La boda de Borja y Jeny en Pueblo Lucillos, Toledo

Contratamos a dos peluqueras para que a las invitadas que se alojaban en la casa rural, y a mí claro, nos “apañarán”. Y aunque fue un poco jaleo finalmente salió bien. Hacía muchísimo calor y los nervios hacían que apretara más aún, y lo que es peor me retrasé muchísimo en aparecer, menos mal que los chicos del catering repartieron todo tipo de bebidas a los invitados durante la espera, y el Dj amenizó con música.

Llegó la hora y ya no puedo decir más, que todo salió de cuento. La ceremonia, el cóctel, las fotos de Due Fotografía -que estoy deseando ver-, la cena, el baile, la música y la barra libre (que el catering nos dejó organizar a nosotros, facilitándonos a sus camarero, grandísimo detalle), y el castillo hinchable y monitores que también contratamos para los más pequeños, de 10. Terminamos hipercontentos a las 8 de la mañana.

El domingo, como colofón, encargamos unas paellas a un chico del pueblo que nos recomendaron los dueños de la casa rural. Fue puntual y con todo lo necesario, pan, cubiertos, platos, y estaba buenísima. Piscinita y charlas sobre lo espectacular de la boda.

Estamos que no entramos en nosotros de lo felices que nos ha hecho nuestro gran día, todo todo todo salió perfecto, no hay un pero. Y por lo que nos han contado de otras bodas es normal que salgan cosas mal. Bueno, pues en la nuestra no.

A todos y cada uno con los que contamos, desde el hotel de los invitados, el autobús que los trasladó a la casa rural, la casa rural, el catering, el castillo, la música, las peluqueras, los fotógrafos, y hasta los invitados. Todos hicieron que la boda fuera perfecta y preciosa. A cada uno de ellos mil millones de gracias.