La boda de Joan y Anabel en Massamagrell, Valencia

El banquete lo hicimos en Jardines de la Hacienda del Puig, nos atendía una comercial, la cual tenía que estar con nosotros durante la boda, y la verdad es que solo la vimos 5 minutos, realmente no sabemos cuál era su función. También nos dijeron que los novios probaríamos parte de lo que servían en el cóctel, que tendríamos un camarero para servirnos... y lo tuvimos, pero solo una media hora y solo con un plato de jamón. Aparte de eso todo salió estupendamente. El maître Estifen fue una pasada, se portó de lujo con nosotros, y eso que no le facilitábamos mucho la faena, ya que la mesa presidencial solía estar más bien vacía. Hasta venía y nos pedía que nos sentáramos, que el servicio iba en función de nosotros. Al final le dije que terminase de servir a los invitados y que no se preocupase por nosotros que éramos culo de mal asiento. Tuvo una paciencia de santo, y todo sin perder la sonrisa, fue encantador.

Para la entrada habíamos preparado un baile de Grease con los amigos y salió estupendo, y el resto del banquete fue muy marchoso. Dijimos que cuando saliesen los platos queríamos música cañera para que la gente se animase y así fue. Para el baile nupcial bailamos el “Vals de las mariposas” pero acabamos bailando una canción del pueblo de mi novio, y se unieron casi todos, y eso que había mucha gente que no se sabía el baile… ¡Fue la bomba!

En fin, queríamos una boda alegre y que la gente se acordara, y creo que lo conseguimos, además hicimos también un photocall y las fotos son geniales. Yo acabé muerta pero fue un día especial e inolvidable.

Solo podría dar un consejo a todos aquellos/as que se casen: pensamos siempre en mil detalles, no queremos que se nos escape nada, pero lo mejor, una vez ha llegado el día es pensar que todos los que van a compartir ese día contigo es porque te quieren, es decir, que son TU gente, y esa gente ya te quiere tal como eres, y seguro que cualquier error que se pueda cometer será perdonado. Así que sólo queda disfrutar, ver siempre el vaso medio lleno y no medio vacío. Lo cierto es que cuando te dicen que ese día pasa volando… ¡cuánta razón tienen! ¡Yo me volvería a casar ya mismo!