La boda de Manuel y Nieves en Estación Jimera De Libar, Málaga

El día de nuestra boda

Creo que no hay muchos novios que escriban la crónica de su boda y me gustaría centrarme en la parte más DIY de nuestra boda. La finca que habíamos escogido para la boda es en realidad una casa rural sin experiencia en este tipo de eventos pero es lo que buscábamos porque queríamos un sitio donde nuestros invitados se pudiesen quedar a dormir. El problema es que no está tan acondicionado como el resto de lugares de boda y nos lo tuvimos que currar mucho más. Además de la instalación eléctrica general que la revisó mi suegro, que es electricista, queríamos poner unas guirnaldas en la zona de las copas que creasen un poco de ambiente festivo. Después de darle muchas vueltas, compramos tiras de LEDs por Internet y les hicimos unos cubitos de origami con papel de papiroflexia de colores de la tienda Tiger. Si queréis ver como se hacen, buscad "Cubos con alas" en un buscador y os salen las instrucciones. La verdad es que nos tiramos un par de días haciendo cubos (unos 160 en total) y al final, hasta mi suegra estuvo haciéndolos. Una idea que nos gustó mucho de las que nos ofrecían en algunas empresas era la de poner un video call. El precio nos parecía elevado y casi todas requerían que entrase un camión en la finca para transportarlo, lo cual no era posible. Así que me agencié una cámara deportiva GoPro, una tele con HDMI de mi casa, una estructura de madera que nos hicieron en la carpintería y con un módulo Arduino, conecté todos los cables para que funcionase el sistema. Con una manita de pintura y unas cuantas luces, nos quedó un videocall portátil súper divertido y que fue el centro de la fiesta hasta altas horas de la noche. (También nos dejaron mensajes muy emotivos). Habíamos decidido usar cuatro zonas de la finca para la boda: ceremonia, aperitivo, convite y baile. Todas con bastante sombra y rodeadas de árboles, pero tres días antes de la boda al visitar la finca al medio día, nos dimos cuenta de que la sombra en la zona del convite era insuficiente y además se acercaba una ola de calor. Me puse malo de pensar en los invitados comiendo al sol durante tres horas con más de 35º. Habíamos visitado algunas empresas de alquiler de carpas pero no habíamos hecho ninguna reserva así que nos tocó ir a un almacén cercano y comprar 22 metros de malla plástica de sombreo de color verde, de las que se usan para dar sombra y con unas cuerdas y material de escalada, nos montamos un toldo entre cuatro arboles de la finca. No es que quitase el sol al cien por cien, pero al menos las mesas estaban en sombra en su mayor parte y los invitados se encargaron (con muy buen humor) de mover las mesas buscando la sombra. Se lo pusieron un poco complicado al catering con tanta vuelta, pero al final todos acabamos contentos. En la zona de baile, la finca, que es un antiguo molino, tenía una acequia de bastantes metros y decidimos hacer una especie de muro protector con pallets para evitar problemas. Los pallets, sujetos al suelo con gavillas, quedaban un poco sosos así que además de poner unos carteles pintados a mano con frases divertidas, les colgamos unas cuerdas e imprimimos postales con el diseño de la boda. Una mesita con pinzas de la ropa y bolígrafos, fueron todo lo necesario para que la gente se decidiese a escribirnos mensajes y dejarlos en el "pallet-tendedero". Al final, cuando las copas empezaron a hacer efecto, algunos invitados utilizaron las postales para ponerse mensajes en la solapa al estilo "Soltera", "Amigo de los novios", "Infiltrado" y fue muy divertido. En resumen, la boda fue genial, muchos detalles DIY y unos invitados que disfrutaron como niños. Justo como deseábamos.