La boda de Irene y Adrián en A Coruña, A Coruña
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19 Oct, 2013El día de nuestra boda
19 de octubre de 2013
Sabía que aquella mañana era diferente. Me levanté exhausta. En la peluquería no paraba de emocionarme. Cuando llegué a casa para vestirme estaba mi mejor amiga para ayudarme, mi padre y el fotógrafo, que era mi tío. De repente sonó el timbre, era el encantador chófer de Clasicoruna que nos regaló su profesionalidad desde el primer momento. Cuando estaba terminando de arreglarme, volvió a sonar el timbre y en menos de 30 segundos apareció Adrián. Abrí la puerta y en ese instante percibí todas las emociones que nos esperaban. Nos inundamos en un abrazo, nos miramos, y exclamamos a la vez casi las mismas palabras.
-¡Venga que no hay tiempo!
- Tranquila cariño - me decía mi padre con la voz temblorosa.
Bajamos, nos montamos en el coche, y posteriormente fuimos a hacer el reportaje fotográfico a unos de los sitios más bonitos de La Coruña. El tiempo nos quiso acompañar aunque falló en el intento. Al cabo de 40 minutos aproximadamente comenzó a llover. Pero en aquel momento parecía no importarnos.
Seguir leyendo »Tras aquellas hermosas fotografías, se agotaban los últimos minutos que precederían a una nueva etapa en nuestra vida.
Llegamos al impresionante ayuntamiento de nuestra bella ciudad. Todos nuestros amigos y nuestros familiares nos observaban con su mirada más dulce y emocionada que jamás habíamos visto. En un abrir y cerrar de ojos, Adrián y yo éramos marido y mujer. Aquella sensación inundaba nuestro cuerpo de una adrenalina que nunca habíamos experimentado.
Después de unos hermosos consejos bíblicos, excelentemente adornados por uno de nuestros amigos más especiales, yo rompí a llorar. Era el momento idóneo para inmortalizarlo con los casi 100 invitados que nos acompañaron aquel día.
Posterior a todo eso, llegamos al Restaurante Balcobo. Allí nos esperaba Javier, el dueño del restaurante, con todo bajo su control. Unos aperitivos exquisitos y un banquete delicioso, tras la decoración que adornaba cada rincón del salón, hicieron que nos sintiéramos como en nuestra casa y convirtieron estas horas en algo más dulce.
Después de los detalles que repartimos e incluso algunos especiales a aquellos a los que queríamos demostrar nuestro aprecio, llegaba el momento más esperado nuestro vals particular. Bailamos un remix de canciones que nos mezcló con anterioridad el dj La Isla Discomóvil, y que dejó impresionados a nuestros invitados.
Tras tres horas de baile, acompañado por canciones que no podían faltar, llegaba el momento de despedirse. Todos se involucraron durante la boda, nos hicieron unas pruebas para darnos un regalo, nos hicieron divertirnos como nunca. Todas aquellas personas, las que no fallaron, las que por algún motivo no pudieron venir, las que contribuyeron en la organización, en definitiva, todos, hicieron del día más especial de nuestra vida un día increíblemente maravilloso, estupendo, idílico. Fue una boda que ni en los mejores sueños hubiéramos soñado.
Fdo. Adrián & Irene
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