La boda de Elvis y Viky en Santisteban Del Puerto, Jaén
Al aire libre Primavera Verde 3 profesionales
E&V
02 May, 2015El día de nuestra boda
Fue un día tan especial ¡pero qué locura! todo un año preparando y todo pasó en un chasquido de dedos. Me casaría cada día de nuevo y siempre con mi solete, que me ha hecho la persona más feliz del mundo.
Todo comenzó un 16 de febrero en el que tras un largo finde de San Valentín caí rendida mientras veíamos una película en mi habitación y mis sueños siempre mostraron lo que mi corazón deseaba. Llevábamos una difícil relación de 14 años marcada siempre por la inevitable distancia que conlleva trabajar a 1000 y en ocasiones más kilómetros de casa y esa noche estaba soñando que mi chico otra vez se tenía que alejar y le pedía que no se fuera, estaba tan a gusto abrazada a él mientras dormía. Hablaba en sueños diciéndole lo bien que estaba en sus brazos cuando abrí los ojos y le vi llorando y yo también lloré con él. Me dijo que si estaba tan agusto que no se iría jamás y que nos casáramos, yo no podía dejar de llorar hasta que me salió el sí y fue a por el anillo y lo puso en mi dedo.
Seguir leyendo »Entonces empezó una odisea de preparativos y locura. Elegimos el 2 de mayo porque nos gustaba la primavera y además era el día anterior al día de la madre y les queríamos hacer un regalito especial a las nuestras.
Empecé a buscar información de bodas, no quería que mi boda fuera una simple boda, yo siempre he sido original y fuera de lo común, mi boda sería civil, al atardecer y en un jardín sólo con las personas más queridas, sólo nuestra familia y amigos más cercanos. Entré en bodas.net, que me sirvió de buen guión para todo y en grupos de bodas de Facebook que, a veces ayudan y otras te hacen perder bastante el tiempo, pero hay que saber seleccionar la información útil, aunque lo que mejor saqué de estos grupos fue la posibilidad de descargar mis frustraciones con otras novias.
Yo trabajaba entonces de dependienta en una pequeña tienda, donde lo único que se le respetaba al trabajador era la hora de entrada al trabajo, no importaba el horario de salida, las vacaciones eran menos de la mitad marcada por la ley y los días de asuntos propios se descontaban de los escasos 14 días de vacaciones al año ¿puentes? ni soñarlo, ¿festivos? el que podían también lo arañaban, ¿fiestas locales? como era una tienda que daba servicio a varias poblaciones, impensable.
Era difícil encontrar tiempo para preparar una boda con tanto impedimento de tiempo y con un novio que trabajaba fuera y, por si fuera poco, completaba el horario nocturno de apoyo en un bar ¡terrible!
Por suerte en la tienda no había mucho trabajo y yo soy bastante manitas, así que me dediqué a hacer muchas cosas a mano (DIY). Dibujé en una plantilla mariposas y palomas del tamaño de medio folio y en cartulinas A4 de colores imprimí mi frase de agradecimiento, midiendo muy bien los márgenes porque después pondría mi plantilla encima para recortarla y crear unas tarjetas de agradecimiento que luego pondría en las copas de los invitados. Dibujé, recorté y doblé unas 200 (tenía las tijeras marcadas en los dedos).
Luego vi la idea de tintar el arroz de colores porque el blanco ya no es original y lo hice, pero solo de un color y pensé que el arroz cae muy de golpe y sería bonito hacer confeti que cayese a distinta velocidad y diese más color al asunto, así que le encargué a mi chico que me comprase una troqueladora con forma de mariposa y me dediqué 2 meses a hacer maripositas de confeti con los bordes que me sobraron de recortar las tarjetas de agradecimiento.
¡Olvidaba lo más importante! había que buscar salón. Una noche al salir del curro fui al salón en el que mis hermanos siempre celebraron la boda, pero estaba ocupado así que también pregunté en un maravilloso salón que tenía la familia de mis amigos y me dieron precio, pero además llamé (ya que no tenía tiempo de hacer más visitas) y pedí presupuestos por Internet a otros salones algo más lejanos. Yo siempre he estado en contra de tener que desplazar a los invitados porque es un problema para los que se quieren ir antes o después o surge algún problemilla, así que al final me decidí por el salón de los amigos, además de porque era muy bonito y el precio estaba muy bien (algo que me tenía terriblemente asustada).
