La boda de Clara y Óscar en Zaragoza, Zaragoza

El día de nuestra boda

Dos días antes de la boda perdimos los anillos. Yo estaba convencida de que los había dejado en casa de mi tía, en Zaragoza, pero ella decía que nos los habíamos llevado a Madrid. Después de rebuscar por todos los armarios de las dos casas, decidimos comprar unos nuevos. Como sabíamos que aparecerían en algún momento, compramos unos de plata. Nada más tenerlos en la mano, ¡aparecieron las alianzas de oro! Pasamos muchos nervios, pero fue gracioso.

El día de la boda, Zaragoza estaba patas arriba por las obras del tranvía. La mayoría de los invitados eran de fuera y casi todos se perdieron. A pesar de todo, la gente fue puntual; incluso mis amigas de la universidad, que siempre llegan tarde, aunque les dijimos que la boda se había adelantado media hora...

Llegué a la iglesia en el descapotable de un amigo. Era secreto y la gente se quedó alucinada.

Durante la misa mi hermano tocó con la guitarra elétrica una canción de Hérores del Silencio, otra de ACDC y la canción de El Padrino. Y mi prima, con el piano, la de la película de Amelie. Fue una boda preciosa.