La boda de Pablo y Elena en Murcia, Murcia
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P&E
21 Abr, 2018El día de nuestra boda
¡Hola a todos! Quiero decir que mi boda para mí empezó el viernes por la noche, ya que después de pasar un día horrible entre nervios y angustias... A eso de las 22h estaba yo en el salón con mi madre y mi cuñada hablando, y empecé a escuchar una multitud de hombres cantando, era mi futuro marido con sus amigos (y no pocos) que venían a mi ventana (un piso 14) a cantarme canciones de amor. En cuanto los vi bajé corriendo y al ponerme frente a frente con mi chico se me puso de rodillas con un “ramazo” de flores precioso y me hizo un solo de nuestra canción. ¡Fue super bonito! Después de saludar a todos y dar las gracias mi novio me acompañó a casa y nos despedimos hasta el día siguiente.
El sábado a las 7:30h estaba en la peluquería Alegría Peluqueros y empezó mi ritual de belleza, después de un peinado precioso me fui a casa, y me esperaba mi maquilladora y amiga Débora, que embarazada de 7 meses me dejó bellísima a ritmo de reggaeton, a todo esto, el fotógrafo por mi casa echando fotos a lo que se le ocurría, ¡fue surrealista! Llegó el momento de vestirse... ¡Y ahí sí me puse de los nervios, no se me podía olvidar nada! Después las fotos en casa con la familia, y se acercaba el gran momento. Antes de salir comí y bebí agua porque entre los nervios y el madrugón no quería desmayarme... ¡Salimos puntualísimos mi hermano mayor, mi padre y yo, y resulta que a medio camino nos llamó el cura diciendo que esperásemos que estaba en un atasco! Después de hacer tiempo llegamos a la iglesia conventual de las Anas en Murcia.
Seguir leyendo »Cuando me disponía a entrar tengo que reconocer que me moría de miedo, pero al entrar y ver al que hoy es mi marido se me pasó todo y entré sonriendo de lado a lado. La misa fue preciosa, el cura super cercano y finalmente, ¡estábamos casados! Ahí empezó nuestro primer día de marido y mujer.
De la iglesia partimos Pablo y yo solos en el coche, lo quisimos así para poder hablar de nuestras cosas sin que nadie estuviese en medio. Llegamos al cóctel y se les olvidó ponernos la canción de entrada, pero estábamos tan deseosos de estar con la gente que nos dio igual, ¡hasta se nos olvidó brindar! Estuvimos de mesa en mesa sin poder apenas beber un trago de cerveza, ese día no hay nadie que no quiera hablar contigo o echarse una foto. Sientes muchísimo cariño de la gente.
A la hora de entrar a comer, la familia y amigos nos hicieron un paseíllo y bailamos todos la canción de “Robarte un beso", fueron risas. Yo soy muy vergonzosa y el hecho de ser el centro de atención total me atemorizaba, pero tengo que decir que ese día ni te das cuenta, lo vives al máximo. En la comida no probamos bocado tampoco, todo el rato levantándonos y sentándonos, dando regalos y por supuesto, siendo manteados... Y llegó el momento del vals, que para nosotros fue un tango. Lo habíamos ensayado con mi cuñada Almudena, bailarina y profesora en Groetsch. La verdad que, aunque hubo algún fallo, nadie se dio ni cuenta, ¡quedó espectacular!
Y llegó el momento de la barra libre, que qué decir... No dejamos de bailar ni un segundo y exprimimos al máximo esas últimas horas.
Todas las cosas materiales que tanto nos preocupaban en los preparativos son lujos innecesarios y, hoy, un mes después, sólo nos quedamos con que fue un día irrepetible y lleno de amor, ahí está la magia del matrimonio.
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