La boda de Bea y Jorge en Valladolid, Valladolid

Mi ya suegro, nos ayudó con la iglesia, y tuvimos la suerte de conseguir una preciosa iglesia mozárabe de las que quedan ya muy pocas, que fue donde se casaron los padres de Jorge. Una vez tuvimos el lugar el banquete, la iglesia, mi vestido, empezamos la andanza de buscar todas las demás cosas que hacen falta para este evento. Si la gente dice que son muchas cosas, yo personalmente puedo decir que son muchas más de las que se pueden imaginar. Buscamos floristería, cuarteto para la música de la iglesia, fotógrafo, peluquería-estética, traje para mi nene, etc. En cuanto al fotógrafo, nosotros éramos de los que pensamos en contratar uno para tener un recuerdo bonito de unas pocas fotos y montar luego un álbum chulo, pero la verdad es que nos aconsejaron dos, y después de ver el trabajo del que es nuestro fotógrafo nos encandiló, y contratamos todo (preboda, preparación en casa de Jorge y luego en la mía, fotos en la iglesia, fotos de grupo, cocktail y baile, con su respectivo álbum, y vamos a coger dos para padres para regalárselo en las navidades) que ganas de ver fotos e la boda. Las de la preboda eran chulísimas, gracias Javier, menudo trabajazo nos hiciste. Las de la boda serán también preciosas.

Voy a empezar a abreviar, porque si no no acabo nunca. Una vez tuvimos todo medio enjaretado. Nos pusimos a buscar los detalles de madrina y padrino que delegaron en nosotros para la elección. Cuando ya tuvimos lo ya citado, nos pusimos con las cosas para el photocall, que nos llevaron mucho tiempo, pero disfrutamos mucho haciéndolas nosotros mismos. Compramos tableros de madera DM e hicimos unas letras gigantes con nuestras iniciales y un marco grande tipo foto polaroid, en la que ponía nuestros nombres y la fecha de nuestro día. Pintamos todas estas cosas de blanco, e hicimos también accesorios para las fotos del baile con goma EVA: corbatas, pajaritas, sombreros, gafas, bigotes, que pegamos con palos y dieron juego en el baile tras el banquete. También pusimos un botellón súper bonito que habíamos comprado en un mercadillo de antigüedades para ello, con unos pergaminos que llevaban ya unas cuerdas puestas, a modo libro de firmas. Que cuando volvamos de nuestra honeymoon nos pondremos a leer y recordar y ver que les pareció a los invitados ese día.