La boda de Joan y Enya en Pujarnol, Girona

Nuestra boda era de día y la ceremonia empezaba a las 13 h. La ceremonia era al aire libre, los invitados estaban sentados en bancos de madera y balas de paja y los novios en dos butacas de mimbre. En primer lugar, entro el novio con sus amigos (padrinos) y después la novia con su padre. Aunque de sorpresa hubo unos damos de honor muy especiales que entraron antes que la novia.

Los oficiantes de la ceremonia eran dos familiares que organizaron todo. Salieron a leer amigos y familiares, nos ofrecieron detalles personalizados, nosotros nos escribimos unos votos y nos dimos los anillos. Lo cierto es que fue superespecial y emotiva. Duro aproximadamente una hora.

Al terminar la ceremonia, los novios nos ausentamos 10-15 minutos para hacernos fotos, mientras los invitados empezaban con el pica-pica, que también era al aire libre, en una zona con mesas y los invitados estaban de pie, tipo bufet.

La wedding planner de la casa se aseguró de guardarnos comida y de servirnos bebida en cuanto volvimos con los invitados. Pudimos saludar a todo el mundo, disfrutar de ellos y antes de irnos a comer, hicimos las fotos de grupo en un photocall superoriginal que había diseñado la madre de la novia.

El convite era en una carpa, que en principio estaba totalmente cerrada, pero como nos hizo buen día, acabaron abriéndola. Empezamos a comer a las 16h aproximadamente. Nosotros organizamos las mesas del banquete de una forma diferente a la clásica. La mesa nupcial estaba compuesta por varias mesas rectangulares donde nos sentamos con los amigos más cercanos. Y el resto de los amigos y familiares iban en mesas redondas alrededor. Toda la comida del pica-pica y del convite estaba espectacular.

Sobre las 19 h nos fuimos hacia la sala de baile-discoteca. Los novios inauguramos el baile y después ya comenzó la fiesta para todos y la barra libre. Nosotros solo contratamos 3 h de música con DJ y barra libre. Después pusimos un altavoz con música de Spotify y YouTube, sacamos alcohol, refrescos y hielo que habíamos comprado y pusimos resopón (cruasanes salados, empanadas y patatas). La familia de sorpresa nos montó una mesa dulce con bollería y chucherías. Y pusimos una cámara polaroid junto a un álbum para que los invitados se hicieran fotos y nos dejaran dedicatorias.

Tuvimos mucha suerte y nos hizo un día precioso, muy soleado y sin frío hasta que llego la noche. Por suerte habíamos comprado unas mantas para que la gente que estuviera en la zona chill-out estuviera cómoda.

La casa no nos ponía hora límite para terminar, así que los invitados estuvieron hasta que quisieron. Los novios sobre las 4 h nos fuimos a dormir y parece que los últimos no tardaron mucho más.

Contratamos el desayuno del domingo para que la gente cogiera fuerzas antes de volver a sus casas. Nos despedimos de todo el mundo y agradecimos que pasaran ese día con nosotros.

Han pasado casi dos meses y seguimos en una nube. Fue un día muy especial. Lo repetiríamos cada fin de semana, jajaja