La boda de Marcos y Laura en Madrid, Madrid
Al aire libre Verano Fucsia 3 profesionales
M&L
05 Jul, 2014El día de nuestra boda
¡Tan mágico y especial como esperaba! Nosotros empezamos a organizar la boda con más de un año de antelación, pero desde el primer momento decidimos que tanto mi novio como yo prepararíamos nuestra boda como a nosotros nos gustase, escuchando ideas y consejos de familiares pero siendo nosotros quienes tuviésemos la decisión final. Y que las cosas que eligiéramos serían entre los dos, nada de un novio observador: él quería participar en todo y eso es estupendo. Queríamos que fuera un día con sorpresas para todos, amigos y familiares, que hubiera emoción y alegría, ¡¡y muchas ganas de pasárselo bien!!
Sin duda, uno de los mayores aciertos de nuestra boda fue el lugar donde decidimos celebrarla, tanto la ceremonia civil como el coctel, banquete y el baile: la Finca La Chopera (Madrid). Es un espacio inigualable, jardín por todos los lados, una maravillosa parra ideal para las fotos posteriores y por donde yo hice el pasillo previo con mi padre, mis últimos segundos antes de contraer matrimonio. Un momento para los dos solos, especial, y es que es así la relación que yo tengo con mi padre.
Seguir leyendo »La Chopera es una finca que permite muchas ideas de decoración y espacios con distintos ambientes. Tiene una casita con un par de habitaciones donde nosotros pasamos la noche de bodas y donde yo me peiné, maquillé y vestí, desde por la mañana con mis padres y mi prima. ¡Qué día tan divertido! ¡Y sin nervios! Allí estaban ellos para ayudar a ponerme la diadema de oro ecológico de Lia Terni que llevaba y que era regalo de mis primas; los pendientes que me prestó mi tía; la pulsera de oro banco de mi abuela paterna que llevo siempre conmigo (ella ya no está con nosotros y seguro que hubiera llorado como la que más); la liga con el lazo azul; mi anillo de oro blanco y diamante de pedida. Y mirando una y otra vez mi vestido de novia, de la última colección de Manuel Mota colgado en mi percha personalizada y el ramo de novia (regalo de mi otra tía), hecho con peonías rosas, rosas de pitiminí, paniculata rosa y brunias grises. Un ramo único, personalizado y hecho a la medida, gracias a las mil vueltas que di con Koldo Esparza. Ya está en casa, seco. Formará parte de la decoración de nuestra casa para siempre.
Contratamos un puesto de limonada para que los invitados que fueran llegando pudieran tomar algún refresco.¡El 5 de julio por la tarde en Madrid hace mucho calor! Botellas de cristal sobre cajas vintage. ¡Una monada! Y Colores de Boda, la empresa decoradora, nos regaló un rincón de bienvenida de flores en botes, cajas de madera con flores, marco con nuestros nombres... Y que debió gustar mucho, porque todas nuestras amigas se hicieron fotos allí mientras nos esperaban.
La ceremonia civil tuvo lugar frente a una ermita de piedra y madera que decoramos con flores del mismo tipo y color que posteriormente habría en los centros de mesa. Estuve muy tranquila durante todos los días anteriores y el mismo día, hasta que empecé a hacer el paseo, flanqueados por antorchas, con mi padre al ritmo de "Somewhere over the rainbow" y vi a todos los familiares y amigos que habían llegado hasta allí por nosotros, para compartir el que hasta ahora ha sido el momento más feliz para mi marido y para mí. Tenía ganas de romper a llorar, de la emoción, de los nervios que aparecieron de repente. Pero pude controlarlo, eso sí, a base de acelerar el paso para llegar lo antes posible mientras sonaba una de las canciones que ya forma parte de la banda sonora de mi vida. ¡Cómo impone tener tantas miradas centradas en ti! Tendré que esperar a ver la entrada de mí ya marido y mi suegra (con "Entre dos aguas" de Paco de Lucía"), es lo que tiene estar 'escondida' para que nadie vea tu vestido. Menos mal que después de algunas dudas decidimos contratar el video, si no habría momentos que yo no hubiera podido ver.
