La boda de Oriol y Gemma en Sabadell, Barcelona
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O&G
29 Oct, 2016El día de nuestra boda
¡Hola novios y novias! Ya hace 7 meses que nos casamos, pero hemos estado tan liados con la nueva vida (aún no vivíamos juntos), reparando cosas de la casa y ordenando... Además, yo conseguí trabajo dos meses antes de la boda... ¡En fin, vale más tarde que nunca!
El día de nuestra boda... Fue el mejor día de mi vida. Lo mejor fue en la iglesia, donde llenamos de lágrimas los ojos de nuestra familia y amigos y los nuestros. ¡De lágrimas de felicidad, por supuesto!
Me levanté a la 7 para ir a la peluquería, no dormí mucho por los nervios (consejo: id a dormir temprano porque os costará coger el sueño, y cuanto antes vayáis a la cama, más descansaréis, ¡y lo necesitáis!). El recogido no me gustó de todo como quedó, la peluquera no estaba muy inspirada, y no salió como en la prueba, pero bueno, mal no quedó. Me maquilló otra chica que es practicante y me dejó genial. Luego, al llegar a casa, ya casi era la hora de estar lista, así que subí a la habitación de mis padres, que es dónde podía colgar bien mi vestido (llevé cola) y mi madre y mi hermana me ayudaron a vestirme.
Seguir leyendo »Estaba de los nervios ya... Empezó a llegar gente. Primero el fotógrafo, que es un buen amigo y catequista de nuestra parroquia (las fotos fueron su regalo de boda), y nos hizo algunas fotos con mis padres y hermanos.
Aún no había desayunado nada y pensé que me cogería algo, pero es que no me entraba nada. Mi madre me aconsejó que, aunque fuera una magdalena, comiera algo, y me dio un café solo que me lo hizo tomar como un chupito, me dijo que me ayudaría a dar ese puntito de aguante y valentía, ¡y funcionó! Yo nunca tomo café, si lo tomo es con leche y mucho azúcar, así que hice realmente un chupito de café, pero realmente noté que me había ayudado (las madres son las mejores consejeras).
Empezó a llegar gente, mis abuelos, y mis tíos. Finalmente llegaron los padrinos: un cura joven de mi parroquia y la secretaria, que es como una segunda madre para nosotros, fue quién nos presentó a mi marido y a mí y quién no ha ayudado en todo. El cura también nos ha guiado en nuestro camino del noviazgo hasta hoy. El cura me leyó el poema y ya empecé a llorar: era una sensación entre nervios por lo que tenía que pasar y a la vez tristeza por dejar mi casa, mi madre, mis hermanos... Se mezcló todo, y se me hizo un nudo. Ya lo veréis en las fotos. Además, el poema era tan hermoso... Luego la madrina me dio el ramo, superbonito, con las flores que había escogido.
Y ya empezó a marcharse todo el mundo a la iglesia y me quedé con mi abuelo, quien me acompañaría al altar, y mi padrastro. Aquí voy a hacer un apunte: para las que paséis por la misma situación que yo: padres separados, vueltos a casar con otras personas... Si realmente vuestro padrastro se ha llevado bien con vosotras, dejad que os acompañe y le haréis el hombre más feliz y orgulloso del mundo. Yo escogí a mi abuelo porque entonces lo creí así, además he tenido reñidas con mi padrastro, pero ha sido bueno y ahora me arrepiento. Me acuerdo cuando estábamos en el coche mi abuelo, mi padrastro y yo, lo miraba, y aún pensaba si le diría en último momento que me acompañaran los dos... Me dio mucha lástima, pero al final con los nervios no lo pensé y fui con mi abuelo, quién me ha hecho de padre también y se lo merecía.
Al llegar a la plaza de la iglesia nos paró un policía que no tenía muy buen día y ya nos dio la tabarra con que no podíamos pasar por allí (y teníamos el permiso y el ayuntamiento estaba avisadísimo de siempre: la parroquia siempre tiene derecho de dejar pasar el coche de la novia). Así que mi padrastro (vamos a llamarle por su nombre, que padrastro suena feo), Toni, estuvo peleando y argumentado con una actitud cordial y muy buena hasta que nos dijo que podíamos pasar, pero que el coche se tenía que ir. Y claro... Ya nos veías al pobre Toni intentando correr después de dejarme en la iglesia con mi abuelo, para ir a aparcar el coche en otro sitio (cuando teníamos permiso para aparcar al lado de la iglesia que no molestaba para nada), corriendo para no perderse mi entrada. Lo esperamos. No se la perdió.
Mi entrada fue hermosa, aunque pusieron mi música un poco bajita y no pude disfrutarla... ¡Y eso que era para poner la piel de gallina! Braveheart.
Y ahí estaban todos. La iglesia llena de personas amadas, aunque no habíamos invitado ni a la mitad por el presupuesto (pero días antes hicimos una fiestecita para todos, y poco a poco los vamos invitando al pisito). Pero todos quisieron acompañarnos ese día, y solo de pensarlo derramo lágrimas de cocodrilo.
El pasillo era larguísimo y se me hizo más corto que nunca... Pero ahí estaba él, mi futuro. Me miraba asombrado y a la vez con un poco de vergüenza por los nervios. Pero puso la cara que esperaba que pusiera.
Nos saludamos normal: con un beso en los labios normal, nos lo aconsejó el cura, que nos saludásemos como siempre, sino quedaría falso.