Un año antes habíamos intentado crear un negocio de ocio infantil para que mi chico ya no tuviera que irse lejos a trabajar, pero al poco nos vimos obligados a cerrar y nos quedamos sin ahorros, así que nuestro presupuesto era mínimo y si los invitados fallaran en "el sobre", nos estábamos metiendo en un buen lío (pero a mi me gusta el riesgo y la verdad es que estas cosas no suelen pasar).
Cerrado el salón, tocaba el viaje. Me pasaba días enteros mirando por Internet. Teníamos un presupuesto nulo así que lo poco que ahorrásemos en estos meses estaba destinado para estos gastos. Como mi chico es transportista y se conocía media Europa, pensamos en hacer un viaje en coche y dormir donde pilláramos, pero haciendo cuentas del coste de gasolina y el riesgo de que le pasara algo al coche estando en el extranjero, nos echó para atrás. Entonces busqué vuelos low cost a París, Italia o Grecia y me metí en foros pensando hacernos nosotros la ruta con transporte público o coches de alquiler, ya lo habíamos planteado así un año en un viaje a Tenerife y salió genial. Pero mi cabeza iba a reventar, yo a salir loca, y aún así parecía caro. Llegué a plantearme irnos a Huelva o algo así, pero un hotel que mereciera el hecho de ser luna de miel, era bastante caro.
Fue un día, de estos festivos nacionales que abre el Corte Inglés (conste que estoy totalmente en contra de que hagan a los empleados trabajar el festivos), pero ya que estaba abierto, me di un paseo y cogí un libro de cruceros y varios folletos de viajes y mirando los cruceros encontré algo que no estaba nada mal. Había un crucero que seguía la ruta de la mafia y que partía 6 días después de la boda desde Barcelona, siendo yo de Jaén me venía bien unos días de distancia entre la boda y la partida para poder descansar y desplazarnos hasta allí.
Pensé que la agencia se llevaría comisión y yo no estaba para pagar comisiones así que busqué la naviera por la web y encontré mi viaje más barato, además de alguna promoción por luna de miel que me ofrecía un descuento del 10% en el total del billete. Lo hablé con mi chico y le pareció genial así que hice una simulación en la web, puse mi sobrenombre y me registré hasta que finalmente hice la reserva, con ciento y pico euros a cuenta, pero no completé mi nombre, pues me faltó un María por ahí.
¡Problemón! la naviera me pide que le mande un escaneo de nuestros pasaportes y ven que mi nombre no estaba completo. Aún faltaban 6 meses para salir de viaje y los billetes aún no estaba impresos ni gestionados, pero la naviera me comunica que para que no haya problemas de aduanas tendría que aportar 100€ para que añadieran el María a mis datos lo que me hace entrar en un enorme enfado y desesperación, primero conmigo y después con ellos, pues era una tontería sólo añadir un dato, más me parecía una estafa, así que les contesto diciéndoles que como había hecho una reserva de unos 100€ y ellos me pedían más o menos la misma cantidad por cambiar mi nombre, que daba por cancelada la reserva, perdiendo esa cantidad, que de todos modos la iba a perder y ya me buscaría el viaje por otro lado (y estaba dispuesta a hacerlo), pero dos días después la naviera me respondió diciendo que de forma excepcional habían cambiado mis datos sin coste alguno (Viky 1-Naviera 0)
Mis problemas no acababan ahí, había que buscar fotógrafo y yo no podía visitar a nadie. Entré en bodas.net y pedí unos 40 presupuestos a fotógrafos de la zona, además pedí ayuda a los grupos de boda en los que estaba en Facebook y comparando precios y los packs que ofrecían, preguntando mucho, porque siempre la intentan colar porque muchas veces te ponen que te ofrecen video y fotos, pero no te incluyen todo el horario, o no incluyen todos los servicios en el precio...¡es para salir locos si te paras a analizarlo bien! así que yo di muchísimo la tabarra a los que me contestaban para que nadie me engañase.
