La boda de Felipe y Cristina en Valencia, Valencia

A las 15:30 horas llegaba la maquilladora. Me pilló todavía picando algo porque no me dio tiempo casi a comer. La verdad es que me considero bastante natural y no tenía claro si maquillarme yo o que me maquillase un profesional. Pero desde que me hice la prueba no me quedó duda. Me encantó el maquillaje y Lorena fue un encanto.

A las 17 horas llegó la fotógrafa y me pilló todavía vistiéndome. Me hizo la típica sesión terminando de arreglarme y un montón de fotos de revista con la familia. No me va mucho ese ‘rollo’ y me agobié un poco, pero todavía no hemos visto las fotos. Igual quedaron muy chulas.

De allí se fue a hacerle fotos a Felipe y al resto de su familia en el hotel.

La llegada a la masía fue muy ‘guay’. No me sentía nerviosa, pero es verdad que no tenía suficientes ojos para todo. Nos casamos en la Masía Virgen de Aguas Vivas, en un salón nuevo precioso, el claustro, en el que se celebraba una boda por primera vez. Nos tocó hacer la ceremonia en un salón contiguo porque ya hacía demasiado frío. Seguro que al aire libre en el jardín hubiese sido aún más bonito.

Entré del brazo de mi padre cuando empezó a sonar mi canción, una versión de “Somewhere over the rainbow” cantada por Frank Sinatra.

Como os digo, me faltaban ojos para verlo todo. Mis sobrinos me esperaban guapísimos a la entrada del salón y Felipe estaba al fondo más guapo que nunca.

La ceremonia fue una pasada. Nos casó un amigo de la familia y todo fue muy emotivo y personal. Habló un poco sobre cada uno de nosotros, sobre cómo nos conocimos y demás. Luego, nos leyeron algunos amigos y familiares. Fue muy bonito y también divertido. ¡Lloré mucho menos de lo que pensaba, estaba tan alegre!

Después de la sesión de fotos, entramos directamente al salón con la canción “Hallelujah” de Shrek, ¡qué pasada de momento!

La cena estuvo muy bien, aunque teníamos varias sorpresas preparadas y fue un no parar. Menos mal que los de la masía nos fueron marcando los tiempos, si no hubiese sido un completo desastre. Regalamos un ramo de chuches a nuestra sobrina Natalia de 10 años, que era nuestra damita de honor. Regalamos un ramo de rosas blancas a nuestras madres, con la canción “Madrecita” de Antonio Machín. Le pasamos el testigo, literalmente, a unos amigos que se casan en abril, con la canción de “Carros de fuego”. Les dimos los ramilletes a mis amigas. Y, finalmente, le di mi ramo a mi hermana con la canción “Thank You For Being A Friend” de Andrew Gold. Fue todo muy divertido y alegre. Nuestros amigos nos hicieron un flashmob con la canción de “Vivo cantando” que nos encantó.

Luego cortamos la tarta con la canción “Accidentally in Love” también de Shrek, siguiendo nuestra línea de cachondeo. ¡La tarta de tres pisos venía con tres parejas de muñecos! Los amigos nos regalaron unos novios montados en un avión (trabajo para una compañía aérea) y mi hermana nos hizo unos muñecos de ganchillo personalizados geniales. El tercer piso lo completó la masía con sus muñequitos.

Terminada la cena nos marcamos un baile con la canción de Edith Piaf, “La vie en rose” que habíamos estado preparando un par de meses con nuestra ‘profe’ de Baile Amparo. A pesar del miedo que teníamos, creo que quedó bastante bien. Nos pusieron un vídeo muy ‘chulo’ que nos había hecho la pandilla de Córdoba. Fue una pena que muchos no pudiesen venir ese día, pero su regalo nos encantó.

El resto de la noche fue bailar y reírnos ‘a tope’ hasta que llegó la hora de irse.

Es cierto eso de que es un día que se te pasa volando. También es cierto que ha sido uno de los días más felices de mi vida y espero que para Felipe también.

Yo quería una boda sencilla y divertida, y fue mucho más que eso. Fue emocionante, emotiva, alegre, bonita, divertida... ¡Fue una boda perfecta!

Si me volviese a casar, con Felipe por supuesto, me casaría por la mañana para poder alargarlo mucho más y disfrutarlo.