La ceremonia fue muy emotiva, pero no sólo para nosotros sino para todos los invitados, que nos dijeron que no habían parado de llorar y de reír. Hubo cuatro lecturas de personas muy importantes para nosotros: mi mejor amiga del trabajo, mi mejor amiga del colegio, mi cuñada y el mejor amigo de mi marido, con música instrumental que nosotros habíamos elegidos para cada uno de ellos. Además, mi prima nos leyó un texto durante la ceremonia de vela. Sí, un acto que decidimos incluir, que fue muy especial, que no habíamos visto nunca y que gustó mucho a los invitados. En el momento de la firma de los testigos unos amigos que tienen un grupo de música de flamenco nos cantaron unas canciones muy especiales para nosotros, entre ellas Noches de Bohemia. Ya en la salida, al ritmo de 'Viva la vida' de Coldplay nos tiraron pétalos de rosas que habíamos colocado en conos que habíamos hecho nosotros y que habíamos colocado en unas cajas que habíamos pintado también nosotros. Empezó el momento de las felicitaciones y los besos de un lado a otro, sin parar, sin tiempo de ver a quien tienes enfrente.
Teníamos claro que sería una boda a nuestro gusto y que queríamos participar al cien por cien en ella. Por eso hicimos muchas de las cosas nosotros, DIY que llaman. El sitting fue obra nuestra: un palé que barnizamos y en el que pusimos tarjetas con el nombre de los invitados. Unas tarjetas con el mismo diseño que llevaba nuestra invitación de boda (que fue diseño de una de mis amigas). Había una pizarra que invitaba a los invitados a que se llevaran su tarjeta, y es que detrás de cada una de estas tarjetas pusimos un mensaje personalizado para ellos. ¡Un éxito!
En lugar del tradicional libro de firmas, pusimos una caja de madera con papel reciclado en forma de corazón para que nos pudieran escribir un mensaje y luego depositarlo en una jaula de madera. Pusimos las instrucciones en un marco de fotos, unas velitas de decoración. La idea que tenemos es hacer un par de cuadros en los que pegaremos estos papeles para ponerlos en la pared de nuestra habitación. ¡Así tendremos los buenos deseos bien presentes! Lo pusimos en el cóctel, mientras nosotros nos hacíamos las fotos, y luego nos lo cambiaron a la zona de las copas.
La sesión de fotos después de la ceremonia fue de lo más divertida. La finca permite muchas posibilidades (en un puente sobre un rio, en un tronco tumbado, con los último rayos de sol...) y tener a dos fotógrafos y un cámara de video con nosotros, lejos de asustarnos nos resultó gracioso. ¡¡Posábamos como auténticos modelos!! Pero todo muy natural y ágil, ya que no queríamos dejar de estar con nuestros invitados, con quienes después nos fuimos haciendo fotos por grupos. Es verdad que esto lleva tiempo (y que no te deja comer mucho del cóctel -menos mal que en la degustación nos lo comimos todo), ¡pero merece la pena el esfuerzo para después de tener este recuerdo toda la vida! Nuestra idea es poder mandar por mail esas fotos a las personas con una frase de agradecimiento. Cuando yo voy de invitada a las bodas y nos hacen fotos con los novios luego nunca las veo y no quiero que eso sea así en mi boda. Cada persona tendrá su foto, su recuerdo.
Para entrar en la carpa donde tuvo lugar la cena elegimos una canción con ritmo que había conocido a través de una autora (yo trabajo en una editorial), "Love natural" de Crystal Fighters. Teníamos que empezar la noche con marcha y así fue. Llegamos a la mesa presidencial bailando entre las mesas. Todos nuestros amigos amenizaron la cena con los gritos de "¡vivan los novios!", "¡vivan los padrinos!", "¡que se besen"!, "¡illa, illa, illa, los novios en la silla!". ¡No tengo palabras para describir todas las emociones! Y la felicidad, alegría, risas y sonrisas de mis padres y mis suegros, era abrumadora. Son tan marchosos que nuestros amigos terminaron bailando y compartiendo copas con ellos.