Entonces me apareció un privado milagroso en Facebook de una chica que se casaba el mismo año y estaba en el mismo grupo que yo y que además era fotógrafa y tenía el mejor presupuesto de todos, venía de lejos, pero hasta incluyendo el alojamiento era la mejor sin duda alguna. Le pedí muestras de imagen y tenía maravillas, pero al pedirle muestras de video me envió uno que fácilmente podría rodarlo mi tío borracho en la comunión de mi primo (y eso me hizo desconfiar), le dije que qué me había mandado, que si ese era su estilo que no me gustaba nada, mareaba y me parecía horrible así que me respondió que se había confundido, que ese era el video que le había pasado una amiga de una boda en la que estuvo y que me mandaría otro. Tardó un tiempo y después de insistirle mucho, me lo mandó, diciéndome que su videógrafo era subcontrata y que ella no hacía video, sólo fotografía. Entonces le pedí los datos del videógrafo y me dijo que no me preocupara, que era un amigo de la familia, que le había hecho todos los videos y que haría el de su boda también.
Total, que contando el poco tiempo que yo tenía y todo, decidí confiar en ella y le hice la reserva previos 60€ de ingreso a cuenta (o mandados por sobre con el contrato impreso y firmado). Pero a dos meses de la boda, esta chica me manda un Whatsapp diciéndome que estaba en un apuro y que necesitaba que le enviase el 50% de la cantidad pactada para poder seguir con la reserva (lo que habíamos acordado que sería dos semanas antes de la boda), a lo que le respondo que en ese momento no tenía esa cantidad y era cierto ¡y menos mal que era cierto!
Dos días después avisan las administradoras del grupo de Facebook que esta chica había vendido su trabajo de forma ilegal, ofreciendo trabajos de otros autores (borrando sus marcas de agua) como suyos y que no nos fiáramos. Por lo que me vi a ¡algo más de un mes de mi boda y sin fotógrafo, lo de menos era perder la fianza!
Pedí socorro de todas las formas posibles a amigos, familia, Internet...seguía sin tener disponibilidad y con un problemón bastante grave. La mayoría de los fotógrafos a los que había pedido presupuesto ya tenían la fecha reservada pues era una fecha muy golosa. Ya tenía pensado conformarme con el Wedshoots cuando mi amiga, que se casaba el mismo año, le contó mi problema a su fotógrafo y él no dudó en venir a mi tienda a hablar conmigo y enseñarme su material, el precio era tan increíble con el de la chica anterior y la calidad estupenda y además lo tenía delante y sabía que era suyo así que no dudé en reservar con él y a día de hoy me alegro de haber pasado ese mal rato. Gracias a Quesada Fotógrafos porque me hicieron un reportaje excelente y el trato fue estupendo.
Pero lo más importante que tiene que preparar una novia es su vestido, y como ya os he contado, para mi era imposible visitar comercios, ya que tenía el mismo horario. Entonces descubrí, buscando también tiendas low cost y sitios de alquiler (no pensaba ni podía gastarme una pasta en un vestido que iba a usar un ratito), una tienda que abría un domingo al mes y que ofrecía vestidos al mejor precio y que, además estaba en Córdoba (Centronovia se llama), así que un domingo me fui con mis cuñadas a pasar la mañana por allí y, dentro de la locura que supone que entre los vestidos que hay allí, tienes que cogerlos antes que otra novia, porque son unidades sueltas y únicas y que me equivoqué y no dí mis datos al entrar y me estuve probando vestidos de novia en un probador común, encontré mi vestido ideal.
Un vestido que me estuve probando unas 8 veces porque dudaba entre ese, que no era para nada mi estilo y tenía todo lo que yo había dicho que no tendría mi vestido de novia, y otro que era totalmente lo que yo quería pero que no me terminaba de gustar. Así que no me decidí por él hasta que mi cuñada me abrió los ojos diciéndome que no me lo veía porque tenía todo lo que yo odiaba ¡qué curioso! entonces fue cuando me enamoré perdidamente de él (de mi vestido). Luego me surgieron las dudas que nos vienen a todas, no preocuparos, pero cuando lo vi totalmente acabado, con los pequeños arreglos que tuve que hacerle, me volví a enamorar de él.
