La boda de Francisco Miguel y Leticia en Guadalajara, Guadalajara
De noche Verano Azul 4 profesionales
F&L
30 Jul, 2016El día de nuestra boda
Hoy quiero contaros a todos como viví el día de mi boda, como transcurrieron las horas que me unieron a mí, hasta entonces novio, Paco. Me considero una chica muy nerviosa, incluso un poco histerica en cuanto a eventos y celebraciones se refiere, y más si yo he organizado algo o participo activamente en ellos, pero cuando estás segura de lo que haces y de todo el trabajo que has hecho esos nervios como por arte de magia desaparecen.
La mañana del 30 de julio me levanté tarde, en casa de mis padres y como hubiésemos hecho algún día especial en el pueblo, desayunamos juntos chocolate con churros, comentando lo rápido que pasa todo y como habíamos llegado ahí. Mis padres, soy consciente que adoran a Paco, se lleva a su pequeña, sí, pero también la cuida y la complementa, la tranquiliza y la sosiega, la ama. Ellos lo saben.
Tras el desayuno, la familia comenzó con los preparativos: unos a la Iglesia, otros a la peluquería, otros a por el ramo. Y lo mismo sucedía en nuestro piso, donde estaba Paco con sus padres, un revuelo de cosas por hacer desde bien temprano.
Seguir leyendo »Yo, tranquilamente fui a la peluquería con mi hermana y después a casa, donde comimos algo ligerito, cada uno a destiempo del otro. Cero nervios. La maquilladora estaba en casa, el vestido colgado y ¿qué podía salir mal? ¿y si salía mal? Pues sería una anécdota, decía yo.
Cuando me estaban maquillando llegó el fotógrafo a casa. Tendrían que esperar, yo era la última y aún ¡ni habían empezado conmigo! Les pregunté por Paco y su familia, pues nuestro piso está a tan solo 5 portales del de mis padres y habíamos decidido que todos, aunque fuese por la ciudad, iríamos andando.
Me ayudaron a vestirme, hacía un calor de mil demonios: ¡El can can, falta el can can!, decía mi madre. Fotos por aquí, fotos por allá, gente por aquí, gente por allá y mis amigas en la calle, bajo la ventana gritando: ¡viva la novia! Me queda la última en el piso, cogí el ascensor, respiré hondo y salí a la calle, decidida dispuesta a ensuciarlo ya, camino de la Iglesia con mi sequito de amigas y familia mientras iba del brazo de mi padre. Recuerdo ese momento como algo muy especial. Eso no se suele hacer en las ciudades. ¡Imaginad la cara de la gente al verme de novia esperando en el paso de cebra!
Y cuando la gente entró dentro y ya en la puerta miré al frente, cogí el brazo de mi padre y me dirigí al altar, corriendo, trotando, ansiosa por verle y besarle, cogerle de la mano y decirle: aquí estamos por fin. Te quiero.
La ceremonia fue preciosa, contratamos al coro rociero Madrid, un coro con toque flamenco pero muy actual y con un estilo que nos encantó desde el primer momento. Hubo miradas, sonrisas, un cura despistado, lágrimas, palabras de familiares y amigos y ofrendas hechas con todo el cariño del mundo. Hacía calor, eso sí. Los abanicos no paraban de moverse. Necesitaba un traguito de agua y Jesús, el párroco, interrumpió la ceremonia un momento para buscarme una botellita. Como se lo agradecí.
Al salir, nos llovió, como es tradicional, el arroz, papelitos y unos mini billetes ¡que compré por equivocación! Todo el mundo nos esperaba, nos felicitaban y como marido y mujer, sentí el momento más feliz de todo el día.
¡No podía parar de sonreír! Nos hicimos las fotos en el Palacio del Infantado, no queríamos perdernos nada, así que acabamos pronto y llegamos en hora al cóctel.
Ya en el restaurante Los Girasoles, disfrutamos con la familia y los amigos distendidamente. Hice unos meseros preciosos temáticos con atrezzo de lugares imaginarios de Peter pan, Fantasía, Oz, Namek, Howarts y otros tantos con el fin de que se usase para las fotos. ¡Fue muy divertido! Además incluí un beauty corner para que las invitadas pudieran retocar su maquillaje con una profesional, algo que gustó mucho y que no está muy visto.
Durante la cena, hubo muchas sorpresitas. A mis hermanas les regalamos unas pulseritas infinito con los nombres de las tres, a mi cuñado un llavero de playmobil de plata como recuerdo de su infancia juntos, a nuestros padres unas copas con su heráldica grabada que les encantó y mi ramo (hecho a mano con pajaritas) rompiendo la tradición fue para ¡mi amigo Marcos!
Mis amigos nos hicieron el ringo de rigor con la copa de vino a rebosar y nos regalaron un cuadro precioso mientras bailábamos Amaral. ¡Qué contenta estoy de tenerlos a mi lado!
El momento de la tarta tuvo algo de caos. Yo había hecho unos muñecos potato para ese momento pero nos trajeron la tarta y ni los muñecos ni la espada eran los que habíamos entregado. Mi cara de ¿pero esto qué es? en las fotos es un puntazo.
Después de dar los regalitos en la sobremesa entregamos unas bengalas donde dábamos las gracias a la gente por acompañarnos y para que las usasen formando un pasillo hasta la pista de baile.
Escogimos "La promesa de Melendi", porque no nos iba la balada tradicional y muchos menos un vals clásico, asique esto reunía un poco de las dos pero más a nuestro estilo. Pero la sorpresa fue que la canción estaba editada por nosotros y tras una versión corta , salió el humo de la máquina y empezamos con "Play Hard" de David Guetta y una coreo , que os confieso, no estaba muy ensayada ,pero salió bastante bien.
La segunda canción: con mi padre. Rock and roll de Miguel Ríos con doble función: bienvenidos. Después, las copas, el baile, un fotomatón que causó sensación y el cachondeo hasta altas horas donde tras la recena el autobús nos llevó de regreso, agotados. Los más valientes siguieron la fiesta por ahí.
Un día para disfrutar, disfrutado al máximo. Seguro que no todo estuvo al gusto de todos, que hubo fallos y que no todo salió según lo planeado, pero bueno, ese día tuvo una imperfección inolvidable.
Feliz de ser la esposa de Francisco Miguel, de Fran, de Francisco, de Curro y de Paco.
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