La boda de Pablo y Kira en Salamanca, Salamanca

El día de nuestra boda

Mi boda fue... ¡Genial! ¡Sencillamente mágica! No, no recuerdo nervios o preocupaciones. Para mí fue todo como en un sueño, tal y como debía pasar. Sí, por la mañana hubo unos pequeños inconvenientes (mi maquilladora tardó un poco más de lo previsto, la floristería que me envió el ramo a casa se olvidó de poner también los ramilletes), pero todo se solucionaba de una manera muy fácil. A la hora prevista tanto mi novio como yo estábamos de punta en blanco e hicimos el encuentro en el jardín de nuestro edificio. "First view", como lo llama nuestro fotógrafo. Y después, en nuestro coche engalanado para la ocasión salimos para la Plaza Mayor, donde en el Ayuntamiento celebramos la ceremonia. Fue genial porque era sábado a mediodía, y toda la gente que había en la plaza se quedaba mirando primero a nuestro coche llegar, y luego a nosotros. Nos gritaban sus felicitaciones, aplaudían... Pareciera que todos ellos fueran nuestros invitados.

La ceremonia fue muy bonita: la concejal que nos casó leyó un discurso que nos llegó al alma, con un poema muy romántico. Y después, claro, abrazos, besos, lágrimas, risas... Un montón de fotos en el balcón del Ayuntamiento. Saludábamos como la realeza. Y después, mientras nuestros invitados se trasladaban al lugar del banquete, nosotros hicimos una sesión de fotos en los lugares más emblemáticos y preciosos de Salamanca. Tengo que decir que desde la primera hora de la mañana de aquel día el cielo amenazaba con lluvia, pero por suerte, no cayó ni una gota ni durante la sesión de fotos, ni después en el cóctel, que lo hicimos en la azotea del hotel, y pudimos disfrutar de las preciosas vistas a la ciudad sin mojarnos. Al día siguiente, recordando todo lo sucedido el día de mi boda me di cuenta de que no me tuve que ocupar de nada, las cosas sucedían sin que yo me fijara.