La boda de Fernando y Andrea en Santander, Cantabria
Vintage Otoño Rojo 3 profesionales
F&A
17 Oct, 2015El día de nuestra boda
Cuando decidimos casarnos teníamos muy claro el tipo de sitio que nos gustaba a los dos, queríamos algo abierto, luminoso, amplio, pero no queríamos dejar de lado la comodidad de un salón especialista en este tipo de eventos, así que descartamos la idea de alquilar una finca con una carpa como inicialmente teníamos pensado.
A parte de por la comodidad, porque octubre en Santander puede ser muy bueno (como finalmente fue, un día caluroso y soleado) o muy malo, así que no queríamos jugárnosla. Fue cuando descubrimos Casa Setién, un lugar con un encanto especial, un comedor acristalado a modo de enorme cenador, con la posibilidad de abrirlo entero al precioso jardín y bosque del que está rodeado, de esta manera no teníamos que renunciar ni a la comodidad ni a la belleza del entorno.
Gracias a que hizo bueno pudimos disfrutar del estanque con sus puentes donde era obligado fotografiarse (tanto nosotros como nuestros invitados), del jardín donde tomamos el cocktail, donde colocamos el photocall, disfrutamos del toro mecánico, jugaron y corrieron los niños en la gymkhana con su monitora.
Seguir leyendo »Pero antes del día... hay un montón de meses por delante (o eso te parece, porque realmente el tiempo pasa volando) para organizar todo tal cual lo quieres, confeccionar o crear todos aquellos detalles que quieres compartir con tu familia y amigos. Así que lo primero fue: búsqueda activa de vestuario.
Después de concertar las visitas a las tiendas de novias, fue a Corinthia Novias con mi madre y mi cuñada, que mal trago pasé. Teresa fue quien me atendió, primero me di unos cuantos catálogos para tomar ideas (yo la idea la tenía clarisima) terminé medio llorando, no me gustaba ningún vestido de los que veía, pensaba que era un bicho raro, de un vestido me gustaba el escote, de otro la falda, de otro el tejido, pero no me gustaba ninguno en concreto.
Menos mal que sus años de experiencia la hicieron captar 100% mi idea. Subí al probador y me probé un montón de vestidos, muchos por puro capricho de mi madre y mi cuñada, ellas no veían lo que yo quería, ellas, como yo decía, me querían vestir de "pastel de merengue y, también como yo decía, quería ser yo quién llevase al vestido y no al revés. Así que vi la luz cuando Teresa me dijo, si este es el vestido que más te gusta puedes añadirle o quitarle las cosas que tu quieras. Y así fue, que si quítame este encaje de aquí, que si pone este tul allí, añademe unas mangas y...listo hasta la próxima prueba.
Salí de allí y anulé el resto de citas. No quería mirar más, estaba encantada con mi vestido (que con todos los cambios sólo estaba en mi mente).
Y seguimos con los complementos. zapatos, odio los zapatos de novia que todo el mundo dice " han sido caros pero los voy a teñir y me los voy a poner mogollón" y después de la boda nunca más, que si que pena, cómo los voy a teñir, a alguien le valdrán (y después todas, más baratos o más caros, como es lógico ese día queremos estrenar).
Así que hasta Madrid me fui. Por Internet descubrí una pequeña zapatería artesanal, Zapatos IOLI, los zapatos son prácticamente a medida, Cynthia te manda probarte tres hormas diferentes para ver cuál es la que mejor te va, cuando tienes eso viene lo duro, escoger el tejido que quieres, dándote a elegir entre textil, piel y ante. Yo en mi caso usé los tres. De esta manera sé realmente que usaré a menudo mis zapatos de novia y que cada vez que lo haga recordaré lo especial que fue tanto ese día como toda la preparación previa. Por cierto, pocas veces uso tacón, y gracias a estos zapatos entré por el hotel después de todo el día con mis zapatos puestos.
En cuanto a las fotos, poco trabajo tuvimos, una amiga nos recomendó a su fotógrafa y aunque visitamos a otros profesionales nos encantó la jovialidad, frescura, amabilidad, dulzura, intimidad de sus reportajes. Así que no dudamos en contar con ella, congeniamos muy bien desde la primera vez que entramos en su estudio. Studiotrece Fotografía, muy recomendable.
Sobre las alianzas, me di cuenta de que soy muy tradicional, íbamos con la idea de que cada uno cogiese la que más le gustase sin necesidad de que tuvieran que ser iguales. Yo incluso iba con la idea de comprar una de esas alianzas combinadas en dos colores, con alguna piedracita o algo así. Al final después de visitar todas las joyerías de la ciudad vimos unas que nos gustaban, y encima era la misma para los dos. Nada de modernidades, oro de toda la vida, un poquito más ancha, borde liso e interior rayado. Marisa de la joyería Seoane nos dio encima una idea genial si queríamos ahorrarnos un pico, algo super importante cuando tienes tantos gastos a la vista, sin renunciar a la calidad, fundir oro que tuviéramos en casa y no usáramos; y así lo hicimos, mis abuelos fallecieron hace unos años, así que fundimos sus alianzas, encima de salirnos por la mitad de lo presupuestado, mis abuelos estuvieron y estarán simbólicamente con nosotros.