El velo también lo encargué por Internet, sin fiarme mucho, pero el precio me hizo que arriesgar no me supusiera mucho y también estoy muy contenta con él, pues era mucho más bonito de lo que me esperaba, así que lo encargué en Feldy y en dos días lo tenía en casa y superfeliz.
Algo no menos importante son los regalitos y los alfileres. Yo tenía algo muy claro y es que no me iba a gastar un dinero en algo inútil, que al final acaba en un cajón o en la basura. Hay mil causas a las que se puede destinar ese dinero y que lo harían totalmente útil y en mi familia y la de mi chico han habido muchos casos de cáncer, además de amigos, así que tuve clarísimo desde el principio que mi causa sería esa. Dediqué mucho tiempo a crear corazones con un texto que por un lado ponía nuestros nombres y la fecha de la boda y por el otro a qué iba destinado el dinero de ese regalo y luego iba cerrado como si fuera un sobre. Ahí me llevé otro berrinchito porque mi suegra quería dar un regalo, decía que los sobres eran muy cutres, pero yo me negaba absolutamente a dar objetos inútiles y al final acordamos adornar el sobrecito con una flor y ya puso ella también su toque, aunque costó un poquito llegar a eso.
Los alfileres me los regaló la madre de una amiga, que tiene su propia tienda El Rincón de Amparo Campo, así que tampoco tuve que hacer una inversión en ellos y los llevé en una sombrilla que me hizo a mano mi madre a modo de bouquet.
Dos semanas antes de la boda nos enteramos de que en una de las paradas del crucero (en Túnez), había ocurrido un atentado terrorista que además afectó a los pasajeros del mismo crucero en el que íbamos a embarcar nosotros ¡fue terrible! y además ya no sabíamos qué harían con nosotros. Por supuesto no estábamos dispuestos a ir por allí y arriesgar nuestra vida, así que mucha gente nos vimos asustados y sin viaje. Pero la naviera cambió la ruta hacia Mallorca y así, por lo menos pudimos viajar.
Entre tanto, mi chico y yo ensayábamos el baile de la boda, bailamos un vals para nada común, pues el autor era Enrique Bunbury y lo ensayamos en casa, en chándal y con los tacones de la boda. Nos quedaba maravilloso, superbonito. Lo ensayamos hasta el mismo día de antes de la boda, a pesar de que yo tenía un bajonazo de azúcar impresionante y no sé ni cómo tuve alientos a subirme a la escalera para decorar el altar ¡la tenía a 69! pero las ganas que tenía me daban fuerza. La realidad fue diferente, el día de la boda estaba perfecta, pero no es lo mismo hacer un baile en chándal que con un vestido de 5 faldas y con cola, que pesaba una barbaridad e impedía los movimientos. Aún así, nos quedó genial, ¡pero no olvidéis esto si estáis pensando hacer un baile!
Detallitos que también preparé fueron bocadillos con mensajes originales para que los invitados se divirtieran echándose fotos, o la jaula para los sobres, que la hice con una vieja jaula de perdices, que decoré con gomaeva y pinté con spray y para el arroz hice unas muñecas de trapo que tapaban los botes que contenían el arroz con el confeti.
¡Por fin llegó el día de la boda! yo me levanté con un sueño tremendo porque mi amiga, que es enfermera, me recomendó la noche de antes tomarme un orfidal para que apaciguase los nervios y no volviera a sufrir otro bajón de azúcar, pero lo cierto es que sus efectos me duraron hasta que me vi en el altar con un sueño importante, aunque luego se me pasó. Tuvimos una ceremonia al aire libre muy bonita, y además hizo un día maravilloso, soleado y sin frío. Nos leyeron amigos y familia y estuvo cargada de emociones y luego la celebración fue de lo más animada. Lo cierto es que de 220 invitados que había, acudieron unos 130, pero estuvo la gente que para nosotros era realmente importante y no paramos de bailar, de hablar con todos, realmente creo que al novio sólo lo vi en 3 ó 4 momentos; la entrada, la tarta, el baile y poco más, pero lo cierto es que estuvimos muy a gusto y todo fue estupendamente y aunque estuvimos 14 horas de celebración, se pasó todo de volado y cuando llegas a casa te preguntas si realmente mereció la pena tantas preparaciones y tantos nervios.
Pues mi respuesta es que sí y que lo volvería a repetir.
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