Pasamos la mejor hora de nuestras vidas. Yo le canté la primera lectura. Veréis, hay un grupo aquí en Catalunya que se llama Canta la Teva Fe e hicieron una versión de la típica lectura de “El amor es paciente...", así que, como soy cantante y músico, se la hice cantada y veréis: mi marido empezó a llorar y ya no pudo parar en todo el rato. ¡Intentaré poner el vídeo porque fue un momentazo, hasta mi madre, que no es muy sensiblera, la vi llorar, ¡y hasta la gente que vino sin ser invitada! Fue una explosión se sentimientos que flotaban y volaban por toda la iglesia. Fue maravilloso.
Luego leyó el salmo un buen amigo nuestro que no pudimos invitar, pero lo dimos buen papel.
Y finalmente, después del Evangelio de las bodas de Canaán, llegó el momento. El día que ensayamos la parte del consentimiento me puse a llorar y casi no pude decir nada, me asombraba cada palabra que decía, que le dedicaba a mi amado. Y ahora os escribo esto con los ojos húmedos y a punto de derramar una lagrimita. Me acordaré toda la vida.
Pero ese día salió todo bien. Solo se me empañaron los ojos, pero pude hablar con total tranquilidad. Y él también.
¡Y ya estábamos casados! Pero aún faltaba una parte de la ceremonia (la hicimos con misa), la imposición de los anillos fue preciosa, nos los llevaron nuestros ahijados: la mía y el de mi marido, que tienen la misma edad: unos 14 años. Fue un buen detalle para ellos. Las ofrendas nos las trajeron nuestros padres: en el caso de mi marido, que tenía tanto a su padre con su novia, y su madre con su marido, subieron su padre y su novia. En mi caso, que no invité a mi padre biológico por diversas razones que sobran argumentar ahora, subió mi madre y su marido, Toni.
Mi hermana y la hermana de mi marido, que tienen la misma edad, 11 añitos, nos leyeron las plegarias.
Creo que cuidamos muy bien esos detalles: intentamos que todos los familiares más próximos tuvieran un papel, que se sintieran parte de aquel día realmente. Al menos lo intentamos.
Además, en el momento que nombran los que ya no están no nos dejamos a nadie. Eso es muy importante.
Al menos padres, hermanos y abuelos tenedlos en cuenta en cosas importantes, tanto como podáis. Y luego, pues vuestros mejores amigos como testigos. En mi caso escogí a mi mejor amiga y mi marido a su mejor amigo. A aquellos a los que amáis y que, aunque pase tiempo sin hablar, sabéis que siempre estarán ahí.
En la comunión nos cogimos de la mano para orar juntos y fue también un momento precioso e intenso.
Durante toda la ceremonia nos fuimos mirando... Y sonriendo.
Y creo que no me dejo nada de la ceremonia, así importante. Luego ya hay detallitos. Por ejemplo, en la entrada los de la parroquia pusieron papelitos de colores en un cestito y rotuladores en otro y todos los que entraban nos podían dejar algún mensaje: me los miro casi cada día y en particular el de mi hermano de 8 años que me puso: Espero que Déu us protegeixi (espero que Dios os proteja). Y hago un mar de lágrimas cada vez que lo leo.
Después nos fuimos ya para el restaurante, nos hicimos 4 fotos y entramos a nuestra sala.
No sé si realmente pasó rápido, pero el rato del restaurante se me hizo muy, muy corto, y la gente casi no bailó porque había muy poco espacio. Bueno, cuando solo quedábamos los últimos, sí que nos dimos unos bailoteos.
Pues en el restaurante pasaron también cositas muy bonitas. Mi marido me sorprendió cantándome una canción que compuso él mismo (la letra, la melodía ya estaba inventada), intentaré colgar el video también. ¡Y bueno, superemocionante!
Luego también mis mejores amigas nos dedicaron una canción con la letra cambiada (a ver si también lo podemos colgar), y nos hicieron reír y llorar. ¡Qué bonitas!
Lo que me sabe mal es que me dejé el ramo en mi mesa y salgo en casi todas las fotos sin mi ramo… ¡Y eso que era precioso! Y también me sabe mal el tema de las fotos: pasamos como 1 hora y pico haciéndonos fotos con los familiares, y creo que el resto se aburría mientras esperaba a hacerse la foto y tampoco pudimos dar en condiciones el ramo, que se lo entregamos a la hermana de mi marido, que es jovencita, pero ya tiene noviete. A mí me hubiera gustado dárselo a una pareja de amigos que tenemos, pero hice pedir otro ramo pequeñito y se lo mandé días después.
También recuerdo que para hacerlo más rápido pasamos por las mesas a hacernos fotos con cada pareja o familia, pero algunos quisieron foto de cuerpo entero y a todos les dio la envidia, pero bueno, fue un momento bonito pasar por cada mesa a brindar con cada uno. Lo que me supo mal es que no tengo foto con los peques, que se fueron muy rápido a jugar. ¡Ah! Para ellos puse una cestita de cositas para pintar y juegos de mesa minis que conseguí en Tiger. Les encantó. Si ahí donde vais no hay un parque o una zona donde puedan jugar, una cestita así es una buena opción.
Eso sí, ¡nos dejamos de regalar la figurita de los novios! La tenemos aquí en casa.
En fin, fue un buen rato yo creo, pero me pasó rapidísimo y casi con ganas de llorar cuando terminó el día. ¡Fue el mejor día de mi vida!
Y ya no me enrollo más porque vaya tela con el texto que os he escrito… Y seguiría con mil y un detalles, porque todo fue precioso. Al terminar y como recuerdo, les dimos un terroncito de miel, que encantó a todos.
Espero que os haya gustado, y si queréis que os cuente alguna cosa con más detalle para ayudaros el día de vuestra boda, ¡no dudéis en escribirme!
¡Mil besos!
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