Las flores fue otra guerra con mi madre, tengo que decir que además soy hija única, así que mi madre quería algo más como ella entendía una boda, cosas caras, rosas, sedas etc...En mi familia las flores y plantas siempre se han comprado en el mismo sitio, así que aunque pedí presupuestos en otras floristerías tenia confianza ciega en Menchu, de Flores y Plantas José Pérez.
Después de pasarnos varias noches haciendo múltiples manualidades, por fin terminamos de confeccionar lo que serían los centros de mesa, una botella de vino tinto con arpillera y encaje, una botella de cerveza con cuerda y una botellita de zumo con cuerda y encaje, todo sobre una base redonda de madera y con unas tapas de botes de conserva pintadas de negro a modo de pizarra donde iba el número de la mesa. En una botella irían unas espigas que una amiga me había traído de su pueblo, en otra iría Paniculata y en la otra botella quería meter algo de color, así que qué mejor que dejar a una profesional como Menchu que me sorprendiese. Y lo hizo, igual que con mi ramo, yo la dije " quiero que sea como si hubiera ido al bosque a recogerlas pero ordenadas" y salió algo precioso. Igual que mi tocado y los prendidos del novio y padrino.
Somos de Cantabria, mi madre es lebaniega, así que teníamos claro que el detalle para los hombres sería una miniatura de alquitara de orujo de Potes, Sierra del Oso que nunca defrauda. Para las mujeres...a mi nunca me terminan de gustar los detalles de boda, primero porque para el elevado precio que tienen no me parece que tengan ninguna utilidad, así que pensamos en algo que nos gustase personalmente, igual que a mi marido le gusta el orujo a mi me encanta el té, una vez más manos a la obra con manualidades. Encargué en AliExpress unas cucharas infusa ras de acero inoxidable con forma de corazón y unos saqueos de tela de arpillera, en una tienda local compré unas florecitas de papel y en Dorothea y Theodoro compré el té para meter en los saquitos. Unas etiquetas que también pedimos por Internet las personalizamos con un sello y un rotulador rojo con sello de corazón. Los detalles iban metidos en unas bolsas de papel con nuestro sello estampado, el sello me lo hizo una amiga, tengo que agradecer a mis amigas su apoyo en la organización y elaboración de decoración. Lo de las bolsas fue porque cuando voy de invitada el bolso que llevo es tan pequeño que nunca se donde meter esas cosas, así que se nos ocurrió esa idea.
Lo de las invitaciones fue otra guerra, soy de la opinión de que menos es más, así que con una cartulina color camel y un papel cebolla ribeteado en la parte inferior con un troquel a modo de puntilla donde iba impreso el texto y todo ello cerrado con un lazo blanco de horganza lo teníamos hecho, sí, todo lo hicimos nosotros, con nuestra impresora de siempre en casa, al igual que las minutas del restaurante en la misma cartulina y los números de la mesa del sitting.
El entorno nos puso las cosas fáciles para el sitting, entre dos árboles colgamos una cortina de tul blanco, colocamos unos banderines que hicimos con tela de arpillera donde ponía "busca tu sitio" y unas pacas de hierba con espigas y margaritas, colgamos a modo de tendal una cuerda con las tarjetitas con los números de las mesas donde, en el interior, iban escritos los nombres de los invitados.
No sé si me queda algo por contar, sólo añadir que es una pena que el día pase tan rápido, y eso que nosotros nos casamos a las 12.30 del mediodía, el trato en Casa Setién fue genial, el viaje ( Nueva York más Rivera Maya) inmejorable, y a pesar de todo el trabajo digo alto y claro que volvería a casarme mil veces. No cambiaría nada, ni los preparativos, ni los nervios, ni nada de nada.
Lo más importante ha sido compartir con mi ya marido todos esos momentos y tener unas amigas geniales que me han ayudado un montón. ¡Ah! se me olvidaba, también hicimos el photocall. Bueno yo di la idea y una amiga que es una artista lo plasmó a la perfección.
Disfrutad a tope de todos los momentos de vuestra preparación y día de boda.
Hay más detallistas que se me olvidaban, las arras iban en un pañuelo de hilo blanco bordado con nuestros nombres y la fecha de nuestra boda en un bastidor de costura. Y la misa la cantó un coro montañés Torreón de Carter, yo toco la pandereta y me encanta el folclore de mi tierra, lo más sorprendente de esto fue que nadie esperaba que dentro de la Iglesia, después de la comunión bailas en una jota. Lo dicho, un día genial en todos los aspectos. Espero que disfrutéis al menos la mitad de lo que nosotros disfrutamos con nuestro día.
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