La boda de Fernando y Rebeca en Gijón, Asturias
Rústicas Verano Rosa 3 profesionales
F&R
19 Jul, 2014El día de nuestra boda
Suelen decir que los novios se ponen muy nerviosos ese día. A mí me sorprende a día de hoy la tranquilidad que tuve, ya que dormí perfectamente el día anterior (poco, eso sí es verdad) pero relajada.
Me levanté a las 5:30 de la mañana, ya que teníamos peluquería mi madre y yo muy temprano. Parecía que era demasiado pronto, pero no fue así, ya que después teníamos que volver a su casa, ya que estaba nuestra maquilladora esperándonos para transformarnos del todo, en las mujeres más guapas de ese día.
Se iba acercando la hora, mi madre no paraba de hacer cosas por la casa (la que estaba nerviosa era ella, no yo) y mis hermanas llegaron para ayudar a vestirme (aunque no tuvieron mucho tiempo porque si no, quedaban sin arreglarse ellas). El fotógrafo tomó sus fotos, los chicos del vídeo captaron momentos y nervios de "ya no queda nada" y poco a poco se iba acercando la hora de subir a la Ermita para encontrarme con el que sería mi marido minutos después.
Seguir leyendo »Llegó el momento de salir con mi madre de casa. Porque sí, nuestra boda fue diferente y a mí me llevó al altar mi madre, la persona que sacó adelante a 4 hijos ella sola, se merecía que fuese ella la que me llevase, me hacía ilusión, no quería a nadie más. Y en ese instante, un cosquilleo me subió por la barriga. Ya estaba, todo el tiempo de organización, de nervios, de estrés, había llegado a su fin y hoy íbamos a ver el resultado de todo lo que habíamos organizado. No me lo podía creer y justo en ese momento parece que me había dado cuenta de todo.
Subimos a la iglesia y al salir del coche un montón de gente estaba ahí, esperando para verme y con un montón de móviles y cámaras haciéndome fotos. Caminamos hacia el altar y aunque había muchísimas personas dentro y fuera de la Ermita, yo no veía a nadie, sólo miraba de frente y estaba viendo a Fer, que estaba guapísimo con su chaqué negro y sus detalles en verde, y que se intuía que en ese momento estaba un poco nervioso también. Es el momento que más me gusta de las bodas, la entrada a la iglesia.
Empezó la boda y nuestro cura era especial, ya que entre otras cosas es el cura del Sporting y siempre hace comentarios refiriéndose en algún momento a su equipo y porque en sí, cuenta anécdotas que hacen la misa diferente y amena. De hecho, varias personas fueron a agradecerle esa misa distinta.
A nuestra salida de la iglesia, nos bombardearon con arroz (demasiado diría yo) e incluso con fideuá. Y tras varios miles de besos, nos dirigimos todos a nuestro lugar de celebración y al que nunca pensaríamos que fuese un día para no olvidar en el buen y mal sentido, muy a nuestro pesar.
Cuando tú contratas un lugar de celebración, lo haces con toda la ilusión del mundo, ya que quieres que sea uno de los días más bonitos de tu vida, y quieres que sea especial, tanto para tus invitados como para ti. Nosotros buscamos un sitio diferente, queríamos algo donde no hubiera estado la gente antes, o no la mayoría y encontramos un lugar que por lo menos para mí, cuando lo vi por primera vez, me encantó, y ese sitio era Castiello de Selorio.
Cuando decidimos que ese era el lugar de nuestra boda, ya estábamos un poco más relajados, porque de las cosas iniciales que tienes que hacer cuando decides casarte, es escoger la fecha y el lugar de la boda (y si quieres casarte por lo civil o por la iglesia), y eso ya estaba hecho.
Después pasan los meses y no vuelves a hablar con el lugar de celebración hasta pocos meses antes de la boda (en nuestro caso, la comida la hacía un catering y eso iba aparte, nuestra prueba del menú ya la habíamos hecho y estaba todo perfecto). Pasaron los meses, y cuando ya teníamos más cosas contratadas, y determinado todo lo que íbamos a hacer (porque no tuvimos wedding planer, si no que había cosas caseras que habíamos hecho nosotros y amigos), fuimos a hablar con ella para concretar detalles como invitados, colocación de mesas, etc…
Yo le comenté todo en lo que había estado trabajando durante muchos meses, como el seating plan (que nos lo había hecho una amiga con todo el cariño del mundo y que costó mucho trabajo), el candy bar, kits antiresaca y kits de emergencia, un cartel muy grande que ponia "today is a good day", cigar bar...
