La boda de Pablo y Erica en El Prat De Llobregat, Barcelona
Al aire libre Verano Azul 5 profesionales
P&E
10 Jun, 2017El día de nuestra boda
8 junio: boda civil en el juzgado de Castelldefels. La jueza nos dice que llegamos tarde y nos extraña porque no es así. Entramos rápidamente porque nos pone mala cara y cuando empieza a decir los nombres ¡casi me casa con un tal Joel! Le decimos nuestros nombres y nos pide disculpas, los que llegaban tarde (que en realidad no llegaron) era la pareja que debería de haberse casado antes que nosotros y por eso estaba tan enfurruñada. Se convierte en alguien muy agradable y nos lee un poema precioso sobre el amor. La ceremonia es rápida y bastante bonita a pesar de la lectura de los artículos y etc. Una vez firmado todo, nos entrega nuestro libro de familia y ¡ya somos marido y mujer! Nos hacemos fotos con la familia y nos vamos a casa de mi abuela donde siempre nos reunimos a comernos unas pizzas todos juntos.
9 junio: día loco totalmente, nos quedan horas para la boda y estamos ultimando detalles, música y decoración. Nos va a dar algo porque se nos acaba el tiempo y las tareas se nos han acumulado. A las 21:30h dejo a mi "novio" solo en casa ultimando cosas y yo me voy a casa de mis padres donde voy a dormir esa noche. Para mi sorpresa empiezan a llegar mujeres de mi familia y amigas. Me han preparado cenita sorpresa y de repente oigo jaleo y música. Me asomo al balcón y está Pablo, los hombres de mi familia y mis amigos disfrazados, cantándome los clavelitos. Fue la tuna menos profesional pero más divertida del mundo. No nos pudimos reír más y me encantó el detalle. Incluso mi Romeo particular trepó la fachada para robarme un besito.
Seguir leyendo »10 junio: me despierto en casa de mis padres y me voy con mi madre a desayunar al bar de la familia. Allí me encuentro con mis tías y primas que me hacen la misma pregunta una y otra vez: ¿estás nerviosa? Y la verdad era que no lo estaba para nada, un poco ansiosa por vivirlo todo, pero nerviosa no. De vuelta en casa me pongo una camiseta sin tirantes y empiezo a decorar con flores la barandilla de casa (me puse más morena durante las horas del montaje de la decoración de la barandilla que en el mes previo a la boda).
A las 12:30h le pido el favor a mi hermano que vaya a comprarme otro sujetador porque el que me compré por es de un tono más claro al que yo había visto en la tienda y no queda bien con el vestido. A mi madre casi le da algo, pero si no me convence, no me convence y tenemos tiempo. Y mientras me meto en la ducha antes de ir a la peluquería. A las 13:30 mi hermano está de vuelta y me lleva a la peluquería Sidartha de Castelldefels. Allí me espera Jenni que me peina y maquilla como una auténtica profesional. Los chicos de Craddle of films y mi querida Mònica de Mon Amour Wedding Photography me hacen un par de tomas y se van a mi casa ya que allí les espera Pablo para ponerse más guapo de lo que ya es.
A las 15:00h ya estoy más que lista y vuelvo a casa. Mi tía me ha preparado un plato de macarrones que me como casi sin respirar intentando no ensuciarme el maquillaje (en este punto fue donde me quedé sin pintalabios).
A las 16:00h ya tenía a los chicos del vídeo y foto en la puerta de mi casa. Los dejamos hacer tomas de los vestidos, zapatos, casa, etc. Y mientras tanto empezaban a llegar invitados. Primero se vistieron mis padres y mi hermano y yo les ayudé a ponerse las corbatas, los prendidos en la solapa, los gemelos, etc. Todo hombre que venía a verme pasaba por mis manos y salía de casa sin ver vestida a la novia, pero con un precioso nudo de corbata.
La última en vestirse fui yo. Y cuando mi madre subió la cremallera de la falda (por cierto, me iba más estrecha que en la última prueba y casi me da un patatús) supe que el momento de ver a mi amor estaba más cerca y lo estaba deseando. La gente no dejaba de entrar y todos me decían que estaba preciosa, así que yo estaba encantada de la vida y más feliz que una perdiz.
