La boda de Charly y Estefanía en Albacete, Albacete

Ya lista marchamos hacía la iglesia, sólo me retrasé 15 min. pero a todos les parecía más. Me encantó ver todas esas caras conocidas mirándome, lanzándome besos y ánimos. Un consejo: respira profundo, capta olores, capta colores, sonidos, personas, cáptalo todo porque es un día maravilloso y te mereces disfrutar cada segundo. Al entrar a la iglesia preparé con cariño unos pai-pais para que mis invitados no se desmayaran y a la vez se llevarán el primer recuerdo. Qué bonita me vistieron la Iglesia Santo Domingo de Guzmán, gracias a la Floristería Martínez, estuvieron presentes hasta que nos fuimos. Gracias Pilar.

Recuerdo al entrar a mi novio, mirando al frente, esperando la señal del fotógrafo para darse la vuelta y que se cruzarán nuestras miradas y cuando solo faltaban 2 metros para llegar a él. Nos miramos. ¡Qué guapo, qué emoción! Al salir fuimos a hacernos algunas fotos en la Fábrica de Harinas y en el parque. No parábamos de reír. Llegamos al hotel a las 21h, puntuales para el cocktail. Lo hicimos fuera porque la temperatura acompañaba y ya más relajados disfrutamos de la compañía de los invitados y nos dejamos abrazar y mimar. Después bajamos al salón donde no sólo disfrutamos de las sorpresas que teníamos preparadas, sino que también nos gastaron alguna broma (como traernos una maceta con cemento donde dentro se suponía que estaba el sobre). La noche transcurrió, y cuando nos dimos cuenta eran las 1:30 y tenía que repartir los regalos. Una de las primeras cosas que hicimos cuando decidimos dar este paso es ponernos de acuerdo con el detalle, tenía que ser algo que nos saliera de dentro. Así que hicimos una donación a la Asociación ELA , de La Roda, y ellos nos dieron unas pulseras con un mensaje personalizado, así convertimos nuestra boda en un evento un poco más solidario. Además, al día siguiente nos informaron desde el hotel que la comida que sobró y no se sirvió, la llevaron al comedor social de Albacete, un gesto que dice mucho de las personas que allí te encuentras. Terminamos en la discoteca, bailando, tomando chocolate de la fuente que preparé en la mesa dulce, disfrazándonos para el fotomatón, riendo más si cabe y con un dolor de pies y de mejillas de tanto reír. Así fue mi boda, un cúmulo de emociones y súper feliz de poder reunir a tantas personas queridas. Fin.