. Después entrada triunfal en la carpa. Con música y copas saludamos a todo el mundo que ya ocupaba sus mesas nombradas con cuidades españolas.

La comida fue excepcional, amenizada por nosotros que salíamos a bailar entre plato y plato, armados con un micrófono para obligar a los demás a hacerse partícipes del karaoke improvisado.

Más tarde llegó el corte de la tarta y la entrega de regalos a varias personas, abuelos, amigos , y el ramo para una amiga especial de la novia.

El baile nupcial fue apoteósico. Un remix seleccionado por nosotros y baile sorpresa que dejó a todos con cara de incredulidad y una sonrisa de oreja a oreja. Salió de 10. Luego la esperada barra libre con un photocall del que todos querían formar parte; una gran idea que no puede faltar en ninguna boda.

Mientras tanto, las esperadas fotos graciosas con nuestros maravillosos fotógrafos, son las que le dan un punto distinto a nuestro álbum de boda. Hablando con unos, saludando a otros, entrando, saliendo, llegó la merienda. Chocolate fundido, palomitas, algodón de azúcar y mucha fruta, ¡fue una bendición!, la gente lo agradeció mucho.

Después de 12 horas, la fiesta llegó a su fin. La gente comenzó a marcharse repitiendo una y otra vez que había sido alucinante y nosotros agradecidos infinitamente y orgullosos de que todo el trabajo que pasamos para ese día haya sido recompensado, sobre todo después de ver a nuestros invitados con una cara de infinita satisfacción por haber participado en nuestra boda.

Gracias a Graciela, (Pazo de Bendoiro), a nuestros fotógrafos (Brunsantervas), a la Gramola (música y ambientación en carpa), a Juan Ventura (cura de la boda) y a todos los que han hecho que ese día fuese el más bonito de nuestra vida.