La boda de Ana y Miguel en Ventosilla Y Tejadilla, Segovia
En el campo Verano Verde
A&M
07 Sep, 2019El día de nuestra boda
El día de nuestra boda amaneció con mis nervios a flor de piel. A pesar de haber pasado la noche previa con mis amigos en un lugar muy cercano a donde sería el evento, por mi cabeza no paraban de desfilar escenarios desastrosos con los proveedores. ¿Y si la comida no gustaba? ¿Y si el autobús hacía mal su cometido? ¿Y si...? No, no iba a decir que no, ¡eso era lo único que tenía claro!
Comenzamos con los últimos preparativos desde mediodía. Junto con mis amigos nos encargamos de montar la zona de baile, con unos postes, unas guirnaldas de luces y unos rollos de césped artificial, usando las piedras del entorno como contrapesos. Fue muy divertido y quedó estupendamente: mínimo impacto visual para que el entorno, el valle del Arroyo de Prádena, fuese lo más importante.
A continuación, aparecieron los trabajadores del catering para terminar de poner a punto sus equipos, las mesas, la decoración y otros muchos detalles, los de la finca, para ajustar las luces y multitud de elementos decorativos como flores y damajuanas, y también llegó mi familia para ayudar a sobrellevar ese momento de tensión "de la buena" que queda cuando desaparece el estrés porque ya está todo encarrilado y sólo queda disfrutar.
Seguir leyendo »Apareció Ana, la novia, y se atrincheró en el viejo y bonito molino restaurado para ponerse el vestido y preparase para dar comienzo al evento. Llegaron los invitados y me fui a recibirlos con una limonada y unas cervezas. Ese momento en el que charlas con tus más allegados y te das cuenta de que estás exactamente dónde y con quien quieres estar, habiéndolos juntado a todos en el mismo punto del espacio-tiempo, es indescriptible emocionalmente.
Tras la bienvenida, empezó la ceremonia, al son de Your Song versionada por Al Jarreau. Fui con mi madre Volando hasta la Luna, con Sinatra, cruzando el pasillo que dejó nuestra gente y mirando sus sonrientes caras. La entrada de la novia fue con Somebody to Love de Queen. Un amigo actuó como oficiante, y la verdad es que se lo preparó con mimo y fue muy bonito. Hablaron varias personas, escuchamos algunas canciones, como Just Breathe de Pearl Jam y Peace Train de Cat Stevens, y la historia terminó con un beso y muchos aplausos.
Nuestro convite fue tipo cóctel, con cinco puestos temáticos (sushi, jamón, queso, arroces y parrilla de carne), mucho vino, mucha cerveza, muchas risas y también bastante frío. Porque tuvimos la mala suerte de que refrescó ese fin de semana.
Pero aquello no fue suficiente para que decayera el ánimo. Con el baile, todos nos pusimos cerquita y entramos en calor en un momento para disfrutar como locos de la música y las copas.
Fue un día inolvidable.
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