La boda de Juan José y Aurora en Herrera, Sevilla

El día de nuestra boda

Fue un día superlluvioso, eso no se me olvidará en la vida; pero a pesar de la lluvia, fue un día superbonito. Todo el que me decía que lo disfrutase, que se pasa volando, ¡qué razón tenía!

La noche de antes tenía unos nervios que no cabía en mí, no dejaba de pensar, dios mío, mañana como esté así, entre los nervios y los tacones, me caigo redonda; pero sorprendentemente, me levanté y desde por la mañana fue un no para de hacer cosas. Que si el desayuno, ir a la peluquería, preparar las cositas encima de la cama de mis padres, el maquillaje; y cuando me di cuenta, ya estaba la casa llena de amigos y familiares, y el fotógrafo, cámara en mano, inmortalizando todo lo que había en su paso. Si bien es cierto que la lluvia estropeó un poco el que no pudiese ir a la iglesia andando, no me importó en absoluto; saliese de donde saliese, tenía varios paraguas tapándome para no mojarme, me abrían y me cerraban la puerta del coche y yo antecogía mi vestido y hasta que no estaba bajo techo, no lo soltaba. Después de todo me lo tomé con humor; contra la naturaleza no se puede luchar. Ahora siempre digo que el año que viene me vuelvo a poner el vestido y hago el paseo hasta la iglesia para repetirlo sin lluvia.