Al principio muy bien: “yo te coloco todo, no te preocupes, ya verás que bonito queda todo”. Aunque parece mucho no es gran cosa, simplemente que el seating lo íbamos a colocar nosotros y fue ella la que dijo que lo hacía ella y los kits sólo tenía que sacarlos para que cuando llegáramos al lugar ya estuvieran puestos.
Nuestra sorpresa llegó cuando veía problemas por todos los lados, pero siempre aceptó a hacerlo todo y con la frase de "ya verás que bonito queda todo". Días atrás ya habíamos tenido varios problemas con esta mujer porque el fotomatón que habíamos contratado no tenía sitio para él (¡¡si es una finca!!), porque el seating es muy grande y “no tengo sitio donde ponerlo” (¡¡si es una finca!!) y porque “madre mía los kits que es mucho” (¡¡pero si van encima del plato de cada uno!!).
Cuando llega el día de tu boda, es el único día en el que no puedes controlar nada (y no deberías), sino que profesionales que se dedican a ello tienen que velar porque ese día sea perfecto.
Llegamos al restaurante (nosotros habíamos decidido que no queríamos perdernos el cóctel y que queríamos estar con nuestros invitados, ¡¡pues menos mal!!) y vimos que el seating plan no estaba colocado y por tanto, la gente no iba a saber dónde sentarse. Tuvo que ir mi "ya marido" a sacar el seating plan que estaba guardado donde lo habíamos dejado, junto a eso, el cartel con las letras de "today is a good day", y cuando me da por mirar a los platos, veo que los kits antiresaca no están en cada plato. Ese era el comienzo de un sinfín de despropósitos que esta mujer nos hizo el día de nuestra boda.
Tenemos que agradecer al catering Sol Gimeno que fue los que nos sacaron la boda adelante, ya que encima de habernos hecho esta faena la dueña de Castiello de Selorio, no apareció hasta horas después (cuando ya estábamos comiendo) y cuando ya no queríamos ni verla en pintura. Supuestamente teníamos una habitación para poder estar más relajados ese día y por si, en mi caso con mi vestido, estaba más cómoda en ese baño, o si me quería arreglar el maquillaje. Habitación que me ofreció a las 6 de la tarde (llegamos al sitio varias horas antes). No queríamos discutir con ella, porque no era momento para discutir ni por nosotros ni por nuestros invitados, si no que ya habría tiempo para hablar las cosas al día siguiente. No contenta con esa respuesta al preguntarnos que "qué nos pasaba" (¿perdón?), mi marido le respondió que no había hecho nada de lo que le pedimos y ella con toda su naturalidad nos espetó un "no es mi obligación hacer eso" (¿y por qué nos dijiste que sí, que no tenías ningún problema y nos hubiéramos arreglado de otra manera? No, lo haces este día para ¿estropearnos la boda?). Evidentemente sabíamos que en ese momento, si algo quedaba por hacer, ella (que ya no había hecho nada), no iba a hacer lo que quedaba (ese candy bar que me dijo que me iba a colocar tan mono en dos mesas y el cigar bar que tenía unas cajitas muy monas para colocar los cigarrillos y puros de tal manera que la gente no los cogiera a puñados), nada de eso se hizo, sino que como último favor tuvimos que pedirle a nuestro maravillo catering que nos lo sacara todo y sin rechistar ni lo más mínimo, ni nos enteramos que lo habían hecho y allí estaba colocado para que la boda siguiera su curso.
Al final nuestros invitados no se enteraron de muchas cosas de las que pasaron, pero nosotros las sufrimos todas intentando tener siempre una sonrisa para que no se notara esa decepción de lo que nos había hecho la mujer del sitio de la celebración.
Nuestra boda, aunque parezca que no y como bien dije antes, es un día para recordar, nos lo pasamos bien y disfrutamos, y a pesar de estos nubarrones, sí que tenemos mucho que agradecer. Como al Dj Vayamusica (Saúl) que nos hizo bailar en todo momento y que dejó a nuestros invitados encantados con sus canciones, al fotomatón de Haztufoto (que tuvo muchos problemas con ella también porque no quería literalmente que estuvieran allí, que le descolocaran la estética visual de su finca y que además de problemas de horas para colocar y desmontar. Despreció su trabajo diciéndoles que la gente no se iba hacer ni una foto ahí, que para qué venían. También a los cócteles de Asturcocteleros que nos atendieron muy bien y prepararon cosas buenísimas y al Catering Sol Gimeno que estuvieron en todo momento pendientes de nosotros.
Esta es la historia de mi boda, y creo que tenía que contarla ya que cuando contratas a alguien, muchas veces no sabes lo que te va a tocar hasta que lo vives. Y si puedo avisar de lo bueno y lo malo a unos futuros novios, me parece genial que por lo menos tengan mi historia para poder valorar lo que se pueden encontrar el día de su boda.
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