La boda de Jorge y Carmen en Burgos, Burgos

El día de nuestra boda

Fue el mejor día de nuestras vidas. Llevaba soñando mi boda toda la vida. De pequeña, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, yo decía "casarme con mi Príncipe Azul" y mi sueño se hizo realidad como si de un cuento de hadas se tratase. Conocí a Jorge en la boda de mi amiga, que resultó ser su prima. Yo iba con un precioso vestido verde y desde aquel instante pase a ser la mujer de verde. Jorge me buscó por toda la boda, hasta que me encontró, y ya no pudo dejar de besarme. Los primeros días después de la boda yo me hice la dura, no estaba pasando por mi mejor momento sentimental, y le tocó luchar por mi amor. Y menos mal que él nunca desistió, porque si no este cuento no hubiera tenido final feliz. Yo tardé un poco más en darme cuenta de que era el amor de mi vida, mi príncipe azul, mi media naranja, mi lobo feroz, mi todo, mi persona favorita en el mundo.

Juntos hemos vivido un montón de aventuras, conciertos, viajes, noches de locura, bailes infinitos, fiestas interminables… Juntos hemos reído y también hemos llorado. Nos hemos peleado, pero para después reconciliarnos, y después de tantos y tantos momentos, yo esperaba el más deseado de todos, la pregunta, mi Sí, quiero. Y esta vez fue Jorge quien se hizo el duró, pero la mujer de verde es muy cabezota y tras muchas indirectas, o más bien directas, llegó mi día. Y en nuestro cuarto aniversario, en un bosque de hayas, a los pies de un árbol mágico lleno de musgo verde y sobre un manto de hojas secas, se arrodilló y sacó el anillo. Por fin, mi momento, mi día más esperado. Mil mariposas revolotearon en mi estómago.