Ya en los postres hicimos varios regalos: dos réplicas de mi ramo de novia, una para mi prima, mi compañera de vida, mi hermana (no olvidaré la emoción de mi tío, su padre, cuando se lo entregué) y otro a mi cuñada. Cada una de ellas llevaba una canción, con ritmo y acorde a ellas: "Single Ladies" de Beyoncé la primera y "Marry you" de Bruno Mars la segunda. Eso sí, mientras la música sonaba nos dimos un par de vueltas por varias mesas para despistar. Y luego dos parejas de novios hechos con goma Eva que nos hizo una amiga de mi marido: uno para mi otra prima al ritmo de "I love it" de Icona Pop y otro para una pareja de amigos que queremos que se animen a casarse, al ritmo de Tamara.
Hicimos el sitting, la jaula de firmas, los muñecos eran caseros, pintamos cajas... Y también los detalles que regalamos a nuestros invitados. A mí me gusta mucho la repostería y acostumbro a invitarles a galletas hechas por mí, cupcakes... Así que el regalo estaba claro: una cajita de galletas de mantequilla. Eran cuatro, una de ellas con el nombre de marido y mío (con el mismo diseño de la etiqueta que pusimos en la invitación) y en las otras tres imágenes con mensajes positivos. Nosotros montamos las cajas donde las entregamos (rosas para ellas, amarillas para ellos), las decoramos. ¡Fue muy divertido ver a mi entonces novio peleándose con el washitape! ¡Pero fue todo un éxito! Era diferente y con esto nos asegurábamos que el detalle no se quedaría guardado en un cajón durante años y de ahí a la basura. Las cajitas de galleras las entregaron mis dos primas, mi cuñada y una amiga, iban en cajas de madera (como las de las fresas) que nosotros habíamos barnizado.
En los postres, mientras repartía alfileres, con forma de cupcake a las chicas (boca abajo a las solteras y boca arriba a las casadas), vinieron a buscarme para ir a la otra punta del salón. Allí nos habían preparado una pantalla donde nos pusieron un video con mensajes de familiares y amigos, muchos venidos de distintos países. ¡Qué llorera, qué risas... y qué sorpresa tan maravillosa! Ese video lo hemos visto ya unas cuatro veces y hace apenas un mes que nos casamos.
Para el baile elegimos un vals, no porque fuera mi baile favorito, pero sabíamos que el momento de bailarlo con el padrino y la madrina sería un momento especial para ellos. ¡Y así fue! No nos quedó nada mal el baile, los ensayos de los días anteriores en el salón de casa tuvieron sus frutos, aunque no es lo mismo bailar en pantalones que con un vestido de novia de miles de capas y cola. ¡¡Y empezó la fiesta!!!
Para que no hubiera excusa para bailar, preparamos un rincón con alpargatas para las chicas y que así pudieran quitarse los tacones. Yo hice lo mismo, me puse unas alpargatas de novia, de encaje blanco divinas, regalo de una amiga de mis padres de toda la vida. También había photobooth para que, con el attrezo que nosotros habíamos preparado, la gente pudiera pasarse a hacer las fotos más divertidas de la noche. ¡Las copas quitan la vergüenza a muchos! ¡Tenemos unas ganas locas de poder verlas! ¡Y los amigos de mi novio me cogieron y me mantearon! El techo cada vez lo veía más cerca, mi diadema salió volando, pero cómo nos reímos.
Después de 10 horas de boda, la recena, la mesa de chuches, muchos bailes, anécdotas, abrazos, besos... llegó el final. ¡¡Una pena!! Qué cierto es eso que dicen que se pasa volando. Al día siguiente cuando comentas toda la noche con tu marido tienes la impresión que no has estado con nadie, porque vas de un lado a otro sin parar para poder estar con todas las personas. ¡¡Pero está claro que estás!!¡Qué pena que terminara! ¡Qué morriña tengo de volverme a ponerme mi vestido de novia! ¡¡Pero qué bien lo pasamos!! Que día tan divertido, emocionante, emotivo, especial, mágico... No hay nada que cambiaría de ese 5 de julio. Bueno, sí: ¡¡que el día fuera más largo!
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