A las 18:15h aproximadamente, me dice mi madre que tenemos que irnos. Mi prima Patri y su novio iban a llevarme hasta el restaurante con su coche nuevo, pero era mentira. Cuando bajé las escaleras del brazo de mi padre y entre gritos de vecinos y familia, me encontré con un cochazo aparcado en la puerta y a uno de mis amigos montado en él, era el regalo de mis amigos que son los más majos del mundo mundial. El vídeo de mi reacción es épico, lástima que no podáis verlo porque mi cara lo dice todo. Me monté encantada de la vida y aunque era descapotable y yo llevaba el pelo suelto, fui por la autopista con la melena al viento y encantada de la vida mientras meneaba el ramo al son de los pitos de mi familia que nos seguía en procesión a 60km/h.
A las 19:10h, casi una hora de camino a pesar de que no deberíamos de haber tardado ni 20 minutos, llegamos al restaurante. Los invitados entran al espacio para sentarse en las sillas de la ceremonia y yo me quedo sentada en el coche, ansiosa y ahora sí, nerviosa perdida, haciéndome mucho pipi y sin poder moverme de allí, arreglándome el pelo como podía. Después de unos 10 minutos, se suponía que tenía que estar casándome hace media hora, entra mi coche y mi padre me espera al final del camino con la sonrisa más grande que le he visto nunca. Estaba guapo a rabiar y desprendía una luz de felicidad que me hacía sentir completa, al igual que mi madre.
Camino del brazo de mi padre unos metros y ahí empieza todo. Mi ahijada y su hermana van delante y yo las sigo con la sonrisa igual de grande que la de mi padre camino al altar, donde me espera el novio más guapo y bueno que he visto en mi vida. Mi padre me entrega pidiéndole que me cuide mucho y Pablo le contesta que no lo dude. Y mientras, yo me derrito de amor hacía los hombres de mi vida.
Y por fin empieza todo. Nos sentamos en nuestras sillas, yo contemplo el enorme trabajo que han hecho mis decoradoras favoritas, escucho las palabras divertidas que nos dice mi cuñado ahora convertido en ceremoniante y no puedo evitar reírme, llorar y absorber cada momento que estoy viviendo.
En la ceremonia se habla de cómo nos conocimos y empezamos a salir, cómo dos adolescentes buscaron fecha para su boda y encontraron la perfecta un 10 de junio de 2017, 10 años después de que empezaran su relación. Habla nuestro padrino (el mejor amigo de Pablo), habla la dama de honor/madrina (mi mejor amiga) y empieza el juego. Antes de permitirnos dar el "sí, quiero", debemos acertar mínimo tres preguntas cada uno. Nos entregan unas pizarras y debemos escribir en secreto nuestra respuesta, si coincide nos dan un punto y si no, nos abuchean hasta ponernos colorados. He de decir que Pablo las acertó todas y yo fallé una. Con el aprobado de familiares y amigos llega la entrada de nuestra hija peluda, Cacahuete. Mi ahijada la lleva como puede hasta nosotros y desatamos su collar para coger las alianzas. Y mientras nos leemos nuestros votos y lloramos (mucho), mi cuñado, el ceremoniante, nos entrelaza con un cordón que simboliza nuestra unión (ceremonia celta). Dichas las palabras y colocados los anillos, ¡por fin puedo besar a mi marido! y empieza la locura, el confeti, los gritos, risas, abrazos y besos, y nosotros flotamos en una nube de amor hacia todos ellos y hacia nosotros.
Después de la ceremonia nos hacemos un mini reportaje de unos 20 minutos que nos permite hablar a solas un ratito y decirnos esas “moñadas” que no nos hemos podido decir durante la ceremonia. Y una vez acabada la sesión nos unimos a los invitados y vienen más fotos, canapés furtivos, más besos y abrazos, más "qué guapos estáis", etc. Y seguimos flotando en nuestra nube.
Por megafonía se oye como el dj llama a las solteras, es la hora de tirar el ramo. Y como solteras hay pocas animamos a todas las casadas, divorciadas, separadas, viudas, etc., a unirse al reto de coger el ramo. Y otro momentazo que veréis en fotos pero que no podréis ver en vídeo, ¡lástima! Solo digo que hasta se quitaron los tacones.
Después de 2 horas de aperitivo, los invitados están tan felices como llenos y pasan a la zona del banquete. Mi marido me coge en brazos y con mucho ritmo entramos en nuestra verbena particular. Flipo y alucino con el trabajazo que han hecho para nosotros. Nuestra mesa larga es lo más espectacular que he visto en mi vida, me gusta todo, las luces, las letras, los centros, todo. Y me encanta esa sensación ya que ha supuesto mucho sacrificio y esfuerzo conseguirlo.
