La boda de David y Rut en Leganés, Madrid
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D&R
11 Oct, 2015El día de nuestra boda
Todos los novios dicen lo mismo , "El día de mi boda es el mejor" , y hasta el momento jamás me había planteado que un día de tantos nervios y tensiones pudiera hacer sonreír a grandes y mayores (¡vaya! sin quererlo y sin haberlo intentado, me ha salido un pareado).
Eran muchas las voces que me contaban sus experiencias, sus nervios , todo lo que había sucedido ese día. Me acosté el sábado 10 de octubre con una sensación distinta, sobre todo porque nunca más iba a dormir en mi cama, nunca más mis cuatro paredes de la habitación iban a recogerme en mis días tristes, a socorrerme en mis momentos amargos y a sonreír con cada una de mis risas. Era una noche sin duda, rara. Por si acaso, cené jamón serrano del bueno, como dice mi madre, para que al menos, fuese más llevadera.
11 de octubre de 2015, 8:00 am, me levanto, es el día de mi boda. Desayuno un zumo de proteínas (espinacas y esas cosas que la gente como yo hacemos), me ducho, me exfolio porque ese día tengo que estar reluciente y llega mi peluquera y mi maquilladora, amigas de toda la vida y ambas me preguntan eso de: ¿estás nerviosa? a lo que yo respondo: No, nada... me preocupa no estar nerviosa, ¿será bueno o no lo será?, pero por otro lado ¿por qué me va a poner nerviosa pasar el resto de mi vida con mi mejor amigo?
Seguir leyendo »Comienza el momento chapa y pintura, porque nos guste o no, es así, es momento chapa y y pintura. Mientras me peinan, me río, hablo, disfruto de cada segundo hasta que entra una avispa a la habitación y vivo un momento divertido, porque sí, ese día es para divertirse. Una de mis fotógrafas tira una base de maquillaje de Chanel de unos 60 euros, lo desparrama todo por el suelo, mancha los muebles y se mancha el vestido, pero mi pensamiento de : "hemos venido a divertirnos" sigue vigente, y me río y no pasa nada y yo "go with the flow" porque es un día de relax y de paz y amor y el plus para el salón.
Todo está listo, me traen el ramo a casa, mi sobrino de dos años que tiene que llevar los anillos, se pone a llorar porque él quiere ir en chándal y yo muy serena le digo a mi cuñada: "pues déjale, que vaya en chándal, que nadie sufra" al final va en chaleco y pajarita, que las madres gallegas son así.
Empieza a llover, salgo de casa y bajo las escaleras con la atenta mirada de los vecinos, cual princesa antes de su coronación. Como reina, les saludo, así como despidiéndome de mi reino... un momento muy Cenicienta sin duda alguna.
Nos metemos en el coche y cada vez llueve más, alzo mis ojos al cielo y mi corazón se une a ellos. Llego al lugar donde se va a celebrar mi boda y de golpe y porrazo para de llover. Coloco la gopro en mi ramo, porque en efecto entré con mi ramo y la gopro; de repente y sin yo hacer nada una sonrisa enorme se me planta en la cara. No una sonrisita, no no , casi parezco el Joker de Batman y mira que yo la intentaba bajar pero nada, ella no quería. Bajo los violines de Viva la vida del Cold Play y mi kilométrica sonrisa, mi velo y mi adorado vestido, empiezo a andar con mi madre a un lado y mi padre al otro, he de decir que el ritmo que llevábamos andando se podía medir con el endomondo de la velocidad que llevamos, al menos ahí quemamos las calorías del cóctel ... estoy tranquila, con mi sonrisa de Joker, no por fea, ojo, sino por permanente, y de repente le veo ahí esperándome. No hay nadie más. Los 128 invitados se han convertido en una masa, una nube que simplemente me empuja hasta el altar. Veo sus ojos llorosos, su sonrisa, su cara de orgullo, admiración, atracción y magnetismo hacia mí. Mi corazón late más fuerte por la mirada que recibo, estoy deseando llegar para abrazarme y unirme en uno con él. Lo hago, le abrazo, le sonrío y le digo que no llore.
Su sonrisa y sus palabras se marcaron a fuego en mi corazón y por eso y no por la boda, el peinado, el sol que después de la tormenta vino, el ramo, la barra libre, el baile, la comida o la diversión del día, puedo decir que el día de mi boda fue el mejor de la historia de mi vida.
Y aunque echo de menos esas cuatro paredes que hacían de mi refugio en mi antigua habitación, ahora he encontrado una fortaleza en la cual esconderme, alguien que seca mis lágrimas, que bate las alas conmigo y que sin duda me anima a seguir , a pararme cuando lo necesite, pero a nunca rendirme. Echaré de menos mi habitación pero cuando lo pienso acudo a sus brazos para refugiarme.
Sin duda ÉL fue lo mejor, y lo volvería hacer otra vez de no ser por el gasto y la organización que supone una boda, aunque si volviera a casarme, además de ser con él otra vez, volvería a contar con Bodas.net para que siguiera siendo mi aliada en este pequeño paso para la humanidad pero grande para el hombre y la mujer.
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