La boda de María y Isaac en Zaragoza, Zaragoza

Así pues, nos dispusimos a hablar con Santi, nuestro amigo cura de mi/nuestra parroquia. Él en seguida se puso manos a la obra y comenzó a preparar nuestros papeleos (iba a ser una boda mixta) y nuestro "cursillo" (ventajas de que el cura sea tu amigo, es todo mucho más light). Cuando ya tuvimos todo esto atado, soltamos el bombazo a nuestras familias. Tenían que reservar el 26 de abril porque nos íbamos de boda. Más o menos, todos se sorprendieron, pues, aunque casi llevábamos 5 años de relación y casi 3 viviendo juntos, nos seguían viendo como sus jóvenes hijos, nietos, sobrinos, etc. Tras todo esto, comenzamos con todo lo demás: restaurantes, hoteles, invitaciones, detalles, trajes, pruebas, fotógrafo, peluquería, música.

Después de visitar muchos restaurantes, finalmente nos decantamos por el Club Náutico de Zaragoza. El entorno es inmejorable, con unas vistas al río Ebro y al Puente de Piedra que asombran a cualquiera, y, además, la amabilidad e interés de una de sus empleadas, Noemí, terminó de decidirnos. Y finalmente llegó el gran día. Un nublado y lluvioso día, que aún lo hizo más especial, si cabe.

Aunque no había trabajado en toda la semana y estaba todo muy bien atado, es inevitable madrugar este día. Pese a ser una boda de tarde (nos casamos a las 17.30 horas), la peluquería y el maquillaje llevan su tiempo. Comí en casa de mi abuela, de donde decidí salir hacia la Iglesia y donde vino el fotógrafo a hacernos las fotos previas a la boda con la familia, después de pasar por casa de Isaac. Nos juntamos allí un total de 12 personas (abuela, padres, tíos, primos...) y a las 17.25 horas, salimos hacia la Iglesia (está en el otro extremo de la misma calle). Cuando llegué, el coro de jóvenes de la parroquia comenzó a tocar el "Si tú me dices ven" de Los Panchos. La música tuvo una presencia muy importante en toda la ceremonia: además de Los Panchos, sonó el "Te amaré", de Miguel Bosé, el "Faro de Lisboa", de Revólver o "Si tú no estás", de Rosana.

Durante la ceremonia, participaron muchos de nuestros familiares y amigos, leyendo las Lecturas, organizando y preparando las peticiones, la homilía y la acción de gracias. Son momentos que no olvidamos y tenemos muy presentes en nuestro día a día, pues hicieron que nuestra celebración fuese única y totalmente personal. Después de la ceremonia, el arroz y las fotos de rigor, pasamos al bar de enfrente de la Parroquia, ya que llovía a cántaros y dejamos el reportaje fotográfico para después de la luna de miel. Empezamos a celebrar nuestro recién estrenado matrimonio en el lugar en el que pasamos las noches de muchos viernes o sábados.

A continuación, marchamos para el restaurante, donde nos recibieron con un impresionante cóctel de bienvenida y una de las canciones que elegimos para este momento: "No te quedes sin entrar", de Ixo Rai, un grupo aragonés cuya canción nos dice mucho a nosotros. Los momentos más especiales los vivimos con la entrega de regalos a nuestros amigos y familiares, acompañados también de su particular música. El ramo lo entregué en el momento del sorbete, cuando nadie se lo esperaba, con Louis Armstrog de fondo, a mi amiga Aída. Después, de cortar la tarta con "Un tiempo pequeño", de Revólver, entregamos el resto de regalos. Para las dos futuras mamás, le regalamos una tarta de pañales a cada una. Al último bebé que había nacido, un marco de fotos para poner su huella y la de la mamá. A mi amiga Sara, mi liga. A nuestros abuelos, un marco de fotos con una foto de la ceremonia, con la especial "Somos" de Labordeta. A nuestros padres, otra foto como a los abuelos y, además, una orquídea para nuestras madres. Y, finalmente, los novios de la tarta a nuestros grandes amigos, que se casaban tres semanas después. Por otra parte, nuestros amigos y familiares, nos tenían preparados a nosotros una sorpresa: un vídeo con fotos desde que nacimos hasta el día de hoy, pasando por los momentos que hemos pasado juntos, recordando a las personas que no nos pudieron acompañar en nuestro día y la llegada a nuestras vidas de nuestra perrita. He de reconocer que fue en este momento en el que tuve que intentar contener las lágrimas. Emocionante.

Tras todos estos momentos especiales, llegó el momento del baile. Estábamos muy nervisos, ya que, aunque habíamos ido a clase de baile para preparar esta canción, ambos somos muy torpes. Al final salió todo bien y "El rock and roll de los idiotas", de Sabina, no desentonó en ningún aspecto. Mucha fiesta, mucho baile y muchos besos siguieron a este momento, que compartimos con la gente a la que más queremos. Sin lugar a dudas, fue nuestro día. Y la luna de miel impresionante. No hay que dejar de visitar Nueva York si es posible. Puedes encontrarte de todo.

Desde aquí queremos agradecer su preocupación y dedicación al cura, Santi; a nuestro contacto directo con el restaurante, Noemí; a la gente de la parroquia; a nuestros amigos; a nuestras familias; y a bodas.net, que hicieron que todo esto resultase mucho más sencillo.