Y empiezan a servir los platos y aunque sé que está buenísimo, no me entra nada. Y ya os adelanto que el día de mi boda ni comí ni bebí nada. Tenía el estómago muy cerrado, pero aun así lo disfruté todo. En el momento de la cena tuve una sensación rarísima. Estaba muy contenta y feliz porque nos lo estábamos pasando genial, pero sentí un vacío inexplicable. Era como si quisiese irme a casa, lo achaqué a los nervios que pensaba que no tenía, y a la pena porque todo estuviese a punto de acabar. Así que decidí levantarme y pasearme por las mesas de los invitados y eso me levantó muchísimo el ánimo. La gente estaba encantada con la comida, le hacían fotos a todo y me decían que la ceremonia había sido preciosa y divertida.
El corte de la tarta fue otro momento muy divertido, como podréis ver en mis caras y el brindis fue... Bueno, muy a nuestro estilo. Pablo no dijo ni una sola palabra y a mí solo me salió un: "sois geniales, me lo estoy pasando muy bien y sois super guays" o algo así. Tierra trágame y escúpeme lejos, por favor.
A continuación, vinieron los regalitos. Era el cumple de mi prima y le sacamos una tarta para que soplara las velas y le hicimos un regalo que le hizo mucha ilusión. Los siguientes detalles fueron para los futuros novios (tengo tres bodas en septiembre) les dimos unas figuritas de tarta a tres de las parejas y a la cuarta, que es la de mi prima casi hermana, le compramos un bastidor mapamundi como portalianzas y una percha personalizada con la fecha y su nombre. ¡Les encantó! Para los amigos, de mi parte una caricatura de las tres a lo Ángeles de Charlie, y de parte del novio una pajarita de madera eco y una pulsera con simbología celta. Les siguieron los hermanos de ambos y las mamis/papis y el único abuelo presente. Fueron momentos muy divertidos por la música, las sorpresas, el contacto con los invitados, las anécdotas, etc. También subastaron la corbata del novio y regalé mi liga.
Cuando terminamos les tocó a ellos sorprendernos y es que nos hicieron dos robots pareja (mi marido es ingeniero robótico) y una perrita robot, y atención, ¡estaban llenitos de dinero! Además, mi padre y mi tío se pusieron la camiseta del Madrid y me trajeron una réplica de la copa de la Champions tal y como me prometieron que harían el día de la final cuando ganó mi equipo. Algún invitado del Barça puso cara larga, pero fue un detalle gracioso y un guiño hacia mí que agradecí que recordaran. Una vez en la zona de baile, nos hicieron sentar y nos proyectaron un vídeo con fotos nuestras de peques y vídeos de ellos felicitándonos, todo muy casero per super divertido. Al vídeo le siguió un baile, la canción: No rompas más, de Coyote Dax, que es muy típica en las fiestas familiares y que nos sabemos de memoria. Fue genial ver a todos los invitados bailar la misma canción con nosotros. Y de repente, mi padre y mi hermano aparecen partiéndose la camisa, cogiéndome a hombros y lanzándome peladillas. Es una tradición de las bodas gitanas y aunque no lo somos, siempre nos ha hecho gracia ese momento y fue una especie de guiño a nuestras raíces andaluzas, ¡olé!
Y antes de empezar la fiesta, nuestro baile nupcial. Bailamos nuestra canción durante un minuto y después hicimos un remix de canciones del verano con pasos facilitos para sorprender a los invitados. A pesar de ser bastante improvisado quedó chulo y mis bambas salieron disparadas hacia los invitados cuando intenté quitármelas para no resbalarme. Y siguió la marcha, entre bailoteo y bailoteo una copa, un paseo por el candy bar. Y yo seguía con el estómago cerrado pero muy feliz.
La noche acabó de la mejor manera, con una gran parte de los invitados en la churrería de unos amigos, comiéndonos unos churritos con chocolate con los párpados luchando por no cerrarse y recordando anécdotas del día.
Pues hasta aquí puedo contar, nos fuimos a nuestro nidito, juntos, felices y él más contentillo que yo, pero sobre todo más enamorados que nunca porque habíamos vivido, el uno junto al otro, uno de los días más felices de nuestras vidas.
Servicios y Profesionales de la Boda de Pablo y Erica




Otros Proveedores
Otras bodas en El Jardí de les Palmeres
Ver todas
Otras bodas en Barcelona
Ver todas
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario